ontem e hoje - Repositório Aberto da Universidade do Porto

neoweberiana que 10s etnonacionalistas atribuyen ala sola cultura merina; ése es e1
segundo pilar de su posición, acompaiiado de efectos tales como e1 victimismo. Por
mucho que sus caminos fuesen distintos, 10s universalizadores podrían acabar
abogando por medidas y diseÍios sociales muy similares a 10s postulados por 10s
etnonacionalistas. En nombre de valores supuestamente universales como las liber-
tades y derechos individuales -supuestamente implícitos en e1 susodicho potencial
malgache-, se podría acabar negando las iniciativas de porciones importantes dela
población, y probablemente de aquéllas más alejadas de 10s poderes fácticos: la
exclusión saldría por la puerta y entraría por la ventana.
Para conjurar este riesgo, aunque no siempre de forma consciente, 10s univer-
saliiadores optan por negar la existencia de un patrón malgache puro materializado
en e1 devenir de alguno de sus supuestos grupos étnicos. A1 mismo tiempo, tratan de
poner éstos en entredicho o, a1 menos, vaciarlos de contenido. Es decir, ni 10s merina
ni ningún otro grupo podría reclamar una mayor o más profunda malgachitud. La
empresa es harto complicada y, a mi parecer, condenada a1 fracaso. Comentarla
superaría con mucho las ambiciones de esta presentación, pero se pueden aportar
algunas acotaciones que creo sugerentes. çiuno no quiere entrar en e1 mismo discurso
esencialista que dice criticar, es forzoso acompaiiar la más o menos caótica compa-
ración de variopintos marcadores culturales, con e1 estudio de su cristalización en
relaciones de poderhistóricas. Dicho de otra forma, poco importa que las comunidades
de la isla hayan intercambiado multidireccionalmente información si, finalmente, un
grupo consigue imponer en gran medida su propia síntesis (siempre debida a algunas
facciones y no a todo e1 presunto grupo). Anadie se le escapa que dicho grupo seria
la etnia merina. Luego, es importante analizar si 10s merina han conseguido copar la
cultura malgache a consecuencia de acaparar e1 poder.
La posición de 10s universaliiadores es nítida: e1 fnnjaknna, e1 estado que arranca
de la expansión merina decimonónica y se articula con las experiencias colonial y
neocolo~al no es en si mismo un asunto merina. Aunque 10s merina sem mayoritarios
en e1 fnnjakníia, éste aglutina a individuos y sectores no merina. Aunque enel fanjnkoiin
intervengan lógicas clientelares que uno podría denominar étnicas, la concepción
completa de1 fnnjnknna, indispensable para su supervivencia, transciende dichas
lógicas; esta trascendencia se vería acentuada además con la adopción de Ia democracia.
Por tanto, contentarse con hablar de hegemonía merina para describir las
relaciones de poder en e1 Madagascar independiente falsearía la situacióu, a1 esconder
Ias solidaridades interétnicas entre "notables", que tendrían mucho que ver con e1
análisis de clase social o de competencia económica. Los estudios que confluyen en
esta perspectiva sonmuy diversos. Seiialaré dos. Françoise Raison-Jourdedemuestra
brillantemente como la expansión merina de1 siglo XIX no só10 se llevó a cabo a
expensas de 10s grupos no merina, sino también, y tal vez en mayor medida, a costa
de la marginación económica, social y política de una mayoría de la propia población