ontem e hoje - Repositório Aberto da Universidade do Porto

Ni que decir tiene que, en 10s aÍios posteriores a esta expedición científico-militar,
se multiplicaron de manera exponencial las publicaciones que trataban de negar la
'negritud' de 10s antiguos egipcios. Uno de 10s artilugios utilizados fue e1 que
equiparaba raza con lengua. Cada grupo racial tenía que poseer, a Ia fuerza, su propio
lenguaje. Puesto que e1 copto (idioma muy similar a1 antiguo egipcio) tenía ciertos
parecidos con e1 árabe, la conclusión era que 10s egipcios faraónicos eran, como mucho,
semitas.
A 10 largo de1 siglo XIX, 10s viajeros europeos reafirmaron e1 carácter caucásico
de 10s etíopes, nubios y somalíes, todos ellos hablantes de idiomas emparentados. E1
círculo quedaba bien redondeado. Otro medio de demostrar Ia blanca pie1 de 10s
egipcios antiguos fue e1 aportado por Ia cranología, impulsada sobre todo por la
escuela americana de antropología física, emperrada en demostrar de manera
científica, 'seria', que 10s egipcios eran perfectos caucásicos. Según estos fabulosos
intelectuales, 10s cráneos egipcios eran, sin e1 menor asomo de duda, blancos. Las
teorías de 10s es tadounidenses tuvieron una audiencia receptiva en Europa. Además,
las coloraciones morenas que presentaban muchos egipcios decimonónicos eran
atribuidas ala huella dejada porlos numerosos esclavos negros que habrían importado
10s faraones caucásicos.
iLa posición de1 negro como 'esclavo natural' de1 blanco era un hecho!
La profunda interiorización social de1 mito camita en su variante egiptológica
todavía provoca lipotimias a aquellos que ven como una blasfemia insufrible Ia
africanidad de1 imperio faraónico.
6. Sangre blanca, camitas y civilización
Los últimos aÍios de1 siglo XIX vieron nacer dos nuevas ideologías que proveyeron
de renovadas energías e1 mito camita: e1 colonialismo y e1 racismo moderno (Sanders,
1969). Los cada vez más numerosos expedicionarios europeos encontraban a su paso
por las comarcas africanas pueblos, como por ejemplo 10s Buganda, con organizaciones
políticas complejas que no podían ser otra cosa que e1 resultado dela 'gotablanca' de
turno. Por otro lado, resultaba evidente que aun cuando 10s camitas eran caucásicoç,
también eran africanos, 10 cual creaba una paradoja que hacía falta resolver, y es
evidente que se resolvió.
La nueva teoría de las razas dibujaba una jerarquia racial dentro de la rama
caucásica. En la cumbre de esta pirámide estaban 10s germánicos y 10s anglo-sajones,
seguidos por 10s mediterráneos y por 10s eslavos y, en última posición, en e1 peldaiio
más bajo, por 10s camitas. La ciencia suplantaba la teología de forma admirable. En
concordancia con Ia ya comentada equiparación entre grupo racial y grupo lingüístico
(y viceversa), a comienzos de1 siglo XX surgió la denominada 'familia de lenguas
camitas' y, en consecuencia, Ia sub-raza camita recibió su bautizo a1 mismo tiempo
que se buscaban 10s pueblos que tenían que encajar dentro de estas innovadoras y
'objetivas' clasificaciones: así, dentro de1 cajón de sastre proporcionado por esta