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negro y se inclinó hacia un lado. Oulipo estaba sentado en algún lugar más alto, ella<br />
estaba bajo sus ojos, de espaldas. Él no fue capaz de salir de su trance.<br />
—Nadie quiere ser artista, es algo a lo que te ves obligado.<br />
Oulipo fingió no haber visto a Sophie y siguió comiendo su rosbif.<br />
—Pero, ¿no crees que se puede cambiar de idea?<br />
—Claro, cómo no —Oulipo se rió—. Los artistas son los miembros más inútiles<br />
de la sociedad.<br />
No dijo nada más, miró el periódico y se preguntó si eso sería lo más cerca que<br />
podía llegar a estar de Sophie. Era la única que podía curar su enfermedad. Le<br />
importaba tres cojones. Puro vacío.<br />
Sophie tenía una hermana que parecía un pato, estudiaba la esfinge y las<br />
pirámides y se había prometido en matrimonio con un hombre ciego. Por la noche, el<br />
portero subió a Oulipo una caja con un enorme escrito de Weltanschawng (el<br />
prometido ciego), en el que decía que le gustaría verlo en la boda. Ya veremos qué<br />
ocurre.<br />
—Eres un vago y nada más, ¿lo sabes? —le dijo Oulipo a Augusto.<br />
—Ahora regento unos billares cerca de Covent Garden, ya no me comporto<br />
como un niño.<br />
Oulipo sabía perfectamente lo que quería decir.<br />
—Janice es buena chica, ya lo sabes.<br />
Dieron un paseo hasta el río.<br />
—¿Qué querías? —Augusto se rió pensando en lo tonto que había sido.<br />
En el fondo, Augusto era de buena pasta, pero había delirado durante una<br />
temporada. Afortunadamente, había vuelto a su camino, y ahora no se notaba en él<br />
nada anormal.<br />
—Sabes, creo que para poder ser feliz antes hay que experimentar un tipo de<br />
sufrimiento diferente.<br />
Augusto le dio a Oulipo unas palmaditas en la cabeza y añadió:<br />
—Este es el único mundo en el que podemos vivir.<br />
Oulipo se sentó en su silenciosa habitación y se sintió espantosamente vacío.<br />
Tenía que ocuparse de mil detalles insignificantes. ¿Su encantador ángel? Cada día se<br />
sentía más aterrado, más paralizado.<br />
Sophie se hundía en un océano de desesperación, pero había comenzado su<br />
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