Musica Para Camaleones
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COMUNITARIO<br />
En la FavourISfavouR Gallery, Julio Jara y Favour Kakati<br />
(director de la misma). Olaketal Orquesta, Ferecufere<br />
© Sofía de Juan, 2010<br />
Decidirnos por el afuera sería ir con ellos, no<br />
llevarles al terreno del cual hemos pretendido<br />
salir. Ni mucho menos ponernos nosotros mismos<br />
como jueces de sus obras, postura alternativa<br />
que responde a una alternancia de poder.<br />
Integración, sí, pero ¿a dónde? ¿Al mundo<br />
del arte, del que no nos sentimos acogidos y nos<br />
merece poco respeto?<br />
Salirse, ir al afuera, es ir atrás. La deriva<br />
es ocupar los lugares denostados por lo culto<br />
dentro de los mismos edificios que guardan sus<br />
instituciones. Porque esos sitios guardan una<br />
estrecha relación (la más estrecha: el abrazo<br />
poético) con los mismos lugares que ellos ocupan.<br />
Vayamos a los cubos de basura, donde están<br />
los restos. Los restos son ellos, y en ellos mismos<br />
está el afuera. Hay que ir a sus terrenos de precariedad:<br />
albergues, aceras, debajo del puente,<br />
esquinas, bancos. Con la intención de destruir<br />
la pirámide invirtámosla. El peso mismo de la<br />
base lo hará todo.<br />
Si son ellos el modelo a seguir, aprendamos<br />
de los nuevos curadores del arte. Saltar al afuera<br />
sería buscar el otro hacia adentro. Me explico.<br />
Debemos preguntarnos qué de excluido, qué de<br />
resto hay en cada uno de nosotros.<br />
Al igual que a ellos, la voluntad nos tiene<br />
que venir de fuera. Que las experiencias, y no los<br />
discursos, dirijan nuestro rumbo. El albergue<br />
como museo de las experiencias.<br />
Evaporación de lo culto, de la pirámide,<br />
por la visualización del autodidacta. Figura esta<br />
poco amable para los expertos. El autodidacta<br />
es un saltador nato. Sus saltos, que son su misma<br />
obra, son impulsados con la fuerza de su<br />
imaginería personal, desvinculada totalmente<br />
de lo culto, dibujando una estela lejana a sus<br />
coordernadas que le lleva a geografías del afuera.<br />
El autodidacta realiza sus propios mapas,<br />
que siempre están abiertos a nuevos saltos. Con<br />
su acción rompe el velo del museo, porque su<br />
movimiento es constante, no hay intención<br />
de reposo, no hace turismo, su finalidad no es<br />
exponer, sino estar en tránsito.<br />
Como los saltadores de parkour se desplaza<br />
de un punto a otro superando los obstáculos<br />
que se le presentan en el recorrido. Al igual que<br />
ellos nunca retrocede para cambiar de itinerario.<br />
Va abriéndose camino según los obstáculos<br />
que encuentre. Se trata del arte como desplazamiento.<br />
El artista ahora es aquel que ante el<br />
obstáculo decide saltar.<br />
Pero siempre nos estará acechando el peligro<br />
de caer entre tantos múltiples saltos en<br />
el maelströn, ese embudo que succiona todo lo<br />
que en él queda atrapado. Por ello nos exige una<br />
cierta fiabilidad, pues no sabemos a dónde nos<br />
llevará el próximo salto. Es una cuestión de fe.<br />
Esto me recuerda aquel viejo consejo marinero<br />
que nos viene a decir que cuando nos<br />
veamos atrapados por un remolino no debemos<br />
malgastar inútilmente fuerzas tratando<br />
de escapar, porque la misma fuerza que nos ha<br />
absorbido nos expulsará a la superficie. Y es que<br />
el saltador no debe esperar nada a cambio, su<br />
salto genuino será el de todo por nada.<br />
En el salto nos mezclamos. Yendo de un<br />
sitio para otro vamos adquiriendo una pluralidad<br />
de identidades. Nuestra identidad nunca<br />
terminará de cerrarse como sujeto perfecta-<br />
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