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encontrad vuestra satisfacción en la música.»<br />
8.9. El Maestro dijo: «Podéis hacer que los <strong>de</strong>más sigan la Vía, pero no podéis hacer que<br />
la entiendan.»<br />
8.10. El Maestro, dijo: «Atrapado por la pobreza, un hombre valiente quizá se rebele. Si<br />
se le empuja <strong>de</strong>masiado lejos, también pue<strong>de</strong> rebelarse un hombre sin moral.»<br />
8.11. El Maestro dijo: «Un hombre pue<strong>de</strong> tener los espléndidos talentos <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong><br />
Zhou, pero si es arrogante y malvado, sus méritos no valen nada.»<br />
8.12. El Maestro dijo: «Es difícil encontrar a un hombre que pueda estudiar tres años sin<br />
pensar en alcanzar un puesto.»<br />
8.13. El Maestro dijo: «Mantened la fe, amad el conocimiento, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>d la buena Vía con<br />
vuestra vida. No entréis en un país inestable; no residáis en un país revuelto. Brillad en un<br />
mundo que sigue la Vía; ocultaos cuando el mundo la pier<strong>de</strong>. En un país en el que prevalece<br />
la Vía es vergonzoso permanecer pobre y anónimo; en un país que ha perdido la Vía, es<br />
vergonzoso convertirse en alguien rico y recibir honores.»<br />
8.14. El Maestro dijo: «No entrometeros en el proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un cargo que no sea el<br />
vuestro.»<br />
8.15. Cuando Zhi, el maestro <strong>de</strong> música, está dirigiendo la obertura y el final <strong>de</strong> Las<br />
águilas pescadoras, ¡qué plenitud entra por los oídos!»<br />
8.16. El Maestro dijo: «Las personas impetuosas, pero que no son sinceras; las que son<br />
ignorantes, y a<strong>de</strong>más impru<strong>de</strong>ntes; las ingenuas, pero que no son dignas <strong>de</strong> confianza, están<br />
más allá <strong>de</strong> mi comprensión.»<br />
8.17. El Maestro dijo: «Apren<strong>de</strong>r es como cazar, ya que cuando no obtienes la pieza<br />
[cuando no compren<strong>de</strong>s], temes per<strong>de</strong>r lo que ya has obtenido.»<br />
8.18. El Maestro dijo: «¡Qué sublimes eran Shun y Yu: dominaban todo lo que estaba<br />
bajo el Cielo, pero no se apegaban a ello!»<br />
8.19. El Maestro dijo: «¡Qué gran soberano fue Yao! ¡Qué sublime! Sólo el Cielo es<br />
gran<strong>de</strong>, y Yao siguió su mo<strong>de</strong>lo. La gente no encontraba palabras para elogiar su<br />
generosidad. ¡Qué sublime fueron sus logros, qué espléndidas sus instituciones!»<br />
8.20. Shun gobernó el mundo entero sólo con cinco ministros. El rey Wu dijo: «Yo tengo<br />
diez ministros.»<br />
<strong>Confucio</strong> dijo: «¡Cuán verdad es que es difícil encontrar personas capaces! Se supone