Musica Para Camaleones
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MÚSICA PARA CAMALEONES // SERENDIPIA<br />
legislando con miedo, ignorancia y una singular<br />
miopía. En el extremo opuesto, los ideólogos de<br />
un mundo sin copyright, defienden una utopía<br />
que tampoco responde a las preguntas cruciales<br />
de una nueva economía activada por prosumers,<br />
contribuidores y bricoleurs. Son tal vez las posturas<br />
reformistas, como las de Lawrence Lessig,<br />
las que mejor interpretan el nuevo escenario<br />
cultural: se necesitan nuevas leyes sobre la propiedad<br />
intelectual, pero es ética e intelectualmente<br />
reprobable confundir la remezcla con el<br />
robo, identificar piratería con intercambio de<br />
archivos o criminalizar el comportamiento on<br />
line de las jóvenes generaciones.<br />
Cultura de la participación<br />
Desde hace poco más de un lustro la filosofía<br />
2.0 se ha extendido a casi todos los ámbitos<br />
de la cultura, pero son sus perversiones mercantilistas<br />
las que impiden su implantación<br />
más rigurosa y profunda. Las promesas de un<br />
mundo de redes distribuidas donde cada nodo<br />
pueda conectarse potencialmente con todos<br />
los nodos, (como sucede en la blogosfera) no se<br />
estarían cumpliendo… Las críticas más notorias<br />
consideran este “llamado masivo a la participación”<br />
como una forma de “maoísmo digital” o<br />
“totalitarismo cibernético”, nos advierten sobre<br />
las diferencias entre participar e interactuar o<br />
denuncian el carácter centralizado de las principales<br />
redes sociales como Facebook y Twitter.<br />
Sin embargo, sería un error no admitir la magnitud<br />
de lo que se ha puesto en marcha. Cuando<br />
la caja de la participación se abre resultan más<br />
difíciles las actitudes regresivas. Lograr que la<br />
participación se convierta en una interacción<br />
creativa entre iguales sigue siendo un objetivo<br />
de primer orden si realmente deseamos crear<br />
una cultura más horizontal, abierta y democrática.<br />
“La participación es para siempre”,<br />
advertía Hans Ulrich Obrits hace pocos años,<br />
definiendo un horizonte donde los procesos<br />
de co-creación con los usuarios y la intensificación<br />
del intercambio entre profesionales y<br />
amateurs, constituyen algunos de los desafíos<br />
más controvertidos y apasionantes. Por eso mismo,<br />
el impasse requiere detectar las promesas<br />
incumplidas, sin cesar en las tareas de fondo.<br />
Y entre ellas, sin duda, está el acceso cultural<br />
en sus tres formas: acceso a la información,<br />
acceso a equipos de producción y acceso a la<br />
reproducción.<br />
Mutación de los formatos<br />
Puede existir la tentación de afirmar que algunos<br />
formatos están decididamente obsoletos, y<br />
que los nuevos formatos no han adquirido todavía<br />
plena carta de ciudadanía. Por una parte,<br />
están los defensores de los formatos y soportes<br />
tradicionales con más o menos entusiasmo<br />
frente a las innovaciones y por otra, los adeptos<br />
al vértigo de las defunciones y el cambio que,<br />
de algún modo continúan con las ceremonias<br />
fúnebres que el siglo XX ha celebrado respecto<br />
a la novela, el teatro, el cine, la historia y las<br />
ideologías.<br />
O dicho de otro modo: asistimos a la supervivencia<br />
de “cadáveres exquisitos”, que gozan<br />
de buena salud y al mismo tiempo, a un aluvión<br />
de invocaciones a lo radicalmente nuevo, propio<br />
de la primera modernidad. Pero, ¿estamos<br />
hablando de una modernidad tardía, una hipermodernidad,<br />
un triunfo de la posmodernidad o<br />
un capítulo del que no se conocen las claves de<br />
la trama?<br />
El fenómeno de la coexistencia de formatos<br />
considerados obsoletos y nuevos géneros<br />
y formatos emergentes, permite sin embargo<br />
detectar algunos procesos clave:<br />
• El efecto crossover entre las artes y las nuevas<br />
tecnologías supone una transformación<br />
general de todos los géneros y formatos. No<br />
hay género ni formato que no se vea afectado.<br />
Lo cual no significa que no existan nichos para<br />
la supervivencia de los géneros y formatos más<br />
minoritarios. Véase por ejemplo lo que está<br />
sucediendo en la galaxia audiovisual.<br />
• La irrupción desde hace dos décadas de di-<br />
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