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La Esfinge y el Espejo I.pdf - Editores Alambique

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Reina d<strong>el</strong> Ci<strong>el</strong>o, gritó como una mujer atribulada: “Oh,<br />

tristeza, los días de antaño se han convertido en polvo<br />

porque he ordenado <strong>el</strong> mal. ¿Por qué ordené este mal<br />

en <strong>el</strong> concejo de los dioses? Ordené guerras para<br />

destruir a la gente pero, ¿no son acaso mi gente, puesto<br />

que yo los di a luz? Ahora flotan en <strong>el</strong> océano como la<br />

freza.” Los grandes dioses d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y d<strong>el</strong> subsu<strong>el</strong>o<br />

lloraron, cubriendo sus bocas.<br />

Por seis días y seis noches soplaron los vientos;<br />

torrentes, tempestad y diluvio abrumaron <strong>el</strong> mundo, la<br />

tempestad y <strong>el</strong> diluvio hicieron juntos la guerra, como<br />

ejércitos que atacan en alianza. Cuando amaneció <strong>el</strong><br />

séptimo día amainó la tormenta d<strong>el</strong> sur, <strong>el</strong> mar se<br />

calmó, se aquietó <strong>el</strong> torrente. Miré al rostro d<strong>el</strong> mundo<br />

y había silencio, toda la humanidad se había vu<strong>el</strong>to<br />

arcilla. <strong>La</strong> superficie d<strong>el</strong> mar se extendía plana como<br />

un techo; abrí una escotilla y la luz cayó sobre mi<br />

rostro. Entonces me incliné profundamente, me senté a<br />

sollozar; las lágrimas corrían por mis mejillas, pues por<br />

todas partes se extendía <strong>el</strong> agua infértil. Busqué la<br />

tierra en vano, y a catorce leguas de distancia apareció<br />

una montaña, y ahí encalló la barca; en la montaña de<br />

Nisir 103 se afincó la barca, se afincó bien y no cedió. Un<br />

día aguantó, y un segundo día, en la montaña de Nisir<br />

y no cedió. Un tercer día y un cuarto día aguantó y no<br />

cedió; un quinto día y un sexto día se aferró a la<br />

montaña. Cuando amaneció <strong>el</strong> séptimo día dejé ir una<br />

paloma; salió volando y se alejó, pero como no encontró<br />

lugar para <strong>el</strong> descanso volvió a la barca. Entonces solté<br />

una golondrina, y ésta salió volando y se alejó, pero<br />

como no encontró lugar para <strong>el</strong> descanso regresó a la<br />

barca. Solté un cuervo que vio cómo habían retrocedido<br />

103 Se la identifica con <strong>el</strong> monte Ararat, al norte d<strong>el</strong> lago Van.<br />

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