Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0
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LA VIDENTE QUE METIÓ LA PATA<br />
El mismo Houdini se <strong>de</strong>dicó a <strong>de</strong>sacreditar a los impostores y los char<strong>la</strong>tanes en materia <strong>de</strong> magia y<br />
ciencia, y formó parte <strong>de</strong> un comité supervisado por <strong>la</strong> revista Scientific American que investigaba<br />
científica<strong>mente</strong> a los supuestos poseedores <strong>de</strong> faculta<strong>de</strong>s paranormales. El fervor escéptico <strong>de</strong><br />
Houdini tuvo su origen en los <strong>de</strong>sesperados intentos que había realizado con anterioridad para<br />
contactar con su madre, ya fallecida. Fueron muchos los medios a los que recurrió para hab<strong>la</strong>r con<br />
el<strong>la</strong>, y todos fracasaron. En una <strong>de</strong> esas ocasiones, <strong>la</strong> médium en cuestión (esposa <strong>de</strong> sir Arthur<br />
Conan Doyle) consiguió establecer <strong>la</strong> comunicación entre Houdini y su madre. Ésta le dijo a su hijo<br />
Harry lo mucho que lo quería y lo orgullosa que estaba <strong>de</strong> él. Lástima que el verda<strong>de</strong>ro nombre <strong>de</strong><br />
Harry fuese Ehrich y que su madre única<strong>mente</strong> hab<strong>la</strong>ra con él en alemán. Desilusionado y amargado<br />
por <strong>la</strong> experiencia, Harry Houdini puso todo su empeño en <strong>de</strong>senmascarar a los médiums y vi<strong>de</strong>ntes<br />
como meros embaucadores.<br />
Una imagen típica es <strong>la</strong> <strong>de</strong>l mago <strong>de</strong> aspecto siniestro que consigue inducir a un trance hipnótico a un<br />
<strong>de</strong>sventurado miembro <strong>de</strong>l público. «Y ahora dormirás profuuunda<strong>mente</strong>», suele <strong>de</strong>cir. Por supuesto,<br />
se trata <strong>de</strong> un timo.<br />
Pero no nos precipitemos. Según nuestros colegas especializados en el estudio <strong>de</strong>l cerebro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
personas propensas a los estados <strong>de</strong> trance, <strong>la</strong> hipnosis no siempre es una tomadura <strong>de</strong> pelo. Esta<br />
práctica antiquísima altera <strong>de</strong> manera profunda los circuitos neuronales implicados en <strong>la</strong> percepción y<br />
en <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones, <strong>de</strong> modo que pue<strong>de</strong> llegar a cambiar lo que <strong>la</strong> gente ve, oye y siente, y<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo que cree que es cierto. En unos experimentos recientes se consiguió que personas en<br />
estado <strong>de</strong> hipnosis «vieran» colores don<strong>de</strong> no los había, otras perdieron <strong>la</strong> capacidad para tomar<br />
<strong>de</strong>cisiones sencil<strong>la</strong>s y algunas tomaron por un galimatías una pa<strong>la</strong>bra normal. [7]<br />
<strong>Los</strong> experimentos fueron realizados por Amir Raz, un neurocientífico especializado en cognición<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> McGill, en Montreal, quien, a<strong>de</strong>más, es un aficionado a <strong>la</strong> magia. No hemos<br />
tenido el p<strong>la</strong>cer <strong>de</strong> conocerlo, pero nos encanta su trabajo. Raz quería llevar a cabo un experimento<br />
que fuese tan espectacu<strong>la</strong>r que los <strong>de</strong>más neurocientíficos no pudiesen <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñarlo, así que <strong>de</strong>cidió<br />
hipnotizar a varias personas y luego <strong>la</strong>s sometió al test <strong>de</strong> Stroop. En este clásico paradigma se nos<br />
muestran unas pa<strong>la</strong>bras escritas en mayúscu<strong>la</strong>s y con diferentes colores, rojo, azul, ver<strong>de</strong> o amarillo.<br />
He aquí el quid <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuestión: a veces, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra «rojo» aparece coloreada en ver<strong>de</strong> y <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
«amarillo», en azul. A continuación hay que apretar un botón informando <strong>de</strong>l color <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. Pero<br />
<strong>la</strong> lectura está tan profunda<strong>mente</strong> arraigada en nuestro cerebro que nos costará hacer caso omiso <strong>de</strong><br />
que estamos leyendo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra «rojo» y apretar el botón <strong>de</strong> «ver<strong>de</strong>». 47<br />
Dieciséis voluntarios aceptaron someterse a <strong>la</strong> prueba en el <strong>la</strong>boratorio <strong>de</strong> Raz, <strong>la</strong> mitad <strong>de</strong> los<br />
cuales eran fácil<strong>mente</strong> hipnotizables, mientras que <strong>la</strong> otra mitad era más resistente. (Antes <strong>de</strong> empezar<br />
se les comunicó que el propósito <strong>de</strong>l experimento era investigar los efectos <strong>de</strong> <strong>la</strong> sugestión en <strong>la</strong>s<br />
funciones cognitivas). Tras someter a una inducción hipnótica a cada una <strong>de</strong> estas personas, Raz les