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conservan algo infantil. Era adulto, pero continuaba complaciéndose con juegos<br />
pueriles, circunstancia que le hacía parecer inquietante e incomprensible a ojos de<br />
Sophie.<br />
Desde la cama, esa misma noche, Oulipo oyó temblar las ventanas y se puso<br />
nervioso pensando que las iba a arrancar el viento. Se sentó y miró hacia fuera, luego<br />
echó una ojeada a la foto de Helmut Newton que había colgada en la pared: Hotel<br />
Room, Place de la République, Paris, y su cara pareció casi asustada.<br />
El miedo era su excepción. El valor y la aventura. Y el gusto por lo incierto, por<br />
lo osado. ¿Tomarse la vida en serio es bello o estúpido? Sophie estaba durmiendo.<br />
Había sido un acto impulsivo; se había fugado, evadido de todo aquello, ¿no tenía<br />
derecho? Simplemente lo hizo. Ni siquiera se paró a discutirlo con ella. Oulipo no<br />
tenía ni la más mínima intención de que Sophie lo poseyese, pero deseaba poseerla.<br />
La poseía.<br />
Oulipo salió corriendo, ya había llegado al vestíbulo cuando escuchó un<br />
estruendo. Entonces se detuvo en la oscuridad, divagando durante cinco minutos, al<br />
cabo de los cuales volvió otra vez a la habitación. Tenía que encontrar una vela.<br />
Bastaba con buscar en el suelo, a la derecha del armario.<br />
Sophie se enjugaba las lágrimas con un pañuelo y se sonaba la nariz.<br />
—¿Estás muy colocado o qué?<br />
Oulipo miró a Sophie:<br />
—Sí, señora —dijo en tono de broma, y luego se volvió a ir.<br />
—Espera un momento —dijo ella, recordando algo—. Necesito que me reserves<br />
una mesa para dos en el Big Red para mañana a las ocho.<br />
Oulipo creía que el Big Red era como el restaurante de lujo del infierno. En el<br />
primer reservado había un dragón-hombre que barría la basura de la boca de una<br />
caverna. En el segundo, se veía a una multitud de dragones ahondando en otra cueva.<br />
Oulipo pensó que le gustaría que ese día no tuviera fecha. Pero eso no sería en<br />
absoluto necesario si su corazón estuviese tan limpio como el de Sophie. No volvería a<br />
verla. No sabía cómo explicarlo, pero en algún momento había pasado por una<br />
experiencia que no era capaz de asimilar. Sólo había un rayo de luz en esa oscuridad.<br />
Con sus actos se había perjudicado únicamente a sí mismo, y nunca llegaría a<br />
entender lo neciamente que se había portado con ella.<br />
Nublado el sol de su esperanza, Sophie contaba hora tras hora su agonía, y<br />
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