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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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Wilke, un hábil embustero que se convirtió en el primer director <strong>de</strong>l Servicio Secreto <strong>de</strong> Estados<br />

Unidos, y que era célebre por sus intrigas y maquinaciones, dignas <strong>de</strong> Maquiavelo. Escribió aquel<strong>la</strong><br />

historia simple<strong>mente</strong> para aumentar <strong>la</strong>s ventas <strong>de</strong>l periódico. Wilke tuvo que retractarse en público,<br />

alegando que el artículo «se había escrito con el único propósito <strong>de</strong> ofrecer una teoría <strong>de</strong> una forma<br />

entretenida». La retractación <strong>la</strong> firmaba un tal Fred S. Ellmore (o sea, «sell more», «ven<strong>de</strong>r más»).<br />

Pero <strong>la</strong> confesión <strong>de</strong> Wilke llegó <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. La historia se había propagado <strong>de</strong> manera viral.<br />

Mucho antes <strong>de</strong> que Internet pudiese difundir una información al instante, el re<strong>la</strong>to <strong>de</strong>l truco <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

cuerda india se extendió por todo el mundo, aunque tardó dos meses en lugar <strong>de</strong> unos minutos. <strong>Los</strong><br />

periódicos <strong>de</strong> Estados Unidos y Europa se hicieron eco <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia, que llegó a traducirse a casi<br />

todas <strong>la</strong>s lenguas europeas, y final<strong>mente</strong> alcanzó <strong>la</strong> India, don<strong>de</strong> se recibió con bastante sorpresa. ¿Qué<br />

truco? ¿Qué cuerda?<br />

Durante los siguientes cincuenta años, fueron cientos, si no miles, <strong>la</strong>s personas que aseguraron<br />

haber visto el truco <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda india en persona. En 1904, un joven caballero británico, consi<strong>de</strong>rado<br />

digno <strong>de</strong> toda credibilidad por su proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> alta cuna, contó a <strong>la</strong> Sociedad para <strong>la</strong> Investigación<br />

Psíquica <strong>de</strong> Londres que él mismo había presenciado el truco unos años atrás. Después <strong>de</strong><br />

interminables interrogatorios, <strong>la</strong> sociedad rechazó su testimonio por quedar patente, «<strong>de</strong> nuevo, <strong>la</strong><br />

poca fiabilidad <strong>de</strong>l recuerdo». Pero los casos siguieron proliferando, a menudo con adornos <strong>de</strong> todo<br />

tipo: una vez que el niño ha <strong>de</strong>saparecido en lo alto <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda, el faquir le pi<strong>de</strong> que vuelva. Como no<br />

le respon<strong>de</strong>, el faquir coge un cuchillo, trepa por <strong>la</strong> cuerda y también <strong>de</strong>saparece. Luego se oyen unos<br />

gritos y empiezan a caer al suelo pedazos <strong>de</strong>l niño (una pierna, un brazo, el torso, <strong>la</strong> cabeza). Entonces,<br />

el hombre <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> e introduce los trozos en un cesto. A continuación realiza un conjuro y <strong>de</strong> pronto<br />

el niño sale <strong>de</strong> <strong>la</strong> cesta, perfecta<strong>mente</strong> recompuesto y sonriendo, pero el faquir está cubierto <strong>de</strong> sangre.<br />

A medida que <strong>la</strong> leyenda <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda india crecía, también aumentaba su pedigrí. <strong>Los</strong><br />

historiadores buscaron su rastro en el mundo antiguo y empezaron a surgir antece<strong>de</strong>ntes en Australia,<br />

Siberia, Alemania y China. Algunos estudiosos indios encontraron alusiones metafóricas al hecho <strong>de</strong><br />

ascen<strong>de</strong>r por una cuerda que se remontaban al siglo VIII, e incluso se dijo que Marco Polo presenció el<br />

truco.<br />

<strong>Los</strong> magos salieron entonces a escena para <strong>de</strong>sacreditarlo, precisa<strong>mente</strong> porque sabían que era<br />

imposible, y ofrecieron una recompensa a cualquiera que pudiera llevarlo a cabo. Sin embargo, cuanto<br />

más intentaban probar <strong>la</strong> falsedad <strong>de</strong> un caso (<strong>de</strong>mostrando, por ejemplo, que <strong>la</strong> supuesta «cuerda» era<br />

en realidad un poste), más aumentaban los testimonios en primera persona. Al igual que el monstruo<br />

<strong>de</strong>l <strong>la</strong>go Ness, que Bigfoot y que los avistamientos <strong>de</strong> ovnis, el truco <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda india seguía gozando<br />

<strong>de</strong> una gran credibilidad a pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong> maja<strong>de</strong>ría absoluta que suponía.<br />

Si nunca hemos oído hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> leyenda, probable<strong>mente</strong> sea porque su popu<strong>la</strong>ridad alcanzó el<br />

apogeo unos años antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda guerra mundial. Algunos magos mo<strong>de</strong>rnos han intentado<br />

escenificar una versión <strong>de</strong>l truco, pero, uno tras otro, han renunciado a representarlo. Hubo que esperar<br />

al año 2005 para que por fin alguien <strong>de</strong>sacreditara <strong>de</strong> una vez por todas el asunto, <strong>de</strong>mostrando que se<br />

trataba <strong>de</strong> un frau<strong>de</strong>. Nos referimos a Peter Lamont, un investigador asociado <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong><br />

Edimburgo, que re<strong>la</strong>ta <strong>la</strong> historia en su libro Auge y caída <strong>de</strong>l truco <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda india. Lamont<br />

explica que el truco no es más que un clásico ejemplo <strong>de</strong> cómo <strong>la</strong>s ilusiones <strong>de</strong> <strong>la</strong> memoria arraigan en<br />

<strong>la</strong> <strong>mente</strong> humana.

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