rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
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ROJO Y NEGRO<br />
Tenía que <strong>de</strong>cidirse acerca <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a fatal q ue empeza ba a obsesionar<br />
su espíritu.<br />
, ]uliá n es bast a nte sincero conmigo, se dijo; a s u edad, en un<br />
rango inferior, d esgraciado, como él es, por una ambición <strong>de</strong>smedida<br />
se tiene n ecesidad <strong>de</strong> una amiga. Quizás yo sea esa a miga, pero no<br />
veo en él amor. Dada la audacia <strong>de</strong> su carácter, si amase, ya me lo<br />
habría dich o. "<br />
Aquella incertidumbre, aquella discusión interi or , que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
aquel instante la ocupó por e ntero, anuló completamente aquellos<br />
momentos <strong>de</strong> hastío, que era n tan frecuentes en ella.<br />
Des<strong>de</strong> el momento en que ella <strong>de</strong>cidió que a ma ba a Julián, ya no<br />
se aburrió. Todos los días se felicitaba por la i<strong>de</strong>a que había t enido <strong>de</strong><br />
e ntregarse a una gra n pasión . " E ste entretenimiento es peligroso,<br />
pensaba. ¡Mejor! i Much o mejor! "<br />
En los momentos en q ue aquella lucha se li braba en el cerebro<br />
<strong>de</strong> Matil<strong>de</strong>, era cuando J ul ián no comprendía las largas miradas<br />
<strong>de</strong> la joven. E s verdad que ha lla ba una acentuación <strong>de</strong> frialda d, pafa<br />
con él, en el con<strong>de</strong> Norberto y un nuevo acceso <strong>de</strong> a ltivez en los<br />
seJi ores <strong>de</strong> Croisenois, Caylus y Luz. Ya esta ba acostumbrado a ello,<br />
Aquella <strong>de</strong>sgracia le sucedía siempre que, en alguna fi esta, brillaba<br />
más <strong>de</strong> 10 que su rango le permitía. Sin la particular acogida q ue le<br />
dispensaba Matil<strong>de</strong> y la curiosidad que todo aquel conjunto le inspiraba,<br />
hubiera evitado seguir a l ja rdín a todos aquell os jovenes con<br />
bigotes que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cena r, acompaJiaban a la joven.<br />
" Sí. n o puedo engaJiarme, se <strong>de</strong>cía ]ulián. La seJiorita <strong>de</strong> la Mole,<br />
me mira <strong>de</strong> una nlanera nluy sig nificativa; pero hasta c uando s us<br />
bellos ojos se fijan en mí veo en ellos un fundo <strong>de</strong> maldad y <strong>de</strong> sangre<br />
fría. 1, Será posible q ue eso sea amor' i Cuánta diferencia con las<br />
miradas <strong>de</strong> la seJiora Renal! "<br />
Un día, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comida, Julián , que había seguido a Matil<strong>de</strong><br />
hasta su gabinete, volvió rápidamente a l ja rdín. Al aproxima rse sin<br />
precauciones al grupo <strong>de</strong> la joven , sorprendió a lgunas palabras pronunciadas<br />
en elevado tono ele vo z. La joven atofll1 cntaba a s u hcnnano.<br />
]ulián oyÓ distintamente, que se pronunció dos veces su n o mbre.<br />
Apareció: un sile ncio profundo reinó inmedia ta mente, á pesar <strong>de</strong> los<br />
heroicos esfuerzos q ue se hicieron para evitarlo. La señorita <strong>de</strong> la<br />
lVIole y s u hermano, estaban <strong>de</strong>masiadu interesa dos en la conversación<br />
para encontrar otro tenl éL, y los <strong>de</strong> mús jóvenes parecieron a<br />
]uliá n <strong>de</strong> una frialdad <strong>de</strong> hielo. E l joven se alejó.