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el antiguo testamento, manual para el alumno

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284<br />

A pesar de la traición y reb<strong>el</strong>ión de Absalón, David<br />

rogó a sus generales que lo tratasen benignamente<br />

si lo capturaban. Joab, como era usual, tomó <strong>el</strong><br />

asunto en sus manos e ignoró la petición de David.<br />

(27-17) 2 Samu<strong>el</strong> 18:19-33. ¿Por qué Ahimas insistió<br />

en correr hasta David con las noticias?<br />

"Parece que Ahimas, <strong>el</strong> sacerdote hijo de Sadoc, deseaba<br />

amortiguar <strong>el</strong> golpe de las malas nuevas que<br />

recibiría <strong>el</strong> rey por la muerte de su hijo; pero no valió<br />

de nada, pues la tragedia se había estado gestando<br />

por largo tiempo en la vida de David y de Absalón, y<br />

la culminación tenía que producirse en una forma u<br />

otra. Lo que David quiso hacer entonces <strong>para</strong> evitar<br />

todo <strong>el</strong> mal debió haber sido hecho mucho antes.<br />

¡Cuán patético aqu<strong>el</strong> lamento!<br />

"¡Hijo mío, Absalón, hijo mío, hijo mío,<br />

Absalón!<br />

¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti,<br />

Absalón,<br />

hijo mío, hijo mío!"<br />

(Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:188.)<br />

(27-18) 2 Samu<strong>el</strong> 19:1-16<br />

David soportó la tragedia con tanta amargura que<br />

casi perdió <strong>el</strong> reino al insultar a quienes lo habían<br />

defendido. Insistió en lamentar la muerte de uno contra<br />

quien sus súbditos leales habían luchado a fin<br />

de salvar a su rey. Las duras palabras de Joab hicieron<br />

recapacitar a David. Aunque <strong>el</strong> consejo de Joab<br />

era necesario y estaba justificado, sus palabras fueron<br />

duras e irrespetuosas y probablemente contribuyeron<br />

a la decisión de David de reemplazarlo como comandante<br />

general.<br />

En sus intentos de calmar la inquietud en <strong>el</strong> reino,<br />

David no solamente aceptó <strong>el</strong> espíritu de arrepentimiento<br />

de todas las tribus (véase verso 9-10) sino que<br />

envió emisarios a Judá, entre los que la reb<strong>el</strong>ión había<br />

comenzado, y les prometió perdón, comprometiéndose<br />

a que Amasa, general de Absalón, reemplazara<br />

a Joab (véase verso 11-13).<br />

"En lo que tiene que ver con <strong>el</strong> hecho mismo, ciertamente<br />

fue prudente de parte de David enviar los<br />

emisarios a los miembros de su propia tribu y rogarles<br />

que se unieran a las demás tribus <strong>para</strong> tomar<br />

parte en su restauración al reino, no fuera que los demás<br />

pensaran que la tribu de Judá, a la cual David<br />

pertenecía, no estaba satisfecha con su victoria dado<br />

que fue en esa tribu donde la reb<strong>el</strong>ión se manifestó<br />

primero; y esto inevitablemente alimentaría los c<strong>el</strong>os<br />

entre Judá y las demás tribus. Pero no solamente<br />

fue imprudente sino injusto dar a Amasa, <strong>el</strong> general<br />

traidor de los reb<strong>el</strong>des, una promesa bajo juramento<br />

de que sería comandante en jefe en lugar de Joab,<br />

pues aunque la promesa se hizo privadamente al<br />

principio, esto no podía permanecer en secreto por<br />

mucho tiempo <strong>para</strong> Joab y serviría <strong>para</strong> despertar<br />

su ambición y llevarlo a la comisión de nuevos crímenes,<br />

y con toda probabilidad, la enemistad de este<br />

poderoso general se tornaría p<strong>el</strong>igrosa <strong>para</strong> <strong>el</strong> trono<br />

de David. Aunque Joab excitó la ira de David por<br />

haber dado muerte a Absalón y por la forma ofensiva<br />

en la cual había reprendido al rey al manifestar su<br />

dolor, David debió haber refrenado su enojo bajo las<br />

circunstancias existentes y no debió entregarse a<br />

pagar mal con mal, especialmente ya que no sólo estaba<br />

por perdonar <strong>el</strong> d<strong>el</strong>ito de Amasa, sino que<br />

también estaba por recompensarlo como si fuera uno<br />

de sus siervos fi<strong>el</strong>es." (Keil y D<strong>el</strong>itzsch, Commentary,<br />

2:2:445-46.)<br />

Es como si después de su pecado con Betsabé y<br />

<strong>el</strong> asesinato de Urías, la luz que dio a David su genio<br />

político se hubiera extinguido. Sus hechos durante<br />

esta crisis tan grave fueron de ciega lealtad a un mal<br />

hijo y una decisión desatinada tras otra.<br />

(27-19) 2 Samu<strong>el</strong> 19:41; 20:2. ¿Qué implicación futura<br />

había en esta brecha entre las diez tribus y la tribu<br />

de Judá?<br />

Al regresar David y sus ejércitos a Jerusalén después<br />

de pagar tributo a Barzilai (véase 2 Samu<strong>el</strong><br />

19:31-40), se produjo una violenta discusión entre los<br />

caudillos de Judá y los de las otras tribus, quienes<br />

creían que Judá monopolizaba a David. Como resultado<br />

de este conflicto, los caudillos de las otras tribus<br />

se alejaron sumamente ofendidos, dejando sola a<br />

la tribu de Judá <strong>para</strong> escoltar a David hasta Jerusalén.<br />

Este incidente presagió una nueva revolución.<br />

La revu<strong>el</strong>ta de Seba (véase 2 Samu<strong>el</strong> 20:1-2) apenas<br />

representó una amenaza real <strong>para</strong> <strong>el</strong> reinado de<br />

David, pero una vez más la animosidad de las otras<br />

tribus quedó manifestada contra Judá y resultó en la<br />

división final de la casa de Isra<strong>el</strong> (véase 1 Reyes 12).<br />

(27-20) 2 Samu<strong>el</strong> 20:3. ¿Por qué las diez concubinas<br />

de David fueron obligadas a un estado de viudez<br />

aunque David vivía?<br />

De conformidad con la ley mosaica (véase Levítico<br />

18), la mujer casada una vez deshonrada no podía<br />

gozar más d<strong>el</strong> estado de casada. Un estudioso de la<br />

Biblia explicó la conducta de David:<br />

"No podía divorciarse de <strong>el</strong>las; no podía castigarlas,<br />

pues no estaban en transGresión; no podía llegarse<br />

a <strong>el</strong>las porque habían sido deshonradas por <strong>el</strong> hijo de<br />

él; y haberlas casado con otros hombres pudo haber<br />

sido p<strong>el</strong>igroso <strong>para</strong> <strong>el</strong> estado. Por lo tanto, las puso en<br />

reclusión y les dio alimentos, es decir, que las dejó en<br />

condición bastante cómoda, y <strong>el</strong>las vivieron como viudas<br />

hasta su muerte." (Clark, Bible Commentary,<br />

2:364.)<br />

(27-21) 2 Samu<strong>el</strong> 20:4-13. Asesinato de Amasa<br />

Este r<strong>el</strong>ato es un poco difícil de seguir. David comisionó<br />

a Amasa <strong>para</strong> reunir sus fuerzas y perseguir a<br />

Seba, caudillo de la nueva reb<strong>el</strong>ión. Por alguna razón<br />

desconocida Amasa se demoró (vers. 5), de manera<br />

que David mandó a los hombres de Joab en persecución<br />

de Seba. Amasa y Joab se encontraron en Gabaón,<br />

y <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato d<strong>el</strong> encuentro es algo confuso.<br />

"Parece ser que la ropa de Joab no era una vestidura<br />

militar, y que Joab no tenía armas, solamente<br />

una espada corta, la cual llevaba escondida en un cinto<br />

(o faja); y esta espada, o cuchillo, estaba poco asegurada<br />

en su vaina a fin de poder sacarla fácilmente.

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