rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ROJO Y NEGRO 167<br />
no pudiendo estar tranquilo en la silla se paseaba agitadamente<br />
por la habitación. I Yaya a su alcoba!<br />
El abate siguió a J ulián y le encerró con llave. Este se ocupó inmediatamente<br />
en registrar su baúl, en cuyo fondo había escondido el<br />
maldito naipe. Nada faltaba allí. pero había gran <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n a pesar<br />
<strong>de</strong> que nunca abandonaba la llave que siempre llevaba encima .<br />
• I Qué dicha la <strong>de</strong> no haber aceptado nunca, en la época en que estaba<br />
ciego, el permiso <strong>de</strong> salir que tan cariñosamente me ofrecía el señor<br />
Castane<strong>de</strong>, y cuyo interés comprendo ahora! i Quizás hubiera tenido<br />
la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> traje e ir a hacer una visita a la hermosa<br />
Armanda 1I Me hubiera perdido irremisiblemente! Cuando han renunciado<br />
a sacar partido <strong>de</strong> esta manera, hacen. para no per<strong>de</strong>r lo poco<br />
que tienen contra mi, una <strong>de</strong>nuncia. »<br />
Dos horas <strong>de</strong>spués, lo mandó llamar <strong>de</strong> nuevo, el Director<br />
- No ha mentido usted, le dijo con menos severidad, pero guardar<br />
tal dirección, ha sido una impru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la cual no pue<strong>de</strong> formarse<br />
usted una i<strong>de</strong>a. ¡Desgraciado ;oven I Dentro <strong>de</strong> diez años<br />
quizás le traiga consecuencias.<br />
CAPITULO XXVII<br />
UNA PROCESION<br />
Por muy pequeño y humil<strong>de</strong> que Julián quisiera hacerse no podía<br />
ser agradable porque era muy diferente. « Sin embargo, pensaba,<br />
todos estos profesores son personas muy finas y seleccionadas entre<br />
mil. ¿ Cómo no aprecian mi humildad? Uno solo parecía engañado<br />
por su agrado, dispuesto a creerlo todo y a ser siempre engañado;<br />
era el abate Chas-Bernard, maestro <strong>de</strong> Ceremonias en la catedral<br />
don<strong>de</strong> hacia quince años, esperaba una plaza <strong>de</strong> canónigo. En espera<br />
<strong>de</strong> aquella plaza, enseñaba elocuencia sagrada en el Seminario.<br />
Aquella clase era una en cuyas listas siempre figuraba Julián en<br />
primer puesto. El abate Chas, a causa <strong>de</strong> su aplicación, le habia <strong>de</strong>mostrado<br />
amistad y a la salida <strong>de</strong> clase, le cogía con bondad por un<br />
brazo para dar una vuelta al jardín.