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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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<strong>de</strong> una venta fraudulenta y, creyendo haber comprado una cosa, ha vuelto a casa con otra?<br />

Si <strong>de</strong> verdad fuéramos libres para elegir, <strong>la</strong>s campañas publicitarias y comerciales no servirían<br />

<strong>de</strong> nada. Por ejemplo, cuando Steve terminó el doctorado y empezó a trabajar como investigador,<br />

<strong>de</strong>bía repartir su tiempo entre dos <strong>la</strong>boratorios. Necesitaba un coche para <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> Facultad<br />

<strong>de</strong> Medicina <strong>de</strong> Harvard <strong>de</strong> Boston al <strong>la</strong>boratorio Cold Spring Harbor <strong>de</strong> Long Is<strong>la</strong>nd, <strong>de</strong> modo que<br />

se compró un reluciente Dodge Intrepid ES <strong>de</strong> color negro con techo so<strong>la</strong>r, asientos motorizados <strong>de</strong><br />

piel, l<strong>la</strong>ntas <strong>de</strong> aleación, sistema estéreo Infiniti y control automático <strong>de</strong> <strong>la</strong> temperatura <strong>de</strong>l aire.<br />

Era un coche <strong>de</strong>masiado caro para el sueldo <strong>de</strong> un recién doctorado, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego estaba por<br />

encima <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s, pero él racionalizó <strong>la</strong> <strong>de</strong>cisión alegando que se trataba <strong>de</strong> un coche<br />

increíble<strong>mente</strong> seguro, con airbags para conductor y pasajero (en aquel<strong>la</strong> época eran una novedad),<br />

control <strong>de</strong> tracción, sistema automático <strong>de</strong> frenado y otros a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntos en materia <strong>de</strong> seguridad. Al fin<br />

y al cabo, el <strong>la</strong>rgo trayecto entre Massachusetts y Nueva York requería una gran seguridad, ¿no?<br />

Por supuesto que sí. Su <strong>de</strong>cisión nada tenía que ver con el hecho <strong>de</strong> que a <strong>la</strong>s chicas les gustan<br />

los coches guays.<br />

Para ser sinceros, es cierto que se dirigió al ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> coches con una lista <strong>de</strong> <strong>la</strong>s medidas <strong>de</strong><br />

seguridad que quería para su vehículo. Steve llegó al concesionario con un gran sentido <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

responsabilidad. El ven<strong>de</strong>dor echó un vistazo a <strong>la</strong> lista, pero sabía que sólo los coches <strong>de</strong> gama alta<br />

tienen incorporadas <strong>de</strong> fábrica <strong>la</strong>s prestaciones que Steve pedía, y segura<strong>mente</strong> llegó a <strong>la</strong> conclusión<br />

<strong>de</strong> que aquel cliente era un soltero con exceso <strong>de</strong> testosterona. Steve podría haber encargado un<br />

coche normal y corriente, más barato, más pequeño y con <strong>la</strong>s mismas prestaciones <strong>de</strong> seguridad,<br />

pero habría tenido que esperar tres meses para recibirlo. En lugar <strong>de</strong> eso, se vio forzado (en el<br />

sentido que los magos dan al término) por el ven<strong>de</strong>dor para quedarse con aquel coche <strong>de</strong> lujo.<br />

En Occi<strong>de</strong>nte solemos pensar que somos nosotros quienes escogemos a nuestra pareja. Creemos<br />

que los matrimonios concertados y <strong>la</strong>s casa<strong>mente</strong>ras profesionales son cosa <strong>de</strong>l pasado, como <strong>la</strong><br />

alquimia y <strong>la</strong> maquinaria <strong>de</strong> asedio, ¿verdad? Bueno, tal vez. En teoría, po<strong>de</strong>mos ir y multiplicarnos<br />

con quien queramos siempre que haya mutuo acuerdo, c<strong>la</strong>ro. Somos libres y nuestras opciones parecen<br />

multiplicarse también hasta el infinito.<br />

Pero, en <strong>la</strong> práctica, <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> nosotros no estamos menos condicionados a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> elegir<br />

pareja que <strong>la</strong> joven oriental que obe<strong>de</strong>ce <strong>la</strong> tradición y se encamina hacia un matrimonio concertado.<br />

Pensemos en el hecho <strong>de</strong> que tenemos que conocer a <strong>la</strong> persona con <strong>la</strong> que vamos a emparejarnos e<br />

interactuar con el<strong>la</strong>: por eso, en general estamos limitados por <strong>la</strong> misma ubicación geográfica, entorno<br />

socioeconómico, religión, edad, disponibilidad y un nivel parecido <strong>de</strong> atractivo. En realidad, es difícil<br />

encontrar a una persona que encaje con todos estos parámetros, en especial tras haber terminado <strong>la</strong><br />

secundaria o <strong>la</strong> universidad. De ahí que no poca gente acabe casándose con su amor <strong>de</strong> instituto o <strong>de</strong><br />

facultad.<br />

¿En qué medida somos real<strong>mente</strong> libres? No mucho, <strong>la</strong> verdad. La práctica <strong>de</strong>l matrimonio<br />

concertado tan habitual en Oriente resulta bastante inteligente si tenemos en cuenta que <strong>la</strong> elección<br />

está en manos <strong>de</strong> unas personas (por lo general los padres) que se preocupan <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja, que saben<br />

por experiencia cómo es <strong>la</strong> vida, el trabajo y <strong>la</strong> paternidad, y que consi<strong>de</strong>ran todos estos factores a <strong>la</strong><br />

hora <strong>de</strong> concertar el matrimonio. A<strong>de</strong>más, salvo alguna excepción en <strong>de</strong>terminadas zonas ais<strong>la</strong>das <strong>de</strong>l

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