Osinergmin-Industria-Mineria-Peru-20anios
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RECUADRO 3-3<br />
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La mano de obra<br />
en la minería<br />
En la República, las condiciones de trabajo en la minería se regían por el llamado sistema<br />
de enganche. En ese entonces era difícil encontrar trabajadores mineros estables. Los<br />
campesinos indígenas estaban muy ligados a sus parcelas en las comunidades y los<br />
peones de hacienda no encontraban autorización para abandonar las propiedades de<br />
su señor. Para suplir esta carencia, los dueños de las minas recurrieron a un sistema<br />
entonces vigente en todo el país: el enganche.<br />
Un intermediario, denominado enganchador recorría los campos y ofrecía dinero,<br />
aprovechándose de la habitual necesidad de los campesinos, que podían disponer<br />
de alimentos en su chacra, pero necesitaban dinero para comprar otros bienes en<br />
el mercado. A cambio de un adelanto, el campesino se comprometía a trabajar<br />
unos meses en la mina. Una vez en sus nuevas labores, los contratos originales eran<br />
extendidos y estirados por los dueños de las minas todo lo que se podía. El mecanismo<br />
utilizado era la tienda de la empresa, que vendía al crédito aumentando la deuda<br />
original y obligando al campesino a permanecer más tiempo laborando como minero.<br />
Sin embargo, en algún momento lograba pagar sus deudas y retornar al campo. Así, los<br />
trabajadores de esa época lograron combinar su condición de campesino y minero por<br />
temporadas.<br />
Esta situación prevaleció hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando sucedieron<br />
importantes modificaciones. Desde ese momento, las compañías mineras más grandes<br />
buscaron mano de obra más calificada y estable. Por otra parte, en esos mismos años,<br />
la población nacional había comenzado a crecer de forma sostenida. La oferta de mano<br />
de obra se amplió y los recursos agropecuarios disminuyeron. En ese entonces era<br />
difícil encontrar trabajadores mineros estables.<br />
Conforme transcurrían las décadas, el trabajo minero se estabilizó en todo el sector,<br />
empezando por la gran minería y prolongándose poco a poco a la mediana minería.<br />
De este modo, lentamente fue formándose un proletariado minero completamente<br />
liberado de labores agropecuarias. Sin embargo, desde los años setenta, el proceso fue<br />
generalizándose y los trabajadores de las minas fueron estableciéndose definitivamente<br />
en los campamentos. Sus hogares echaron raíces en las minas mismas.<br />
El segundo periodo, desde 1930, se caracterizó por el desarrollo del movimiento<br />
sindical en las minas. Un hito importante es la creación de la Federación Nacional de los<br />
Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Perú, en 1969. En 1984 estos se fusionan con<br />
los sindicatos de trabajadores siderúrgicos, formando lo que actualmente se conoce<br />
como la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del<br />
Perú (FNTMMSP).<br />
de cobre, plata y oro. Al finalizar la Primera<br />
Guerra Mundial cayeron las cotizaciones y<br />
Estados Unidos restringió la importación de<br />
cobre de bajo contenido metálico, lo cual<br />
afectó a muchos productores nacionales.<br />
Debido a ello, la CPC inició la construcción de<br />
la fundición de la Oroya, la cual se inauguró<br />
en 1922. Inicialmente esta solo procesó<br />
cobre, pero pronto se diversificó y eso fue<br />
clave para su sobrevivencia durante la crisis<br />
mundial que vendría unos años después.<br />
Desde 1928, en la refinería se procesaba<br />
plomo y bismuto además de cobre. A partir<br />
de entonces, en forma progresiva fueron<br />
incorporándose más productos al proceso<br />
de refinación. Al llegar los años cincuenta,<br />
los metales procesados eran 22, además de<br />
una gama de subproductos. Gracias a ello,<br />
La Oroya creció en forma rápida y pasó de<br />
ser un pueblo pequeño a convertirse en una<br />
ciudad de 25 mil habitantes.<br />
Por otro lado, la NPMC inauguró una<br />
fundición de cobre en Shorey (cerca de<br />
Quiruvilca) en 1927. Cabe resaltar que entre<br />
1920 y 1930 estas empresas representaban<br />
el 22% de los ingresos totales por el rubro<br />
de exportaciones. Paralelamente, una<br />
tercera empresa extranjera, Vanadium<br />
Corporation, tuvo el monopolio de la<br />
producción de vanadio.<br />
La caída de los precios de los minerales<br />
y la crisis mundial de 1929 casi hicieron<br />
colapsar al sector minero, sobre todo a las<br />
pequeñas y medianas empresas. En 1929,<br />
tres empresas extranjeras tenían alrededor<br />
de 97% del total de exportaciones de<br />
metales. La depresión mundial cambió esta<br />
composición porque se generaron nuevas<br />
oportunidades para el capital nacional,<br />
dada la disminución del capital extranjero<br />
como consecuencia de la crisis. Un ejemplo<br />
Vista del asiento minero Maravilla. Biblioteca Nacional del Perú.<br />
Vista de las instalaciones de la mina Schroder-Soledad. Fuente: Biblioteca Nacional del Perú.<br />
se reflejó en la fundición de La Oroya (la más<br />
significativa), que pasó de procesar sus propios<br />
minerales a ser una fundición abastecida por el<br />
sector minero independiente que se encontraba<br />
en rápida expansión. Hacia 1942, la empresa<br />
proporcionaba el 63% de la producción final,<br />
aunque solamente representaba el 25% de la<br />
producción minera.<br />
Asimismo, a partir de los años treinta, la CPC<br />
accedió a numerosas concesiones mineras<br />
que, en realidad, no puso en marcha, pero<br />
que en papel le dieron el control de buena<br />
parte de los yacimientos mineros del país.<br />
Por ejemplo, la CPC era dueña de Tintaya<br />
en Cusco, Ferrobamba en Apurímac y Cerro<br />
Verde en Arequipa, entre otras concesiones.<br />
Por la Ley N° 6909, del 30 de octubre de 1930,<br />
se declaró la reserva absoluta para el Estado<br />
de todos los yacimientos y lavaderos auríferos<br />
existentes en el territorio nacional, que no<br />
estuvieren legalmente adquiridos en aquella<br />
fecha.<br />
El desarrollo de la producción aurífera conllevó<br />
a que el gobierno se preocupara seriamente<br />
de reglamentarla. La Ley N° 7601, del 18 de<br />
octubre de 1932, tuvo ese fin. Así, se obligaba<br />
al trabajo de las concesiones auríferas y al pago<br />
de una regalía a favor del Estado de acuerdo<br />
con el producto bruto de una concesión. Los<br />
dueños de concesiones de exploración y de<br />
explotación debían presentar un informe<br />
anual de los trabajos realizados al Ministerio<br />
de Fomento. El informe incluía la precisión de<br />
los obreros empleados, los gastos realizados,<br />
los trabajos efectuados y una estadística de la<br />
producción aurífera. Además de estos informes<br />
anuales, los concesionarios tenían la obligación<br />
de contestar a todas las preguntas que les<br />
hiciera la Dirección de Minas y Petróleo.<br />
Del año 1931 al 1933 rigió el mandatario<br />
Luis Miguel Sánchez Cerro, con el cual se<br />
instauró la Constitución Política de 1933. En<br />
materia de garantías sociales, se acentúo el<br />
intervencionismo económico del Estado, se<br />
estableció el reconocimiento del contrato<br />
colectivo del trabajo, la participación del Estado<br />
en las utilidades mineras y de los trabajadores<br />
en las ganancias de las empresas donde sirvían.<br />
El gobierno de Óscar R. Benavides, inaugurado<br />
en 1933, restableció la tranquilidad interna y<br />
externa, turbada durante algún tiempo por la<br />
crisis interna y el conflicto con Colombia. Como<br />
consecuencia natural, volvió la confianza.<br />
Al mismo tiempo, y por causas diversas,<br />
subieron en los mercados mundiales los precios<br />
de los principales productos peruanos de<br />
exportación; de ese modo, ingresaron al país<br />
grandes cantidades de dinero. A partir de ese<br />
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