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Jotter [PDF 494 K]

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mientras Oulipo se alejaba por la puerta.<br />

La señora Scherd se fue a dormir. Sophie se sentó al lado del rector, parecía un<br />

cuadro viviente. Durante un rato permanecieron sin decir nada. El rector tenía que<br />

coger un avión.<br />

—Tengo que irme.<br />

Sophie se echó a reír y se dejó caer de espaldas sobre un sofá.<br />

—No sé cuánto tiempo vais a durar juntos esta vez.<br />

—No sé, tarde o temprano habrá alguna experiencia desagradable, pero ahora<br />

es dulce conmigo.<br />

—Es posible que vaya a dar clases a Londres.<br />

Con el rabillo del ojo vio una bandada de grandes pájaros negros, entonces<br />

sintió miedo. Imaginó a Sophie con Oulipo después de haber hecho el amor toda la<br />

noche. Pensó en Laura. Se quedó quieto. El camarero les ofreció una taza de café.<br />

Al día siguiente, al volver a la universidad, el rector salió al jardín medio<br />

dormido y luego volvió a entrar en su despacho. Empezó a dibujar en un periódico<br />

viejo y a preocuparse por tonterías. Le pintó bigotes al cadáver de un boxeador<br />

chileno espantoso. Tenía que ir a una reunión en la oficina del decano. A las nueve y<br />

media. La profesora Hossing le preguntó si se había olvidado. Estaba enamorado de<br />

ella. Recordó una ocasión en la que se habían bebido una botella de mezcal. Ella tenía<br />

ojitos de haber estado en coma, no consideró hacerle el amor por si lo interpretaba<br />

como una descortesía.<br />

dictadura.<br />

Laura Hossing se había criado en contacto con emigrantes durante la<br />

—No te comprendo.<br />

—Qué triste paradoja. Creo que es hora de tomar una copita.<br />

Laura exclamó algo que no entendió y su respuesta fue negativa. Echó a andar.<br />

El rector se preguntó qué clase de juego era ese y se sentó en la punta de la silla<br />

pensando en sus seres queridos. Más tarde, Laura pidió una cerveza y le echó una<br />

mirada en el bar. Era un bar pequeño y modesto, vagamente oriental.<br />

—Yo vivo en una casa de una sola planta, mi marido está en la cárcel. En una<br />

cárcel de Estados Unidos. Es una historia...<br />

—¿Tiene algo que ver contigo?<br />

Laura procuró sonreír con una rapidez desconcertante. El rector pidió un<br />

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