29.04.2013 Views

La Esfinge y el Espejo I.pdf - Editores Alambique

La Esfinge y el Espejo I.pdf - Editores Alambique

La Esfinge y el Espejo I.pdf - Editores Alambique

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nuestros días tienen número, nuestras ocupaciones son<br />

un soplo d<strong>el</strong> viento. … ¡Ad<strong>el</strong>ante, no hay nada qué<br />

temer! Si caigo dejaré un nombre que perdure, los<br />

hombres dirán de mí «Gilgamesh ha caído luchando con<br />

<strong>el</strong> feroz Humbaba.» Mucho tiempo después de que haya<br />

nacido un niño en mi casa lo dirán, y recordarán. 89<br />

¡Bien pudieron haber entendido esto los griegos<br />

desde <strong>el</strong> héroe Aquileo hasta Píndaro <strong>el</strong> poeta! Los<br />

armeros que fabrican las armas de Gilgamesh<br />

recuerdan a Hefesto, y mucho antes de que Alejandro<br />

o Arturo dieran nombre a sus espadas <strong>el</strong> hacha de<br />

Gilgamesh se llamó “Poder de Héroes”.<br />

Gilgamesh logra cortar los cedros de la<br />

montaña y matar al monstruo Humbaba, su guardián,<br />

pero paga un precio terrible por <strong>el</strong>lo. El castigo de<br />

Gilgamesh puede entenderse como una retribución<br />

por haber violado <strong>el</strong> recinto de Enlil y por haberle<br />

dado muerte a su sirviente, aunque queda claro que<br />

también se castiga su ausencia de compasión ante las<br />

súplicas de Humbaba. Terrible castigo es la muerte<br />

para Enkidú, aunque más terrible aún es para<br />

Gilgamesh la muerte de su amigo. Pero también es<br />

justo, pues Gilgamesh en un principio quiere<br />

perdonarle la vida al guardián d<strong>el</strong> bosque y sin<br />

embargo se deja convencer por las torcidas palabras<br />

de Enkidú, como dice Humbaba: Enkidú, lo que has<br />

dicho es maligno. … Por envidia y por miedo a un rival has<br />

89 LA ÉPICA DE GILGAMESH. Mi versión de la traducción de N. K.<br />

Sandars, op. cit., pág. 71.<br />

123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!