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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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entre el público. «Pero que nadie se preocupe —dice—, el pez no permanece mucho tiempo <strong>de</strong>ntro,<br />

apenas unos segundos; <strong>de</strong> otro modo, moriría por culpa <strong>de</strong>l calor y <strong>la</strong> saliva». En cualquier caso, <strong>la</strong><br />

primera vez que Mac realizó este truco en escena y con un voluntario, se atragantó «porque el pez<br />

parecía empeñado en nadar garganta abajo. Entonces, empecé a toser para que saliera, pero al final<br />

tuve que darme <strong>la</strong> vuelta y acabé vomitando el pez y el bocadillo <strong>de</strong>l almuerzo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l maletín<br />

que suelo usar en mi espectáculo. El tipo que tenía ahí al <strong>la</strong>do exc<strong>la</strong>mó: «¡Aaaaggg!», pero nadie<br />

más reaccionó. Siempre guardo otro pez en el maletín por si acaso, <strong>de</strong> modo que lo cogí y pu<strong>de</strong><br />

finalizar el truco sin problemas». Mac abre los ojos con expresión <strong>de</strong> incredulidad. «Luego, nadie<br />

me preguntó: «Oiga, ¿ha vomitado usted en el escenario?». Y eso que todo el mundo lo vio. Es tan<br />

raro… ¿En qué estará pensando <strong>la</strong> gente?».<br />

La lección es que hay que seguir a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte a pesar <strong>de</strong> nuestros errores cotidianos. Por mucho que<br />

los magos se equivoquen, cargan con ellos, continúan y el público casi nunca se entera. Deberíamos<br />

aplicarnos el cuento, y, al igual que un mago, seguir caminando como si nada hubiera ocurrido,<br />

porque ese error pasará inadvertido <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> <strong>la</strong>s veces. No nos enfa<strong>de</strong>mos. No nos <strong>de</strong>jemos<br />

vencer por <strong>la</strong> vergüenza. Hagamos <strong>de</strong> tripas corazón, volvamos a nuestro maletín y cojamos el otro<br />

pececillo para llevárnoslo a <strong>la</strong> boca.<br />

La piedra en cuestión pesa más <strong>de</strong> dos kilos y tiene el tamaño <strong>de</strong> una papaya. Para <strong>de</strong>mostrar que es un<br />

error hacer el mismo truco dos veces seguidas, Mac repite el número exacta<strong>mente</strong> igual que antes.<br />

Esta vez vemos con más c<strong>la</strong>ridad cómo lo hace. Primero da los golpecitos en el zapato y <strong>la</strong> bolsita <strong>de</strong><br />

miel cae al suelo. Es <strong>la</strong> clásica <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> <strong>la</strong> atención, pero ahora lo tenemos fichado. En lugar <strong>de</strong><br />

fijarnos en <strong>la</strong> bolsita <strong>de</strong> miel como él quiere, observamos cómo se lleva <strong>la</strong> mano al bolsillo trasero e<br />

introduce el pedrusco en el zapato. Cuando <strong>la</strong> piedra cae estrepitosa<strong>mente</strong>, ya no estamos tan<br />

sorprendidos.<br />

Mac quiere saber cuántos <strong>de</strong> nosotros lo hemos visto meter <strong>la</strong> piedra en el zapato y más o menos <strong>la</strong><br />

mitad <strong>de</strong> <strong>la</strong> audiencia levanta <strong>la</strong> mano. «Me alegra saber que por lo menos hay alguien que se ha dado<br />

cuenta —afirma—. Sería preocupante que esta vez no hubiese sido un poco más fácil». Y entonces<br />

pregunta si queremos que haga el truco por tercera vez. Se oye un murmullo general <strong>de</strong> aprobación.<br />

Pero, en esta ocasión, Mac <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> cambiar el método para sorpren<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> nuevo: en lugar <strong>de</strong><br />

llevarse <strong>la</strong> mano al bolsillo para sacar <strong>la</strong> piedra, vuelve a darle unos golpecitos al zapato, lo sacu<strong>de</strong> y,<br />

al ver que no sale nada, mete <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>ntro y… ¡saca otro pedrusco! Pero esta vez se trata <strong>de</strong> una<br />

esponja con forma <strong>de</strong> piedra. Ha estado ahí metida todo el tiempo.<br />

La <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> Mac ilustra hasta qué punto <strong>la</strong> repetición simu<strong>la</strong>da, no real, es una po<strong>de</strong>rosa

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