Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0
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incremento en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> secretos mágicos perjudicaría a <strong>la</strong> magia? ¿Descen<strong>de</strong>ría <strong>la</strong> venta <strong>de</strong><br />
entradas para <strong>la</strong>s funciones <strong>de</strong> magia? Todo lo contrario: cuanto más aprendiéramos, más interés<br />
<strong>de</strong>spertaría <strong>la</strong> magia porque nosotros, y el sistema <strong>de</strong> control motor <strong>de</strong> nuestros cerebros,<br />
estableceríamos unos <strong>la</strong>zos <strong>de</strong> empatía más fuertes con <strong>la</strong> actividad.<br />
Creemos que el misterio que envuelve <strong>la</strong> magia tiene mucho que ver con <strong>la</strong> manera en que el cerebro<br />
construye —y cae en el engaño <strong>de</strong>— <strong>la</strong>s ilusiones. A este respecto, formamos parte <strong>de</strong> una minoría <strong>de</strong><br />
científicos visuales. La generación que nos precedió consi<strong>de</strong>raba que <strong>la</strong>s ilusiones eran errores <strong>de</strong><br />
percepción. El difunto Richard Gregory, un psicólogo británico conocido como uno <strong>de</strong> los científicos<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción más prolíficos <strong>de</strong>l mundo, solía <strong>de</strong>cir que <strong>la</strong>s ilusiones se producen cuando el sistema<br />
visual se equivoca.<br />
No estamos <strong>de</strong> acuerdo. Las ilusiones no son excepciones y no tienen por qué ser errores. Forman<br />
parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción y representan aspectos fundamentales <strong>de</strong> nuestro procesamiento visual y<br />
cognitivo. Son atajos adaptativos que toma el cerebro para acelerar este procesamiento o para reducir<br />
<strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> procesamiento necesario para proporcionar <strong>la</strong> información que se requiere para<br />
sobrevivir e incluso prosperar, aunque esta información no sea técnica<strong>mente</strong> exacta.<br />
Hagamos una prueba: miremos esta página <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> casa y luego mirémos<strong>la</strong> fuera, a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l sol<br />
directa. Lo extraordinario yace en lo ordinario. La página parece exacta<strong>mente</strong> <strong>la</strong> misma: letras negras<br />
sobre un fondo b<strong>la</strong>nco. Pero ¿cómo es posible? La luz <strong>de</strong> sol directa suele ser entre uno y veinte<br />
millones <strong>de</strong> veces más intensa que <strong>la</strong> que tenemos en casa. 62 Si a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l sol hay millones <strong>de</strong> veces<br />
más fotones que rebotan <strong>de</strong> <strong>la</strong>s letras negras <strong>de</strong> los que rebotan <strong>de</strong> <strong>la</strong> hoja b<strong>la</strong>nca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> casa,<br />
¿cómo es posible que <strong>la</strong>s letras negras, a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l sol, no se vean más bril<strong>la</strong>ntes que el b<strong>la</strong>nco?<br />
A<strong>de</strong>más, es probable que los colores <strong>de</strong> los fotones (<strong>la</strong> distribución <strong>de</strong> <strong>la</strong>s longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> onda)<br />
también varíen <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> casa. Nuestro sistema visual es capaz <strong>de</strong> ver el color y el brillo<br />
única<strong>mente</strong> como función <strong>de</strong> <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> fotones y <strong>de</strong> sus longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ondas que llegan a nuestras<br />
retinas. De modo que es imposible que <strong>la</strong> hoja sea «b<strong>la</strong>nca» tanto <strong>de</strong>ntro como fuera.<br />
Si los fotones que hay <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> casa son tan diferentes (y les aseguramos que lo son),<br />
¿cómo es posible que <strong>la</strong> hoja se vea igual en ambos sitios? La respuesta es que nuestro sistema visual<br />
manipu<strong>la</strong> los datos visuales a través <strong>de</strong> dos procesos conocidos como «constancia <strong>de</strong> brillo» y<br />
«constancia <strong>de</strong> color», <strong>de</strong> manera que, por mucho que varíen <strong>la</strong>s condiciones <strong>de</strong> iluminación, <strong>la</strong> página<br />
nos sigue pareciendo <strong>la</strong> misma. No obstante, se trata <strong>de</strong> una ilusión y esto significa que <strong>la</strong> realidad<br />
física no correspon<strong>de</strong> a nuestra percepción. En realidad, el libro cambia <strong>de</strong> aspecto físico 63 en cada<br />
entorno, aunque lo veamos igual.<br />
Las ilusiones visuales nos ayudan a sobrevivir en un mundo visual<strong>mente</strong> complejo cuando salimos<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> cueva. Nos ayudan a diferenciar una fruta madura <strong>de</strong> una ver<strong>de</strong>, esté en el árbol o al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
hoguera. Del mismo modo, <strong>la</strong>s ilusiones cognitivas nos mantienen vivos. Hacemos suposiciones,<br />
rellenamos los huecos <strong>de</strong> nuestros recuerdos y nos ocupamos <strong>de</strong> una so<strong>la</strong> cosa a <strong>la</strong> vez porque se trata<br />
<strong>de</strong> una forma eficiente <strong>de</strong> recorrer el mundo y <strong>de</strong> encontrar los recursos necesarios. Es un método más<br />
eficaz que intentar procesar todo aquello que nos encontramos en el camino. La exactitud no es