11.05.2013 Views

Jotter [PDF 494 K]

Jotter [PDF 494 K]

Jotter [PDF 494 K]

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

era capaz de confiar en él, ni de asumir el riesgo de acudir a él.<br />

Oulipo estaba en su almacén de trabajo intentando poner un poco de orden,<br />

cuando escuchó a lo lejos una conversación entre dos vecinos. Le pareció que estaban<br />

buscando algo. Las blasfemias de uno de ellos fueron tremendas, pero por fortuna no<br />

duraron mucho. Un altavoz emitió un ruido confuso. Tal vez fuera una voz. A qué<br />

vendría tanto ruido y tanto correr de aquí para allá. Él no tenía que levantarse<br />

temprano. No podría sobrevivir a un trabajo de ese tipo, aunque pensó que debía ser<br />

agradable repartir periódicos, por ejemplo.<br />

Oulipo sabía que lo que hacía no era violencia animal. Era violencia, sí, pero<br />

ejercida por un ser que atendía a razones. Su nueva obra fue consagrada con rapidez<br />

por la ciudad.<br />

Los fines de semana eran diferentes. La habitual visita a Augusto ya no<br />

formaba parte de su vida. ¡Formidable! ¡Magnifico! Augusto no hacía nada más que ir<br />

de putas. Haz lo que te parezca... Haz lo que te parezca... Le dijo Oulipo y se fue.<br />

Oulipo estaba desfallecido, sentado y sumido en el silencio; con la conciencia<br />

tranquila, pero abrumado por las circunstancias. Ya había establecido antes una<br />

relación especial con las agujas. Estaba inquieto y le gustaba tener visiones<br />

espeluznantes. Desde ese momento se lanzó sin cuidado al despilfarro por las<br />

discotecas más in de la ciudad. Paradójicamente, parecía más vivo, inquieto y travieso<br />

que el resto de personajes, con su postura tiesa y altiva.<br />

Una vez todo estuvo en calma, hasta la tierra le pareció estrecha. Después de<br />

eso estuvo callado durante un rato. Augusto volvió a su silla habitual, y empezaron a<br />

hablar y a pasarse la botella. Se miraron y se rieron un rato.<br />

—Qué bromista eres —le dijo.<br />

—¿Qué te apuestas?<br />

—¿A qué? —Oulipo se encogió de hombros.<br />

Un día, Augusto se había bebido un litro de ginebra el solito en menos de 10<br />

minutos. ¿Cómo había ocurrido eso? ¿Cómo había podido ocurrir?<br />

—Creí que habías cambiado.<br />

—He cambiado, ése es el problema, ¿no? Sigo viviendo solo, pero ahora del<br />

todo. Ya no hay nada que me vincule al mundo exterior.<br />

Para Oulipo, no era fácil comprender a Augusto. A veces lo odiaba. Como ya lo<br />

conocía, no hacía nada por él. Cuando era sólo un niño de 12 años, había matado<br />

18

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!