rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ROJO Y NEGRO 1 2 3<br />
matando en una partida <strong>de</strong> caza a ]ulián, como por acci<strong>de</strong>nte y en<br />
seguida, por la noche, haciéndola comer su corazón .<br />
" I\'¡¡ <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo que piense cuando me oiga. Después <strong>de</strong><br />
ese fatal cuart o <strong>de</strong> hora, quizás no encuentre ocasión para hablarle:<br />
no es un ser pru<strong>de</strong>nte guiado por la razón, en cuyo caso podría prever<br />
lo que va a <strong>de</strong>cir o a hacer. El <strong>de</strong>cidirá <strong>de</strong> nuestro futuro, como<br />
tiene <strong>de</strong>recho a hacerlo: pero ese futuro está en mi mano, en mi<br />
habilidad para dirigir los pensamientos y las acciones <strong>de</strong> semejante<br />
autómata, a quien la cólera vuelve ciego y le impi<strong>de</strong> ver la mitad <strong>de</strong><br />
las cosas. I Dios mio! Necesito talento, presencia <strong>de</strong> ánimo, sangre<br />
fria .. . l. Dón<strong>de</strong> encontrarlos?<br />
Como por encanto encontró la calma al entrar en el jardín y ver<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos a su esposo. Sus cabellos y sus <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados vestidos<br />
<strong>de</strong>cían claramente que no se había acostado. E ll a le entregó una<br />
carta, abierta, mas doblada. El sin abrirla, miraba a su mujer con<br />
ojos <strong>de</strong> loco.<br />
- He aquí una abominación, dijo ella, que un hombre <strong>de</strong> mala<br />
cat adura que preten<strong>de</strong> conocerte y est arte agra<strong>de</strong>cido, me ha entregado<br />
al pasar p or <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l jardin <strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l notario .. Exijo <strong>de</strong><br />
usted que sin previo aviso, sin ret raso, envíe a sus padres al preceptor.<br />
La señora Renal se apresuró a <strong>de</strong>cir aquello t al vez antes <strong>de</strong>l<br />
momento oportuno, para evitarse la horrible perspectiva <strong>de</strong> tener<br />
que <strong>de</strong>cirlo luego.<br />
Gran<strong>de</strong> fu é su alegría al compren<strong>de</strong>r el placer que esta proposición<br />
causaba a su marido. En la fij eza ansiosa <strong>de</strong> la mirada que su<br />
esposo le dirigió, comprendió que ]ulián había adivinado la verdad.<br />
En vez <strong>de</strong> afligirse por esa <strong>de</strong>sgracia positiva, ,, ¡ qué genio! pensó,<br />
¡ qué perfecto t acto! ¡ yen un hombre tan joven. aún sin experiencia !<br />
¿ A qué no llegará con lo que vale? ¡ Ay I ¡ Sus triunfos, quizás le<br />
hagan que me olvi<strong>de</strong>! "<br />
Ese pequeño homenaje al hombre amado, le <strong>de</strong>volvió totalmente<br />
la serenidad, y se felicitó <strong>de</strong>l paso que había dado. «No he sido indigna<br />
<strong>de</strong> Julián » p ensó con dulce voluptuosidad.<br />
Sin <strong>de</strong>cir palabra 'para no comprometerse, el señor R enal, examinaba.<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> leída, la carta que, como recordarán nuestros lectores,<br />
estaba escrita sobre papel azulado y cuyo contenido estaba formado<br />
con palabras impresas. • De todos modos, aún se burlan <strong>de</strong> mí ,<br />
pensó el marido, rendido <strong>de</strong> cansancio.