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MARX El Capital - Tomo I

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Marx: <strong>El</strong> <strong>Capital</strong>, Libro primero, cap. 13, Maquinaria y gran industria<br />

Unions Commission", Nasmyth, el inventor del martinete de vapor, informa en estos términos acerca de<br />

los perfeccionamientos de la maquinaria introducidos por él a consecuencia de las grandes y prolongadas<br />

strikes de los obreros constructores de máquinas en 1851: " [[[182]]]. [152] De una máquina<br />

para estampar colores en calicó dice Ure: "Finalmente, los capitalistas procuraron librarse de esa<br />

esclavitud insoportable" (o sea de las condiciones contractuales convenidas con sus obreros, a su juicio<br />

gravosas), "invocando para ello el auxilio de los recursos de la ciencia, y pronto estuvieron restablecidos<br />

en sus legítimos derechos, a saber, los de la cabeza sobre las demás partes del cuerpo". Rcfiriéndose a un<br />

invento para preparar urdimbres, motivado de manera directa por una strike, expone: "La horda de los<br />

descontentos, que atrincherada tras las viejas líneas de la división del trabajo se creía invencible, se vio<br />

entonces asaltada por los flancos, con sus medios de defensa aniquilados por la moderna táctica de los<br />

maquinistas kk . Tuvo que rendirse a discreción". Observa con respecto a la invención de la self-acting<br />

mule: "La misma estaba destinada a restaurar el orden entre las clases industriales... Esta invención<br />

confirma la doctrina propuesta por nosotros, según la cual cuando el capital pone la ciencia a su servicio,<br />

impone siempre la docilidad a la rebelde mano del trabajo" [153]. Aunque el libro de Ure apareció hace<br />

treinta años ll , o sea en una época en que el desarrollo del sistema fabril era aún relativamente débil, sigue<br />

siendo la expresión clásica [532] del espíritu fabril, no sólo por su franco cinismo, sino también por la<br />

ingenuidad con que divulga las irreflexivas contradicciones que alberga el cerebro del capital. rras<br />

desarrollar, por ejemplo, la "doctrina" de que el capital, con el concurso de la ciencia puesta a sueldo por<br />

él, "impone siempre la docilidad a la rebelde mano del trabajo", se llena de indignación porque "hay<br />

quienes acusan a la ciencia físico-mecánica de servir al despotismo de los ricos capitalistas y de<br />

constituirse en medio para la opresión de las clases pobres". Luego de predicar a todos los vientos cuán<br />

ventajoso es para los obreros el rápido desarrollo de la maquinaria, les previene que con su resistencia,<br />

sus strikes, etc., aceleran el desarrollo de la maquinaria. "Revueltas violentas de esa índole", dice,<br />

"muestran la miopía humana en su carácter más despreciable, el carácter de un hombre que se convierte<br />

en su propio verdugo". Pocas páginas antes afirma, por el contrario: "Si no fuera por las violentas<br />

colisiones e interrupciones resultantes de las erróneas ideas de los obreros, el sistema fabril se habría<br />

desarrollado con mucho mayor rapidez y de manera mucho más útil para todas las partes interesadas". Y<br />

más adelante exclama: "Afortunadamente para la población de los distritos fabriles de Gran Bretaña, los<br />

perfeccionamientos introducidos en la maquinaria son graduales". "Se acusa equivocadamente a las<br />

máquinas", sostiene, "de reducir el salario de los adultos porque desplazan una parte de los mismos, con<br />

lo cual el número de dichos adultos resulta excesivo respecto a la demanda de trabajo. Pero aumenta la<br />

utilización de trabajo infantil, y la ganancia de los adultos es, por ello, tanto más considerable" mm . Este<br />

mismo dispensador de consuelos defiende, por otra parte, el bajo nivel del salario infantil, pues gracias a<br />

ello "los padres se abstienen de enviar prematuramente sus hijos a la fábrica". Su libro entero es una<br />

apología de la jornada laboral ilimitada, y cuando la legislación prohíbe explotar más de 12 horas diarias<br />

a niños de 13 años, el alma liberal de Ure recuerda los tiempos más tenebrosos de la Edad Media. Pero no<br />

por ello deja de proponer a los obreros fabriles que eleven una oración de gracias a la Providencia, la<br />

http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/13.htm (35 of 127) [30/08/2002 16:55:15]

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