el antiguo testamento, manual para el alumno
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miento de las entrañas y piernas d<strong>el</strong> buey. Sin embargo,<br />
esto era lo que daba a este sacrificio su propia<br />
dimensión y significado y lo diferenciaba de los<br />
demás. Un escritor explicó así <strong>el</strong> simbolismo:<br />
"El deber d<strong>el</strong> hombre <strong>para</strong> con Dios no es la entrega<br />
de una de sus facultades sino la entrega de<br />
todo. Así Cristo resume <strong>el</strong> primer mandamiento:<br />
'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con<br />
toda tu alma, y con toda tu mente (Mateo 22:37). No<br />
dudo que <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o se refiere, al hablar tan particularmente,<br />
a todas las partes d<strong>el</strong> holocausto, pues 'la<br />
cabeza', 'la grosura', 'las piernas' y 'los intestinos'<br />
son enumerados.'La cabeza' es <strong>el</strong> bien conocido emblema<br />
de los pensamientos, 'las piernas' <strong>el</strong> emblema<br />
d<strong>el</strong> caminar y los intestinos o entrañas <strong>el</strong> símbolo<br />
constante y familiar de los sentimientos y afectos d<strong>el</strong><br />
corazón. El significado de 'la grosura' tal vez no sea<br />
tan claro, aunque aquí también las Escrituras nos<br />
ayudan a encontrar la solución. La grosura representa<br />
la energía no de un miembro o facultad, sino la salud<br />
y vigor general d<strong>el</strong> todo. Jesucristo, quien era sin<br />
mancha o defecto, entregó todo esto. Si hubiera habido<br />
en El un solo pensamiento que no estuviese perfectamente<br />
entregado a Dios, un solo afecto de su<br />
corazón que no estuviese sujeto a la voluntad d<strong>el</strong> Padre,<br />
un solo paso en su andar que no hubiera sido<br />
dado <strong>para</strong> cumplir la voluntad de Dios, sino por propia<br />
voluntad de El, entonces Cristo no podría haberse<br />
ofrecido ni habría sido aceptado como 'ofrenda<br />
encendida . .. <strong>para</strong> Jehová'. Pero Jesús entregó<br />
todo; no guardó nada <strong>para</strong> sí. Todo fue quemado,<br />
todo consumido sobre <strong>el</strong> altar." Gukes, Law of the<br />
Offerings, págs. 63-64.)<br />
El lavamiento de las entrañas y piernas representa<br />
la necesidad de que seamos espiritualmente puros,<br />
no solamente en lo que hacemos sino también<br />
en lo que deseamos (véase Efesios 5:26; Jukes, Law of<br />
the Offeríngs, pág. 71).<br />
Juntas estas cosas rev<strong>el</strong>an la calidad de la vida que<br />
vive <strong>el</strong> Señor. Entregó a Dios sus sentimientos,<br />
pensamientos, actividades y toda su vida. Al mismo<br />
tiempo, <strong>el</strong> sacrificio recalca la idea de que solamente<br />
cuando <strong>el</strong> que ofrece se entrega a Dios, su vida<br />
resulta dulce o agradable al Señor.<br />
(14-8) Levítico 1:10-17. ¿Por qué <strong>el</strong> Señor permitía<br />
distintos tipos de ofrendas?<br />
Los sacrificios aceptables eran de estos tres grupos:<br />
buey y toro, carnero o macho cabrío, tórtola o palomino.<br />
La situación económica d<strong>el</strong> individuo determinaba<br />
la clase de animal que sacrificaba, y <strong>el</strong> hecho<br />
de que cada uno de estos animales fuera totalmente<br />
aceptable a Dios indica su misericordia. Con El no<br />
es la ofrenda lo que cuenta sino la intención d<strong>el</strong> corazón<br />
que la hace.<br />
(14-9) Levítico 2. ¿Qué era la oblación?<br />
El vocablo hebreo traducido como "oblación" significa<br />
"un don" (Wilson, Old Testament Word Studies,<br />
s. v. "meat" pág. 271). Refiriéndose a los sacrificios,<br />
<strong>el</strong> vocablo significa una dádiva de grano, harina o<br />
panes. Mediante esta ofrenda <strong>el</strong> individuo reconcía a<br />
Dios como <strong>el</strong> dador de todas las cosas y sometía lo<br />
que había sido designado como verdaderamente de él<br />
(esto es, <strong>el</strong> fruto d<strong>el</strong> campo), y suplicaba poder <strong>para</strong><br />
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cumplir con su deber. El trigo, o algún producto derivado<br />
d<strong>el</strong> trigo, al que se le agregaba aceite, incienso,<br />
y sal, constitutía cada ofrenda (véase los verso<br />
1, 13). En cada caso <strong>el</strong> trigo tenía que ser pre<strong>para</strong>do<br />
en alguna forma, ya sea horneado o frito. La "flor de<br />
harina" (grano molido muy fino) (vers. 4, 5, 14) requería<br />
<strong>el</strong> mayor esfuerzo en una época en la que <strong>el</strong><br />
grano era molido completamente a mano. Así, <strong>el</strong><br />
tiempo que <strong>el</strong> oferente invertía moliendo, que era <strong>el</strong><br />
símbolo de toda su vida, también entraba como<br />
parte de la ofrenda.<br />
La combinación de aceite, incienso y grano en<br />
esta ofrenda resulta instructiva (véase verso 1). Las Escrituras<br />
nos dicen que <strong>el</strong> aceite era usado <strong>para</strong> representar<br />
al Espíritu Santo (véase D. y C. 45:56-57), <strong>el</strong><br />
grano <strong>para</strong> representar la palabra de Dios (véase<br />
Marcos 4:14) y <strong>el</strong> incienso <strong>para</strong> representar a la oración<br />
(véase Ap. 8:3). De la misma manera que <strong>el</strong><br />
hombre tiene que nutrirse físicamente comiendo pan,<br />
así también tiene que nutrirse espiritualmente en<br />
Cristo, participando de la palabra y <strong>el</strong> Espíritu d<strong>el</strong> Señor<br />
mediante la oración.<br />
Solamente una porción de la ofrenda era quemada<br />
(véase Levítico 2:2, 9). Este requisito se aplicaba a<br />
todas las ofrendas con excepción de la ofrenda por <strong>el</strong><br />
pecado y <strong>el</strong> holocausto. La porción restante llegaba<br />
a ser propiedad de los sacerdotes y se les permitía<br />
compartirla con miembros de su familia (véase verso<br />
3, 10). En esta forma <strong>el</strong> Señor sostenía al sacerdocio<br />
durante su tiempo de servicio.<br />
Aqu<strong>el</strong>las partes d<strong>el</strong> sacrificio que eran quemadas se<br />
les llamaba "santas", en tanto que las partes que<br />
eran <strong>para</strong> comer se les calificaba "santísimas" (vers. 3,<br />
10). La diferencia parece ser una protección. Poco<br />
podía suceder con la parte d<strong>el</strong> sacrificio que era quemada,<br />
pero la parte que quedaba se debía cuidar<br />
con c<strong>el</strong>o a fin de que no fuera profanada.<br />
La oblación de las primicias no era un sacrificio<br />
sino más bien una dádiva de gratitud y alabanza al<br />
Señor por la cosecha (véase verso 12). Si quien daba<br />
la ofrenda quería usar una porción de esta obligación<br />
como ofrenda propiamente dicha, <strong>el</strong> Señor instruía<br />
acerca de cómo se hacía (vers. 14-16).<br />
(14-10) Levítico 2:11, 13. ¿Por qué se prohibía <strong>el</strong> uso<br />
de la levadura y de la mi<strong>el</strong> y se requería la sal?<br />
La prohibición de usar levadura también se aplicaba<br />
a la mi<strong>el</strong>. La característica de estos <strong>el</strong>ementos de<br />
producir fermentación los hacía símbolos de corrupción,<br />
algo que no encontraba lugar en los efectos<br />
purifican tes y de refinación que tenía la ley que los<br />
sacrificios simbolizaban (véase encabezamiento<br />
10-7).<br />
"En tanto que la levadura y la mi<strong>el</strong> eran producidas<br />
<strong>para</strong> ser usadas con cualquier tipo de ofrenda por<br />
causa de la fermentación que producían y la posible<br />
corrupción resultante, la sal no debía ser omitida en<br />
las ofrendas y sacrificios.'No harás que faIte jamás de<br />
tu ofrenda la sal d<strong>el</strong> pacto de tu Dios', o sea, nunca ofrecerás<br />
oblación sin sal. La sal, con su capacidad <strong>para</strong><br />
mejorar <strong>el</strong> alimento y preservarlo de la putrefacción y<br />
corrupción, simbolizaba en <strong>el</strong> sacrificio la firmeza y<br />
sinceridad que <strong>el</strong> oferente presentaba al Señor, y con<br />
<strong>el</strong>la se rep<strong>el</strong>ía toda impureza e hipocresía. La sal