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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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El contraste entre lo que hay en primer p<strong>la</strong>no y el fondo constituye <strong>la</strong> señal fundamental que usa el<br />

cerebro para crear en <strong>la</strong> <strong>mente</strong> <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong>. Sin ese contraste, <strong>la</strong>s neuronas <strong>de</strong>l cerebro no<br />

tendrían nada que <strong>de</strong>cirse unas a otras. Durante el día, el cielo azul es diez millones más luminoso que<br />

el más oscuro <strong>de</strong> los cielos nocturnos. La estrel<strong>la</strong> que era perfecta<strong>mente</strong> visible <strong>de</strong> noche ya no pue<strong>de</strong><br />

ser <strong>de</strong>tectada por nuestro sistema visual; el cielo que <strong>la</strong> ro<strong>de</strong>a es tan bril<strong>la</strong>nte que <strong>la</strong> pequeña<br />

aportación <strong>de</strong> brillo <strong>de</strong> <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong> escapa a <strong>la</strong> <strong>de</strong>tección <strong>de</strong>l contraste. Como <strong>de</strong>cía Henry Wadsworth<br />

Longfellow, «el cielo está lleno <strong>de</strong> estrel<strong>la</strong>s que no vemos <strong>de</strong> día». [8]<br />

Omar Pasha ha creado sus magníficas ilusiones gracias a que ha cubierto todo el escenario <strong>de</strong><br />

terciopelo negro. Al empezar el espectáculo, los diferentes objetos que hay en escena —el atril <strong>de</strong><br />

música, <strong>la</strong>s ve<strong>la</strong>s, <strong>la</strong> sil<strong>la</strong>— estaban también envueltos en terciopelo negro. Nuestro sistema visual no<br />

aprecia contraste alguno y por eso los objetos son invisibles para nosotros. También ha utilizado luz<br />

negra y pinturas fluorescentes para reducir aún más <strong>la</strong> visibilidad <strong>de</strong>l fondo negro en contraste con los<br />

objetos que bril<strong>la</strong>n en el escenario.<br />

En ningún momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> función se dice nada. Si Omar hab<strong>la</strong>ra, sus dientes bril<strong>la</strong>rían con un<br />

color morado algo macabro. Si no llevara guantes, se le verían <strong>la</strong>s uñas fluorescentes. <strong>Los</strong> ojos le<br />

bril<strong>la</strong>n misteriosa<strong>mente</strong>. Mientras Omar <strong>de</strong>spliega sus dotes teatrales en el escenario, lo que en<br />

realidad hace es quitar, una tras otra, <strong>la</strong>s te<strong>la</strong>s negras que cubren los objetos, <strong>de</strong> manera que éstos<br />

resulten visibles. Unos ayudantes completa<strong>mente</strong> vestidos <strong>de</strong> terciopelo entran y salen <strong>de</strong>l escenario y<br />

se mueven con toda comodidad sin que seamos capaces <strong>de</strong> verlos. Son unas manos enfundadas en<br />

guantes <strong>de</strong> terciopelo negro <strong>la</strong>s que hacen que <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma flote en el aire. La <strong>de</strong>capitación se produce<br />

gracias a una capucha también <strong>de</strong> terciopelo negro, y <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong>saparece por medio <strong>de</strong> un aro <strong>de</strong>l que<br />

cuelgan unas sábanas negras.<br />

No es que el terciopelo negro sea invisible. Si Omar hubiese puesto su mano <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l can<strong>de</strong><strong>la</strong>bro<br />

antes <strong>de</strong> mostrarlo al público, habríamos visto el perfil <strong>de</strong> un can<strong>de</strong><strong>la</strong>bro negro contra el b<strong>la</strong>nco <strong>de</strong>l<br />

guante. No, el truco resi<strong>de</strong> en el contraste, o en <strong>la</strong> falta <strong>de</strong>l mismo, entre <strong>la</strong> te<strong>la</strong> negra que cubre los<br />

diferentes objetos y el fondo negro <strong>de</strong>l escenario.<br />

Pero los magos no son los únicos en manipu<strong>la</strong>r el contraste para que <strong>la</strong>s cosas se vuelvan<br />

invisibles. Para muchos animales es algo habitual. Se l<strong>la</strong>ma camuf<strong>la</strong>je.<br />

<strong>Los</strong> animales con camuf<strong>la</strong>je reducen su contraste en comparación con el fondo en el que se hal<strong>la</strong>n,<br />

haciéndose lo más invisibles que pue<strong>de</strong>n. Tanto en el caso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s <strong>de</strong> un cielo nocturno como<br />

en el <strong>de</strong> Omar Pasha, reducir el contraste implica reducir <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> luz sobre el fondo negro. Pero<br />

otro modo <strong>de</strong> disminuir el contraste consiste en volverse uno <strong>de</strong>l mismo color, textura o brillo que el<br />

fondo, igual que un camaleón, un insecto palo o un soldado con uniforme <strong>de</strong> camuf<strong>la</strong>je. El contraste es<br />

<strong>la</strong> diferencia que hay entre un objeto y todo aquello que lo ro<strong>de</strong>a. Si no hay ninguna diferencia en<br />

cuanto al color, <strong>la</strong> luminosidad o <strong>la</strong> textura, entonces no habrá contraste visible, sea cual sea <strong>la</strong><br />

cantidad <strong>de</strong> luz que reciba el objeto.

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