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el antiguo testamento, manual para el alumno

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era importante, pues indicaba <strong>el</strong> comienzo de la cosecha<br />

d<strong>el</strong> trigo. Las ofrendas puestas sobre <strong>el</strong> gran altar<br />

en ese día consistían en gavillas de trigo y significaban<br />

<strong>para</strong> los presentes que mientras <strong>el</strong> hombre<br />

ara la tierra, siembra la semilla y levanta la cosecha,<br />

Dios es <strong>el</strong> verdadero dador d<strong>el</strong> producto. Es El<br />

quien creó la tierra y le dio fuerza <strong>para</strong> producir<br />

fruto. Es El quien envía la lluvia y hace que <strong>el</strong> sol<br />

brille a fin de que todo ser vivo crezca. Uno de los<br />

propósitos de la festividad era que todo Isra<strong>el</strong> dijera<br />

ciertamente: "De Jehová es la tierra y su plenitud; <strong>el</strong><br />

mundo, y los que en él habitan" (Salmos 24:1).<br />

Sin embargo, se puede ver mayor importancia en<br />

los sacrificios ofrendados en ese día. Dos corderos,<br />

un becerro y dos carneros eran ofrecidos como<br />

ofrenda por <strong>el</strong> pecado y ofrenda de paz, y eran<br />

quemados sobre <strong>el</strong> altar d<strong>el</strong> sacrificio. Esos sacrificios<br />

indicaban que <strong>el</strong> propósito de la fiesta era <strong>para</strong> que<br />

Isra<strong>el</strong> obtuviera la remisión de los pecados y alcanzara<br />

la reconciliación con Dios. El sacrificio de animales<br />

no podía en sí acarrear esta expiación y reconciliación,<br />

más bien simbolizaba la sangre expiatoria de Cristo<br />

y su sacrificio, así como la influencia purgatoria y santificadora<br />

d<strong>el</strong> Espíritu Santo, la cual es como un<br />

fuego purificador que consume todas las cosas corruptibles.<br />

El quemar los sacrificios sobre <strong>el</strong> gran altar<br />

significaba la forma en que los pecados de Isra<strong>el</strong><br />

serían verdaderamente expiados. El élder Bruce R.<br />

McConkie comentó <strong>el</strong> significado simbólico de la festividad<br />

y lo que sucedió poco después de la Resurrección<br />

en <strong>el</strong> día de Pentecostés:<br />

"Al acabarse la antigua dispensación e iniciarse la<br />

nueva, la festividad de Pentecostés dejó de considerarse<br />

tiempo autorizado de adoración r<strong>el</strong>igiosa. Y es<br />

significativo que <strong>el</strong> Señor <strong>el</strong>igiera <strong>el</strong> día de Pentecostés,<br />

que había surgido d<strong>el</strong> último festejo de la Pascua,<br />

como ocasión <strong>para</strong> demostrar que todo lo que estaba<br />

comprendido en <strong>el</strong> fuego d<strong>el</strong> sacrificio que se<br />

había usado en <strong>el</strong> pasado se había cumplido. El fuego<br />

es un agente purificador. La suciedad y la enfermedad<br />

mueren en sus llamas. El bautismo de fuego, <strong>el</strong><br />

cual Juan prometió que Cristo traería, significa que<br />

cuando los hombres reciben la compañía d<strong>el</strong> Espíritu<br />

Santo, <strong>el</strong> mal y la iniquidad son quemados y sacados<br />

de su alma como si fuera con fuego. El poder<br />

santificador de ese miembro de la Trinidad los limpia.<br />

Figurativamente, todos los fuegos de los altares<br />

d<strong>el</strong> pasado, al quemar la carne de los animales, significaban<br />

que la purificación espiritual vendría mediante<br />

<strong>el</strong> Espíritu Santo, al que <strong>el</strong> Padre enviaría<br />

por causa d<strong>el</strong> Hijo. En aqu<strong>el</strong> primer día de Pentecostés<br />

de la que se ha llamado la era cristiana, tales<br />

fuegos habrían efectuado la purificación que simbolizaban<br />

si <strong>el</strong> <strong>antiguo</strong> sistema hubiera prevalecido. En<br />

cambio, ¡cuán apropiado fue que <strong>el</strong> Señor <strong>el</strong>igiera ese<br />

mismo día <strong>para</strong> enviar fuego viviente desde los ci<strong>el</strong>os,<br />

por así decir, fuego que moraría en <strong>el</strong> corazón de<br />

los hombres y reemplazaría <strong>para</strong> siempre a todos<br />

los fuegos de los altares <strong>antiguo</strong>s! Y así fue que<br />

'cuando llegó <strong>el</strong> día de Pentecostés, estaban todos<br />

unánimes juntos. Y de repente vino d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o un estruendo<br />

como de un viento recio que soplaba, <strong>el</strong> cual<br />

llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les<br />

aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asen-<br />

tándose sobre cada uno de <strong>el</strong>los. Y fueron todos llenos<br />

d<strong>el</strong> Espíritu Santo' (Hechos 2:1-4)." (The Promísed<br />

Messiah, págs. 431-32.)<br />

(D-6) El día de la Expiación (Yom KippurJ<br />

De todas las c<strong>el</strong>ebraciones r<strong>el</strong>igiosas d<strong>el</strong> calendario<br />

hebreo, <strong>el</strong> Día de la Expiación era la más solemne y<br />

sagrada. Todo trabajo <strong>manual</strong> se detenía y no había<br />

festejo ni alegría. En cambio era una ocasión <strong>para</strong><br />

"afligir" <strong>el</strong> alma mediante <strong>el</strong> ayuno, un día <strong>para</strong> purificarse<br />

d<strong>el</strong> pecado, un día de oración, meditación<br />

profunda, contrición d<strong>el</strong> alma (véase Levítico 16:29).<br />

En las observancias d<strong>el</strong> Día de la Expiación, se<br />

encuentra <strong>el</strong> núcleo de toda la ley mosaica, esto es, la<br />

expiación d<strong>el</strong> Señor Jesucristo.<br />

"Esto es lo que la ley de Moisés trata. La ley en sí<br />

fue dada <strong>para</strong> que los hombres creyeran en Cristo y<br />

supieran que la salvación viene en y mediante su sacrificio<br />

expiatorio y en ninguna otra forma. Todo<br />

principio, todo precepto, toda enseñanza doctrinal,<br />

todo rito, ordenanza y c<strong>el</strong>ebración, toda palabra y<br />

acto, en fin, todo lo que pertenece a estas cosas fue<br />

rev<strong>el</strong>ado durante <strong>el</strong> ministerio de Moisés y <strong>el</strong> de todos<br />

los profetas que lo sucedieron; todo <strong>el</strong>lo fue programado<br />

y pre<strong>para</strong>do <strong>para</strong> permitir que los hombres<br />

creyeran en Cristo, <strong>para</strong> que se sometieran a sus<br />

leyes y obtuvieran las bendiciones plenas de aqu<strong>el</strong>la<br />

Expiación que solamente El podía darles. Y los simbolismos<br />

principales, las semejanzas más perfectas,<br />

los tipos y mod<strong>el</strong>os sin par, eran expuestos d<strong>el</strong>ante<br />

de todo <strong>el</strong> pueblo una vez al año, <strong>el</strong> Día de la Expiación.<br />

"Un día cada año, <strong>el</strong> décimo día d<strong>el</strong> séptimo mes,<br />

<strong>el</strong> sumo sacerdote de Isra<strong>el</strong> en <strong>el</strong> orden levítico, <strong>el</strong><br />

que se sentaba en la silla de Aarón, tenía <strong>el</strong> privilegio<br />

de entrar en <strong>el</strong> Lugar Santísimo en la casa d<strong>el</strong> Señor,<br />

como si entrara a la presencia de Jehová, y allí<br />

hacía expiación por los pecados d<strong>el</strong> pueblo. En <strong>el</strong><br />

curso de tanto simbolismo, se purificaba a sí mismo;<br />

también purificaba al santuario, a los poseedores d<strong>el</strong><br />

sacerdocio y a todo <strong>el</strong> pueblo. Se mataban los animales<br />

destinados al sacrificio y la sangre de éstos se<br />

derramaba sobre <strong>el</strong> propiciatorio y d<strong>el</strong>ante d<strong>el</strong> altar;<br />

se quemaba incienso y se llevaba a la práctica todas<br />

las semejanzas y <strong>el</strong> simbolismo de las ordenanzas<br />

d<strong>el</strong> rescate. Una cosa, aplicable solamente a este día,<br />

era de gran significado: se escogía a dos machos cabríos,<br />

se echaban suertes y <strong>el</strong> nombre de Jehová era<br />

puesto sobre uno de <strong>el</strong>los; <strong>el</strong> otro recibía <strong>el</strong> nombre<br />

de Azaz<strong>el</strong>, <strong>el</strong> macho cabrío de la liberación. El que era<br />

d<strong>el</strong> Señor era sacrificado tal como lo sería <strong>el</strong> Gran<br />

Jehová a su debido tiempo, pero sobre <strong>el</strong> otro se descargaban<br />

todos los pecados d<strong>el</strong> pueblo, carga que<br />

este macho cabrío llevaba al desierto cuando se le dejaba<br />

en libertad. El sumo sacerdote, tal como lo requería<br />

la ley, ponía las 'manos sobre la cabeza d<strong>el</strong><br />

macho cabrío vivo' y confesaba 'sobre él todas las<br />

iniquidades de los hijos de Isra<strong>el</strong>, todas sus reb<strong>el</strong>iones<br />

y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza<br />

d<strong>el</strong> macho cabrío' . Así <strong>el</strong> animal llevaba sobre sí<br />

los pecados d<strong>el</strong> pueblo ' a la tierra inhabitada', tal<br />

como <strong>el</strong> Mesías prometido llevaría sobre sí los pecados<br />

de muchos.'Porque en este día se hará expiación<br />

por vosotros', dijo Moisés, 'y seréis limpios de<br />

todos vuestros pecados d<strong>el</strong>ante de Jehová' (Lv. 16).

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