30.01.2018 Views

Musica Para Camaleones

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

MÚSICA PARA CAMALEONES // INTRODUCCIÓN<br />

de conocimiento, de nuestro camaleón por<br />

excelencia. Son estos agentes los que tienen<br />

ahora la responsabilidad de llenar los espacios<br />

que la transformación de ese flujo mediático<br />

está dejando libres. Una oportunidad y un reto<br />

máximos. El espacio de interacción contemporáneo<br />

de la cultura es así mismo el laboratorio.<br />

Los camaleones aquí presentados no solo<br />

camuflan su propia piel y su contexto sino sus<br />

propios espacios de trabajo. Lugares volátiles<br />

a veces, que pueden tomar la forma del estudio,<br />

de la agencia, de la oficina, pero también del no<br />

lugar, del dispositivo portátil, del centro de formación,<br />

del aula tecnológica o hasta del festival.<br />

“Supongamos que es posible describir cosas que,<br />

al mismo tiempo, hacen artistas y agentes culturales<br />

en el campo de las letras, las artes plásticas,<br />

el cine, la música y otras disciplinas. Supongamos<br />

que el vocabulario construido permite decir<br />

de qué manera algunas de las cosas que estos<br />

artistas hacen no podrían haber sido hechas en<br />

ningún otro momento. Supongamos entonces que<br />

es posible identificar las particularidades de las<br />

artes y la cultura del presente. Supongamos, en<br />

fin, que a pesar de la incesante variedad de prácticas<br />

que pueblan el variabilísimo presente, pueden<br />

proponerse generalizaciones que permitan agudizar<br />

nuestras observaciones y refinar nuestras<br />

ideas sobre lo que constituye la singularidad<br />

de las artes y la cultura de estos años: esa es la<br />

estética del laboratorio.” (Reinaldo Ladagga)<br />

Procomún.<br />

La cultura es un palimpsesto infinito<br />

Se le llama palimpsesto (del griego antiguo que<br />

significa grabado nuevamente) a un manuscrito<br />

que todavía conserva las huellas de muchas<br />

otros escrituras borradas que le precedieron<br />

para dar forma al texto que figura finalmente<br />

sobre la superficie. En 1978, Roland Barthes<br />

utilizaba esta oportuna imagen para referirse a<br />

la cultura: la cultura, dijo, es un palimpsesto infinito.<br />

Un enorme manuscrito que conserva las<br />

huella de todos sus predecesores. Llamémosle<br />

canon, llamémosle tradición, llamémosle incluso<br />

patrimonio. Siempre creamos y consumimos<br />

cultura a partir del inagotable archivo que la<br />

cultura es, del infinito bastión de la cultura que<br />

nos ha precedido.<br />

Sostener una idea como esta, a pesar de<br />

que el referente citado apareció hace más de una<br />

treintena, no sería apenas posible en otro tiempo.<br />

La emergencia de ese nuevo flujo mediático<br />

al que ya hemos referido con antelación, ha<br />

producido la revalorización y puesta en vigencia<br />

de términos que antaño manejábamos en<br />

otros derroteros: bricollage, remix, propiedad,<br />

comunidad, red, y por supuesto, procomún.<br />

Muchos de los aspectos de la cultura digital<br />

actual no se ajustan a los principios económicos<br />

neoclásicos. En términos generales, los entornos<br />

de la web tienden a funcionar más como una<br />

comunidad de afinidades en las que la lógica de<br />

intercambio de bienes y servicios no obedece<br />

necesariamente a las formas habituales del<br />

intercambio comercial. Es aquí donde la idea<br />

de un procomún se vuelve vigente y poderosa.<br />

La red actúa como un procomún y no como un<br />

mercado.<br />

La idea de procomún, sin embargo, no es<br />

actual, se trata, tal como menciona Antonio<br />

Lafuente, más bien de una forma nueva de<br />

expresar una idea que es muy antigua: que<br />

existen bienes que nos pertenecen a todos por<br />

igual. Que hay una serie de recursos que deben<br />

ser gestionados, protegidos y explotados únicamente<br />

por el bien común. Aquí cabría la riqueza<br />

entera del planeta, desde la diversidad de los<br />

bienes naturales hasta los bienes de carácter<br />

social. Y entonces, obviamente, en la casilla<br />

central tendríamos a la cultura, ese infinito<br />

palimpsesto. La cultura como un bien universal<br />

que, más allá de propiedades intelectuales, nos<br />

pertenece a todos y tenemos la obligación de<br />

conservar, proteger y alimentar. Todas estas<br />

modalidades del procomún son nuevas formas<br />

de colaboración humana que resultan extraor-<br />

29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!