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Los engaños de la mente- S.L. Macknik.pdf?part=0

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En el sistema <strong>de</strong>l tacto, <strong>la</strong> atención crea un foco centro-periferia sobre <strong>la</strong> piel. El toque que Apollo<br />

Robbins da en el hombro <strong>de</strong>l voluntario obliga a éste a centrarse en ese punto concreto, suprimiendo<br />

<strong>la</strong>s sensaciones más sutiles producidas por el robo <strong>de</strong> su reloj <strong>de</strong> pulsera, a apenas un metro <strong>de</strong><br />

distancia. En <strong>la</strong>s áreas cognitivas <strong>de</strong>l cerebro, <strong>la</strong> atención crea una zona centro-periferia en el tipo <strong>de</strong><br />

espacio computado por esa zona. Es posible que <strong>la</strong> obsesión con una <strong>de</strong>terminada i<strong>de</strong>a suprima todas<br />

<strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as que se opongan a el<strong>la</strong>.<br />

Nuestras investigaciones <strong>de</strong>muestran que el foco <strong>de</strong> atención afecta el procesamiento visual <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s primeras etapas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vía visual, lo que implica que se trata <strong>de</strong> un factor vital en re<strong>la</strong>ción a lo que<br />

vemos y lo que no vemos. También creemos que <strong>de</strong>termina lo que oímos, lo que sentimos y <strong>de</strong> lo que<br />

somos conscientes en una función <strong>de</strong> magia, y, en realidad, durante todas <strong>la</strong>s horas en que estamos<br />

<strong>de</strong>spiertos. [5]<br />

A<strong>de</strong>más, hemos comprobado que, cuanto mayor es el esfuerzo por prestar atención a algo, más lo<br />

realzamos y más suprimimos <strong>la</strong> información circundante. Si analizamos esta dinámica <strong>de</strong> supresión y<br />

realce, resulta muy interesante pensar en <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones y en el papel que <strong>de</strong>sempeña <strong>la</strong><br />

intuición frente al pensamiento racional.<br />

Malcolm G<strong>la</strong>dwell, en su libro Inteligencia intuitiva: ¿por qué sabemos <strong>la</strong> verdad en dos<br />

segundos?, a<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> virtud <strong>de</strong> tomar <strong>de</strong>cisiones basándonos en nuestros instintos. Pone como ejemplo<br />

el caso <strong>de</strong> un museo que compró una estatua. La institución pidió a varios expertos que examinaran <strong>la</strong><br />

obra durante tres meses y éstos <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raron que era auténtica. No obstante, cuando el director mostró <strong>la</strong><br />

estatua a un arqueólogo, éste le echó un vistazo y le aconsejó: «Traten <strong>de</strong> recuperar el dinero». La<br />

estatua resultó ser una falsificación. El arqueólogo supo <strong>de</strong>tectar <strong>de</strong> inmediato lo que el comité <strong>de</strong><br />

expertos había pasado por alto durante su prolongada inspección <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra.<br />

Por otro <strong>la</strong>do, Christopher Chabris y Daniel Simons, en su libro The Invisible Goril<strong>la</strong> (El gori<strong>la</strong><br />

invisible) publicado en 2010, sostienen que hay que fiarse <strong>de</strong>l pensamiento racional y profundo, y no<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> intuición, para guiarse en <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cisiones. Por ejemplo, algunos padres optan por no vacunar a sus<br />

hijos porque su más profunda intuición les dice que <strong>la</strong>s vacunas producen autismo. Chabris y Simons<br />

arguyen que este vínculo aparente es una mera corre<strong>la</strong>ción ilusoria, pues <strong>la</strong> investigación racional<br />

reve<strong>la</strong> que no existe una re<strong>la</strong>ción causal entre <strong>la</strong>s vacunas y el autismo.<br />

¿Quién tiene razón? Basándonos en nuestra exploración <strong>de</strong> <strong>la</strong> neuromagia, opinamos que ambos<br />

enfoques son correctos si se combinan sus i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> perspectiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> neurobiología <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

atención.<br />

En cuanto a su mecanismo cerebral subyacente, una intuición pue<strong>de</strong> ser resultado <strong>de</strong> una actividad<br />

neuronal débil en un <strong>de</strong>terminado circuito cerebral. La actividad carece <strong>de</strong> <strong>la</strong> fuerza necesaria para ser<br />

accesible a nuestra <strong>mente</strong> lógica y guiar los procesos racionales <strong>de</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones.<br />

Las señales cerebrales pue<strong>de</strong>n ser débiles <strong>de</strong>bido a varios motivos. Por ejemplo, <strong>la</strong> información<br />

que llega <strong>de</strong> los sistemas sensoriales o <strong>de</strong> memoria es incompleta, como ocurre con el «arte negro», en<br />

el que el contraste entre un objeto y el fondo es tan reducido que el objeto, a efectos prácticos, resulta<br />

imperceptible.<br />

Asimismo, nuestras señales cerebrales pue<strong>de</strong>n ser débiles porque nuestros mecanismos<br />

atencionales ejercen un efecto supresor sobre señales que en circunstancias diferentes serían fuertes.<br />

Por ejemplo, cuando Apollo Robbins extrae una moneda <strong>de</strong>l bolsillo superior <strong>de</strong> <strong>la</strong> chaqueta <strong>de</strong>l

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