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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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cuestión es algo más complicada. No toda <strong>la</strong> luz que usa el cerebro es visible para nosotros. <strong>Los</strong><br />

humanos no somos muy buenos estimando el nivel <strong>de</strong> luz física que existe a nuestro alre<strong>de</strong>dor. En<br />

realidad, ni siquiera somos conscientes <strong>de</strong>l tamaño que adquieren nuestras pupi<strong>la</strong>s en un momento<br />

dado. Y esto suce<strong>de</strong> en parte porque el iris se adapta al nivel <strong>de</strong> luz para ayudar a que <strong>la</strong>s distintas<br />

señales luminosas sean accesibles <strong>de</strong> cara a su procesamiento neuronal. Con poca luz, el iris se abre<br />

para permitir <strong>la</strong> entrada <strong>de</strong> más fotones; y con mucha luz, el iris se cierra para impedir que <strong>la</strong> retina<br />

que<strong>de</strong> cegada por el resp<strong>la</strong>ndor. Éste es el motivo <strong>de</strong> que expertos en niveles <strong>de</strong> luminosidad como<br />

son los fotógrafos tengan que ayudarse <strong>de</strong>l fotómetro, un dispositivo para medir <strong>de</strong> forma objetiva<br />

el nivel <strong>de</strong> luz, en lugar <strong>de</strong> fiarse <strong>de</strong> su propia estimación subjetiva, antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir el número f<br />

idóneo <strong>de</strong>l objetivo en cada momento. Pero esto parece casi un razonamiento circu<strong>la</strong>r. ¿Cómo es<br />

posible que no seamos capaces <strong>de</strong> cuantificar con exactitud <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> luz que nos llega a los<br />

ojos <strong>de</strong>bido al cambio que se produce en el iris, si es en realidad el cerebro quien contro<strong>la</strong> nuestros<br />

iris para optimizar <strong>la</strong> <strong>de</strong>nsidad fotónica que alcanza <strong>la</strong> retina? La respuesta está en que el control<br />

neuronal <strong>de</strong>l iris sí calcu<strong>la</strong> con exactitud los cambios <strong>de</strong> intensidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz, pero lo hace por<br />

medio <strong>de</strong> unos circuitos que no están conectados con los circuitos visuales que resultan en <strong>la</strong><br />

experiencia consciente. De ahí que sólo seamos conscientes <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados aspectos <strong>de</strong> <strong>la</strong> escena,<br />

como <strong>la</strong> luminosidad re<strong>la</strong>tiva <strong>de</strong> los objetos que hay en el<strong>la</strong>, mientras que otros fragmentos <strong>de</strong><br />

información visual, como <strong>la</strong> medida cuantificada <strong>de</strong> nivel <strong>de</strong> luz global, se realizan <strong>de</strong> manera<br />

inconsciente.<br />

Lo que hacen los magos es explotar constante<strong>mente</strong> estas características <strong>de</strong> nuestro sistema visual.<br />

En los trucos con cartas se sirven <strong>de</strong> <strong>la</strong> ilusión <strong>de</strong> profundidad; utilizan el contexto para que nuestra<br />

percepción sea errónea. Saben que rellenaremos <strong>la</strong>s piezas que faltan en <strong>la</strong> escena. Se aprovechan <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s neuronas que <strong>de</strong>tectan los contornos para convencernos <strong>de</strong> que son capaces <strong>de</strong> dob<strong>la</strong>r una cuchara,<br />

y pue<strong>de</strong>n aprovecharse <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestro sistema visual para <strong>de</strong>jarnos ciegos<br />

por un momento, lo cual nos lleva <strong>de</strong> vuelta a Johnny.<br />

¡ADVERTENCIA!<br />

Algunos magos creen que los secretos que se escon<strong>de</strong>n tras los trucos y <strong>la</strong>s ilusiones jamás <strong>de</strong>berían<br />

reve<strong>la</strong>rse, pero <strong>la</strong> mayoría está <strong>de</strong> acuerdo en que es necesario cierto nivel <strong>de</strong> reve<strong>la</strong>ción para <strong>la</strong><br />

prosperidad <strong>de</strong> su arte, siempre, c<strong>la</strong>ro está, que los secretos se <strong>de</strong>n a conocer con pru<strong>de</strong>ncia y sólo a<br />

aquel<strong>la</strong>s personas que real<strong>mente</strong> <strong>de</strong>ban saberlos. Jack Delvin, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Círculo Mágico, una<br />

importante sociedad internacional <strong>de</strong> magia e ilusionismo, lo resume con estas pa<strong>la</strong>bras: «La puerta<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> magia está cerrada, pero no con l<strong>la</strong>ve». O sea, que en realidad <strong>la</strong> magia no tiene secretos, están<br />

a disposición <strong>de</strong> cualquiera, siempre, eso sí, que se esfuerce lo bastante para <strong>de</strong>scubrirlos.<br />

Tendremos que practicar como posesos para ganarnos el <strong>de</strong>recho a ser miembros <strong>de</strong>l club, y no<br />

<strong>de</strong>sve<strong>la</strong>r acci<strong>de</strong>ntal<strong>mente</strong> ningún truco en una función por falta <strong>de</strong> práctica. Sería inadmisible que<br />

nos topáramos por casualidad con uno <strong>de</strong> esos secretos al ojear una revista o escuchar una

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