La Esfinge y el Espejo I.pdf - Editores Alambique
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Quizá la característica más rev<strong>el</strong>adora de una<br />
cultura sea su actitud hacia la muerte, entre otras cosas<br />
porque rev<strong>el</strong>a su actitud hacia la vida. Para los<br />
antiguos sumerios la muerte era simplemente <strong>el</strong> fin:<br />
los muertos persistían en la existencia apenas por un<br />
corto tiempo, como tristes volutas de humo en <strong>La</strong> Casa<br />
d<strong>el</strong> Polvo, residencia de la terrible Ereshkigal, diosa de<br />
la muerte y hermana de Inanna, la diosa d<strong>el</strong> amor y de<br />
la guerra. Aunque los semitas adoptaron esta visión,<br />
es posible que la compartieran desde antes,<br />
probablemente sin la residencia intermedia entre la<br />
vida y la nada que los sumerios imaginaban para<br />
quienes recién habían muerto. Es probable que los<br />
semitas tuvieran una visión todavía más simple de la<br />
muerte: <strong>el</strong> fin, nada más. Esta visión persiste en los<br />
antiguos judíos saduceos y en los árabes antes de su<br />
conversión al Islam, y contrasta sorprendentemente<br />
con la visión de los antiguos egipcios, quienes<br />
concebían una rica existencia más allá de la muerte, la<br />
cual iniciaba con una compleja travesía para sortear<br />
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