19.06.2019 Views

MARX El Capital - Tomo I

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Marx: <strong>El</strong> <strong>Capital</strong>, Libro primero, cap. 8, La jornada laboral<br />

<strong>El</strong> lector recordará que la producción de plusvalor o la extracción de plustrabajo constituye el contenido y<br />

objetivo específicos de la producción capitalista, abstrayendo por entero cualquier transformación,<br />

resultante de la subordinación del trabajo al capital, que se opere en el modo de producción mismo.<br />

Recordará que desde el punto de vista desarrollado hasta aquí, sólo el trabajador independiente, y por<br />

tanto legalmente calificado para actuar por sí mismo, celebra como vendedor de mercancías un contrato<br />

con el capitalista. Por ende, si en nuestro bosquejo histórico les corresponden papeles protagónicos por un<br />

lado a la industria moderna, por el otro al trabajo de personas física y jurídicamente menores de edad, la<br />

primera sólo cuenta para nosotros como esfera especial, y el otro sólo como ejemplo particularmente<br />

contundente del succionamiento de trabajo. No obstante, sin anticipar la exposición posterior, de la mera<br />

interconexión de los hechos históricos se desprende lo que sigue:<br />

Primero: <strong>El</strong> ansia del capital por una prolongación desmesurada y despiadada de la jornada laboral se<br />

sacia [360] ante todo en las industrias primeramente revolucionadas por el agua, el vapor y la maquinaria,<br />

en esas primeras creaciones del modo de producción moderno, en las hilanderías y tejedurías de algodón,<br />

lana, lino, seda. <strong>El</strong> modo de producción material transmutado y las relaciones sociales de los productores,<br />

modificadas correlativamente [195], generan primero las extralimitaciones más desmesuradas y provocan<br />

luego, como antítesis, el control social que reduce, regula y uniforma legalmente la jornada laboral con<br />

sus intervalos. <strong>El</strong> control aludido aparece, pues, durante la primera mitad del siglo XIX, tan sólo bajo la<br />

modalidad de leyes de excepción 196 . No bien hubo conquistado el territorio primitivo del nuevo modo de<br />

producción, se encontró con que en el ínterin no sólo otros muchos ramos de la producción habían<br />

ingresado al régimen fabril propiamente dicho, sino que manufacturas con un modo de explotación más o<br />

menos anticuado, como las alfarerías, cristalerías, etc., artesanías arcaicas como la panificación y,<br />

finalmente, incluso el disperso trabajo llamado domiciliario como la fabricación de clavos, etc. [197],<br />

habían caído en poder de la explotación capitalista, ni más ni menos que la fábrica. La legislación, por<br />

consiguiente, se vio obligada a despojarse paulatinamente de su carácter excepcional o, allí donde como<br />

en Inglaterra procede conforme a la casuística romana, tuvo que declarar discrecionalmente que toda casa<br />

en la que se trabajaba era una fábrica (factory) [198].<br />

[361] Segundo: La historia de la regulación de la jornada laboral en algunos ramos de la producción, y en<br />

otros la lucha que aún dura en pro de esa reglamentación, demuestran de manera tangible que el<br />

trabajador aislado, el trabajador como vendedor "libre" de su fuerza de trabajo, sucumbe necesariamente y<br />

sin posibilidad de resistencia una vez que la producción capitalista ha alcanzado cierto grado de madurez.<br />

La fijación de una jornada laboral normal es, por consiguiente, el producto de una guerra civil prolongada<br />

y más o menos encubierta entre la clase capitalista y la clase obrera. Así como la lucha se entabla primero<br />

en el ámbito de la industria moderna, se desenvuelve por vez primera en el suelo patrio de esta última.<br />

Inglaterra 199 hh . Los obreros fabriles ingleses no sólo fueron los adalides de la moderna clase trabajadora<br />

inglesa, sino de la clase obrera moderna en general, así como sus teóricos fueron los primeros en arrojar el<br />

guante a la teoría del capital [200]. De ahí que el filósofo fabril Ure denuncie, como mácula indeleble de<br />

la clase obrera inglesa, el que la misma haya [362] inscrito "la esclavitud de las leyes fabriles" en las<br />

banderas que levanta contra el capital, mientras que éste lucha virilmente por "la plena libertad de trabajo"<br />

[201].<br />

http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/8.htm (38 of 71) [28/08/2002 17:35:35]

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!