Jotter [PDF 494 K]

Habrá tiempo de asesinar y crear. Sophie cogió el bolso. Estaba a kilómetros de
distancia, realmente indignada.
—¿Estamos hablando de algo cierto?
Parecía enorme y poderosa. La secretaria de Uni Bueles tenía una motivación.
Era alta y guapa y conocía bien a los periodistas.
—Deberías mantener a la prensa al margen.
La secretaria lanzó un objeto sobre la mesa.
—Toma.
Era una combinación de una especie de mundo. Todo había terminado. Sophie
salió a la avenida. Pronósticos y generalizaciones. Muchos tests de personalidad
acababan regulando a los ciudadanos como si fuesen piratas informáticos que se
hundían agujas bajo la piel. Sophie pretendía esquivarlo, pero la mayoría de los
programas eran ejecutados de todas formas.
Parecía una ciudad en miniatura.
—¿A quién tienen ellos?
—A alguien bueno —respondió la secretaria.
Sophie había sentido deseos irrefrenables de reducirla a papilla. Fruncía el
entrecejo incluso cuando disfrutaba. Evidentemente, su largo abrigo gris la delataba.
Tenía un rostro propio que le encantaba a los periódicos acordes con su ideología.
Había sufrido, sí, pero ¿eso la disculpaba? Tenía la esperanza de echar un polvo con
ella, y Sophie no estaba dispuesta.
con eso.
No podemos decir lo que no podemos pensar, y por lo tanto: eso.
Pronunció el nombre de otra escritora que aparecía en la base de datos.
—¿Cómo pretendes conseguirla?
—Conozco su debilidad.
Cuando le explicó de qué se trataba, a Sophie le pareció desaconsejable jugar
—Se te escaparía de las manos.
Sophie no dejaba de analizarla.
—Sería un asunto privado.
A la hora de la verdad, hoy en día todas las proposiciones se agotan.
—¿Qué te parece si en este caso le pedimos a Bueles que mire por encima de
nuestras cabezas?
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