Jotter [PDF 494 K]

Sophie era violenta, perniciosa, devastadora, pero tenía sus razones, y desde aquel
momento quedaron inextricablemente unidos. Tres siglos después de todo aquello,
casi más de 200.000 años, seguía apoyándose directa o indirectamente en ella, daba
igual que fuese invierno o primavera, se había convertido casi en una inercia contra la
que no valía la pena luchar. Todavía hoy, Oulipo se preguntaba quién dominaba a
quién, aunque quizás preguntarse eso no significaba nada. En todo caso, Sophie era
su salvación, no podía reducir su relación a cuestiones simples, ni al poder que
ejercían el uno sobre el otro, algo indispensable para aguantar cualquier tipo de
estructura. Estaban encomendados de por vida.
Alguna gente se ve afectada por la servidumbre, es una cuestión bastante
corriente, algo grotesca, quizás, o fundamental, según se mire. Puede ser un obstáculo
o manifestarse de manera expansiva. Es evidente que cualquier cosa que se diga
también puede ser considerada como falsa, que todo está sujeto a debilitamientos y
mutaciones, a desarrollos avanzados con todo tipo de implicaciones que pueden
provocar que el interés decaiga progresivamente, o que se eleve siguiendo la misma
tendencia. Francamente, Oulipo y Sophie podrían morir simultáneamente, entrar en
crisis, envejecer juntos, corregir los efectos de sus desequilibrios, aprovechar las
adversidades, ejercer permanentemente una violencia mutua u obligarse a escapar el
uno del otro antes de descomponerse. ¿Por qué? ¿La carga del amor es tan
insoportable? ¿O es que en ningún caso era amor? Podrían optar directamente por
ser responsables, por una cierta cooperación o asistencia mutua.
Siempre hay más de diez vías; 50 o 60 por lo menos, y casi nunca se pueden
describir con palabras. Todo es discutible, todo se puede distorsionar, es un
fenómeno masivo en la mayor parte del Universo. Podríamos invertir los factores,
especular a gran velocidad, pero no haríamos más que confirmar que no es fácil
adivinar si algo será permanente, o tajante, si provocará estragos o si es totalmente
válido, ¿acaso no lo es todo?
Poco a poco, todos acabamos con una oreja amputada, por muy bien que
funcione nuestro pensamiento, encerrándonos en matices de orden geográfico.
Entonces, ¿somos libres? Nuestra servidumbre alcanza niveles astronómicos, aunque
a veces también somos la aristocracia dominante, no hay tantas diferencias entre un
castillo y una iglesia, de ahí que en el fondo todo resulte un poco macabro,
amenazador y represivo.
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