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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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esultados <strong>de</strong> nuestras investigaciones sobre <strong>la</strong>s ilusiones y <strong>la</strong> percepción visual. En realidad, el<br />

propósito inicial <strong>de</strong> nuestra co<strong>la</strong>boración con los magos era apren<strong>de</strong>r a ser capaces <strong>de</strong> usar <strong>la</strong> magia en<br />

el <strong>la</strong>boratorio, pero también a los magos podía ayudarles saber algo sobre investigación cognitiva.<br />

Después <strong>de</strong> mostrarles algunos <strong>de</strong> nuestros trabajos sobre ilusiones visuales, Susana les expuso lo que<br />

sabemos sobre <strong>la</strong> neurociencia <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong>l ojo. Existen dos c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> movimientos, y<br />

ambos sirven a diferentes propósitos y probable<strong>mente</strong> estén contro<strong>la</strong>dos por distintos subsistemas <strong>de</strong>l<br />

sistema oculomotor.<br />

En el primer tipo <strong>de</strong> movimiento ocu<strong>la</strong>r, l<strong>la</strong>mado «movimiento sacádico», los ojos se mueven<br />

rápida y casi instantánea<strong>mente</strong> <strong>de</strong> un punto a otro. <strong>Los</strong> breves instantes que hay entre cada<br />

movimiento sacádico, cuando los ojos están casi quietos, se <strong>de</strong>nominan «fijaciones». <strong>Los</strong><br />

movimientos sacádicos son vitales para <strong>la</strong> visión porque los ojos pue<strong>de</strong>n distinguir <strong>de</strong>talles finos sólo<br />

en un círculo <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong> una cerradura que se encuentra en el centro mismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> mirada y<br />

cubre una décima parte <strong>de</strong>l uno por ciento <strong>de</strong> nuestra retina; <strong>la</strong> calidad <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong>l campo visual<br />

circundante resulta <strong>de</strong> una pobreza sorpren<strong>de</strong>nte.<br />

Para <strong>de</strong>mostrarlo, po<strong>de</strong>mos hacer una prueba nosotros mismos con una baraja normal y corriente.<br />

Separemos <strong>la</strong>s figuras (esto es sota, caballo y rey) y barajémos<strong>la</strong>s. A continuación, fijemos <strong>la</strong> mirada<br />

en algún objeto que se encuentre en <strong>la</strong> otra punta <strong>de</strong> <strong>la</strong> habitación y procuremos no mover los ojos en<br />

absoluto. Ahora cojamos una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s figuras al azar y sostengámos<strong>la</strong> a<strong>la</strong>rgando el brazo justo en el<br />

bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestra visión periférica. Seguro que no podremos resistir <strong>la</strong> tentación <strong>de</strong> echar un vistazo a<br />

<strong>la</strong> carta para ver cuál es, pero ésta se habrá acercado bastante al centro <strong>de</strong> nuestra visión antes <strong>de</strong> que<br />

<strong>la</strong> hayamos i<strong>de</strong>ntificado.<br />

El motivo por el que nuestra visión no nos parece nu<strong>la</strong> en un noventa y nueve coma nueve se <strong>de</strong>be<br />

a los movimientos sacádicos. Lo cierto es que nuestros ojos revolotean constante<strong>mente</strong> por el mundo<br />

que los ro<strong>de</strong>a, igual que un colibrí atiborrado <strong>de</strong> anfetas en busca <strong>de</strong> néctar. El cerebro suprime <strong>la</strong><br />

imagen borrosa e integra pequeños fragmentos <strong>de</strong> <strong>la</strong> información que ha recibido en cada fijación para<br />

ofrecer a nuestra consciencia visual un retrato <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>do y en apariencia estable <strong>de</strong> <strong>la</strong> escena visual que<br />

se hal<strong>la</strong> ante nosotros.<br />

<strong>Los</strong> movimientos sacádicos también tienen que ver con <strong>la</strong> adaptación. Recor<strong>de</strong>mos que <strong>la</strong>s<br />

neuronas <strong>de</strong> nuestro sistema visual están diseñadas para <strong>de</strong>tectar los cambios. Pero cuando <strong>la</strong>s<br />

condiciones permanecen estáticas <strong>la</strong>s neuronas se adaptan reduciendo su nivel <strong>de</strong> disparo. En ese caso,<br />

<strong>de</strong>jan <strong>de</strong> proporcionarnos información fiable, lo cual resulta en una percepción limitada. Es como si<br />

<strong>la</strong>s neuronas <strong>de</strong>cidieran ignorar por su cuenta un estímulo que es constante con el fin <strong>de</strong> ahorrar<br />

energía y así reaccionar mejor cuando reciba un estímulo que sí cambie. La escena visual amenaza,<br />

pues, con <strong>de</strong>svanecerse.<br />

Para superar esta adaptación, realizamos unos movimientos ocu<strong>la</strong>res microscópicos durante cada<br />

fijación, entre los movimientos sacádicos prolongados <strong>de</strong> los ojos. [1] Estos micromovimientos <strong>de</strong><br />

fijación son importantísimos para <strong>la</strong> visión. En realidad, sin estas minúscu<strong>la</strong>s osci<strong>la</strong>ciones ocu<strong>la</strong>res,<br />

nos quedaríamos ciegos al fijar <strong>la</strong> mirada en algo. Según nuestros estudios, cuando <strong>de</strong>tenemos <strong>la</strong><br />

mirada sobre un objeto y éste no se mueve, se suprime <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s neuronas visuales. ¡Y el<br />

objeto en cuestión <strong>de</strong>saparece!<br />

En el segundo tipo <strong>de</strong> movimiento ocu<strong>la</strong>r, <strong>de</strong>nominado <strong>de</strong> «seguimiento» o «persecución suave»,<br />

los ojos se mueven en una trayectoria continua e ininterrumpida, sin pausas ni sacudidas. La

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