Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0
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mundo, por lo general los «novios» por lo menos suelen po<strong>de</strong>r ejercer su <strong>de</strong>recho a veto.<br />
Para encontrar a <strong>la</strong> pareja i<strong>de</strong>al, alguien con quien llevarse bien toda <strong>la</strong> vida (por cierto, ¿por qué<br />
hay tantos chistes sobre <strong>la</strong>s suegras?), aquí en Occi<strong>de</strong>nte se necesita mucha suerte y, sin embargo, nos<br />
parece fruto <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad. «Convéncete <strong>de</strong> que conseguirás todo aquello que <strong>de</strong>seas —nos dice el<br />
superventas <strong>de</strong> autoayuda El secreto—, y se hará realidad». Este encantamiento <strong>de</strong> masas es uno <strong>de</strong> los<br />
trucos <strong>de</strong> magia más fabulosos jamás inventado.<br />
¿Por qué creemos que nuestras opciones <strong>de</strong> elección son tan libres e ilimitadas? La respuesta<br />
podría hal<strong>la</strong>rse en un principio psicológico l<strong>la</strong>mado «disonancia cognitiva». Ésta se presenta cuando<br />
dos i<strong>de</strong>as contrapuestas, o dos comportamientos o hechos o creencias, entran en conflicto en nuestro<br />
cerebro. Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s maneras que tiene nuestro cerebro <strong>de</strong> resolver dicho conflicto es cambiar <strong>de</strong><br />
actitud, <strong>de</strong> creencia o <strong>de</strong> comportamiento, <strong>de</strong> modo que una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as contrapuestas <strong>de</strong>staque sobre<br />
<strong>la</strong> otra. A los magos les encanta <strong>la</strong> disonancia cognitiva, puesto que conduce al espectador a creer que<br />
real<strong>mente</strong> ha tomado una <strong>de</strong>cisión con libertad e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />
Po<strong>de</strong>mos ilustrar este fenómeno con un ejemplo que tuvo lugar en <strong>la</strong> reunión anual <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sociedad<br />
para <strong>la</strong> Neurociencia celebrada en Chicago en 2009, don<strong>de</strong> organizamos una presentación para<br />
<strong>de</strong>mostrar el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> magia y su potencial utilidad en el <strong>la</strong>boratorio. Nuestros colegas Apollo<br />
Robbins —el Ladrón Caballero—, y el mentalista Eric Mead realizaron varios trucos y explicaron los<br />
diferentes principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> magia ante una audiencia <strong>de</strong> siete mil neurocientíficos convocados en el<br />
enorme salón <strong>de</strong> actos. [7]<br />
La noche anterior al evento, presenciamos una disonancia cognitiva en directo cuando Mead<br />
realizó un truco <strong>de</strong> magia en <strong>la</strong> fiesta ofrecida por el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad, Tom Carew, ante<br />
varias <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> los mejores neurocientíficos <strong>de</strong>l mundo y en su lujosa suite <strong>de</strong> hotel con vistas al<br />
<strong>la</strong>go Michigan.<br />
En un momento dado, Mead pidió a un científico que escogiera una carta <strong>de</strong> una baraja y luego le<br />
dijo que esparciera todas <strong>la</strong>s cartas al azar sobre una extensión consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>l suelo. Sólo el<br />
científico sabía qué carta había elegido. A continuación, Mead cogió una servilleta por uno <strong>de</strong> sus<br />
extremos, le entregó el otro al científico y, tensando <strong>la</strong> servilleta, paseó al científico por don<strong>de</strong> estaban<br />
esparcidas <strong>la</strong>s cartas. Mead se jactó <strong>de</strong> que era capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar el menor cambio <strong>de</strong> tensión en <strong>la</strong><br />
servilleta, lo cual le permitiría leer <strong>la</strong>s señales inconscientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>mente</strong> <strong>de</strong>l científico para encontrar<br />
<strong>la</strong> carta correcta. Al cabo <strong>de</strong> un minuto, Mead halló efectiva<strong>mente</strong> dicha carta.<br />
Lo interesante <strong>de</strong> este truco 42 es que, tras <strong>la</strong> fiesta, mientras los invitados bajaban en ascensor para<br />
salir <strong>de</strong>l hotel y hab<strong>la</strong>ban entre risitas <strong>de</strong> lo sucedido, el científico que había participado en el truco<br />
comentó que Mead <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> saber por a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntado qué carta iba a escoger. Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s científicas que lo<br />
acompañaba, una experta mundial en el campo <strong>de</strong>l control motor, se apresuró a <strong>de</strong>smentir semejante<br />
apreciación, alegando que en absoluto se trataba <strong>de</strong> un truco. Según el<strong>la</strong>, Mead había recurrido a su<br />
tensión neuromuscu<strong>la</strong>r reflejada en <strong>la</strong> servilleta para encontrar <strong>la</strong> carta. Mead había <strong>de</strong>jado c<strong>la</strong>ro que<br />
se trataba <strong>de</strong> un truco, pese a lo cual el<strong>la</strong> seguía insistiendo en una explicación mucho menos probable.<br />
En un momento <strong>de</strong> arrebato, su disonancia cognitiva <strong>la</strong> había empujado por los maravillosos caminos<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> magia.<br />
La disonancia cognitiva entra en escena cuando nos vemos obligados a <strong>de</strong>cidir entre dos opciones<br />
que parecen equivalentes. Entonces, elevamos el valor <strong>de</strong> <strong>la</strong> elección por <strong>la</strong> sencil<strong>la</strong> razón <strong>de</strong> que <strong>la</strong>