Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0
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mirarlo (atención conjunta), o simple<strong>mente</strong> no prestar atención a nada en particu<strong>la</strong>r. Algunos <strong>de</strong> los<br />
mecanismos cerebrales que contro<strong>la</strong>n estos procesos empiezan a compren<strong>de</strong>rse ahora. Por ejemplo,<br />
todos tenemos un «foco <strong>de</strong> atención», en el sentido <strong>de</strong> que disponemos <strong>de</strong> una capacidad limitada <strong>de</strong><br />
atención. Esto restringe <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> información que po<strong>de</strong>mos recibir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una región <strong>de</strong>l espacio<br />
visual en un momento dado. Cuando prestamos atención a algo es como si nuestra <strong>mente</strong> dirigiese un<br />
foco <strong>de</strong> luz hacia ese objeto. Entonces práctica<strong>mente</strong> <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> hacer caso <strong>de</strong> todo lo que esté<br />
sucediendo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> nuestro foco <strong>de</strong> luz, proporcionándonos una especie <strong>de</strong> «visión <strong>de</strong> túnel». <strong>Los</strong><br />
magos explotan esta característica <strong>de</strong> nuestro cerebro con <strong>la</strong> máxima eficacia.<br />
Aún no está c<strong>la</strong>ro si hay un único centro en el cerebro que se encarga <strong>de</strong> contro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> atención.<br />
Dado que existen tantas c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> efectos <strong>de</strong> atención, es posible que haya varios centros <strong>de</strong> control <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> atención funcionando en co<strong>la</strong>boración unos con otros. Un aspecto fundamental es que muchos <strong>de</strong> los<br />
circuitos cerebrales que contro<strong>la</strong>n el movimiento <strong>de</strong> los ojos participan también en el cambio <strong>de</strong><br />
localización <strong>de</strong> <strong>la</strong> atención. [1] Lo cual tiene sentido, porque estos circuitos son los responsables <strong>de</strong><br />
orientar los ojos hacia áreas concretas <strong>de</strong>l espacio visual, y parece lógico que sean ellos los que operen<br />
para orientar también nuestro foco <strong>de</strong> atención. Determinar gracias a <strong>la</strong> atención qué hay <strong>de</strong><br />
interesante en lo que vemos resulta <strong>de</strong>cisivo para <strong>de</strong>cidir dón<strong>de</strong> seguir mirando. <strong>Los</strong> magos lo<br />
compren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> forma intuitiva y por eso llegan a contro<strong>la</strong>r nuestros ojos y nuestra atención como si<br />
fuéramos marionetas.<br />
Como ya se ha dicho, los humanos tenemos <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> forma abierta y encubierta.<br />
Pensemos en un portero <strong>de</strong> fútbol que ve cómo <strong>la</strong> pelota vue<strong>la</strong> hacia <strong>la</strong> portería; dicho jugador está<br />
siguiendo <strong>la</strong> trayectoria <strong>de</strong>l balón <strong>de</strong> forma abierta. Pero también es posible que, antes <strong>de</strong> chutar a<br />
portería, el astuto <strong>de</strong><strong>la</strong>ntero <strong>de</strong>l equipo contrario intente distraer <strong>la</strong> atención <strong>de</strong>l portero mirando hacia<br />
otro <strong>la</strong>do, lejos <strong>de</strong> los palos (como si le dijera <strong>de</strong> manera no verbal: «¡Eh, que voy por allí!», cuando<br />
en realidad tomará <strong>la</strong> dirección opuesta). En el mundo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>porte, a este movimiento se lo l<strong>la</strong>ma<br />
«finta» y simple<strong>mente</strong> consiste en engañar los recursos <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l portero dirigiéndolos en <strong>la</strong><br />
dirección equivocada. El <strong>de</strong><strong>la</strong>ntero no hace sino mirar hacia una región <strong>de</strong> interés ficticia sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />
vigi<strong>la</strong>r en secreto <strong>la</strong> portería sobre <strong>la</strong> que va a chutar.<br />
Pero un exceso <strong>de</strong> atención también pue<strong>de</strong> resultar negativo. Como seres sociales, los humanos y<br />
los primates a menudo se ven obligados a procesar <strong>la</strong> información visual sin mirarse los unos a los<br />
otros, ya que podría interpretarse como una amenaza. Sabemos <strong>de</strong> forma intuitiva, por ejemplo, que<br />
cuando vemos a un policía no <strong>de</strong>bemos acercarnos a él, mirarlo a los ojos y <strong>de</strong>cirle: «Eh, ¿qué miras?<br />
¿Acaso tengo monos en <strong>la</strong> cara?». La capacidad <strong>de</strong> centrar <strong>la</strong> atención <strong>de</strong> forma encubierta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>terminadas circunstancias sociales en <strong>la</strong>s que no siempre queremos que <strong>la</strong> persona a <strong>la</strong> que estamos<br />
mirando sepa que nos fijamos en el<strong>la</strong>.<br />
También tenemos <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong> establecer una atención conjunta. Po<strong>de</strong>mos mirar a otra persona<br />
y seña<strong>la</strong>rle un objeto sin <strong>de</strong>cir una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, simple<strong>mente</strong> con un gesto (como un rápido<br />
movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> mirada). De este modo, es posible inducir a esa persona a mirar el objeto<br />
abierta<strong>mente</strong>, o que se fije en él <strong>de</strong> forma encubierta. De <strong>la</strong> misma manera, cuando el <strong>de</strong><strong>la</strong>ntero ha<br />
engañado al portero, lo ha hecho fingiendo poner su atención en una zona <strong>de</strong>l campo en <strong>la</strong> que no tiene<br />
el más mínimo interés. Ha iniciado un acto <strong>de</strong> atención conjunta. <strong>Los</strong> bebés <strong>de</strong> apenas nueve meses ya<br />
recurren a <strong>la</strong> atención conjunta, al igual que los monos. <strong>Los</strong> perros son incluso mejores que los