11.05.2013 Views

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

44<br />

ROJO V N Er.RO<br />

(le la señora R en al. ConsiguI ó con ell o aplacar, en parte. la cólera<br />

<strong>de</strong> ]ulián pero estaba él muy lejos <strong>de</strong> ver en ell o una inclin ación<br />

afectuosa.<br />

- He aquí. <strong>de</strong>d a cómo son estas ricas : humilla n, y luego creen<br />

arre!?larlo todo con unas cuantas zalanlerías.<br />

E l corazón <strong>de</strong> la señora Renal era <strong>de</strong>masiado bueno y <strong>de</strong>masiado<br />

inocente aún, para que, a pesar <strong>de</strong> su <strong>de</strong>terminación en este punto,<br />

no refiriera a su marido la oferta hecha y ele qué modo había sido<br />

rechazada. -<br />

- i Como! dijo este, molesto ¿ Ha p odido usted tolerar una negativa<br />

<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> un cflado )<br />

y como su esposa protestara contra esta palabra , aña dió:<br />

- Yo h ablo, señora, como el difunto Pnnc.ipe <strong>de</strong> Candé, cua ndo<br />

presentó sus Chambela nes a su esposa: T oda esl" r;enle, cijo, SOll<br />

11,,"siros criados. Ya ha leído usted ese pasaj e <strong>de</strong> las Memorias <strong>de</strong> Be­<br />

,enval. Toda person a que no es gentilhombre, hidalgo o caballero;<br />

que vive en nuestra casa y que reribe un sueldo <strong>de</strong> n osotros, es<br />

criado, sirviente nuestro. Vaya hablar con ese señ or ]ulián y a darle<br />

cien francos.<br />

- I Ah, amigo mio, dijo su señora, temblando ; al menos, n o le<br />

h"blcs <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los cri ados !<br />

-- Si, d ij o el marido alejándose: tendría n envidia, y con ra zón .<br />

Y se separó <strong>de</strong> su mujer , pensando en la suma que iba á entregar.<br />

La señora Renal se <strong>de</strong>jó caer en una silla, casi <strong>de</strong>svanecida <strong>de</strong><br />

dolor. (( Va á humill ar a ]ulián , por culpa mía " se dij o. Le causó horror<br />

su marido, y ocultó la cara entre las m an os. En aquel punto juró<br />

no confiarse más a él en su vida.<br />

Temblab a cuanno volvió a encontra rse con Julián . Con t al angustia<br />

respi raba. que no consiguió pronuncia r ni una p a labra. E n su<br />

a turdimie.,to, le cogió las m an os, estrech ándoselas con efu sión .<br />

- i Y bien, a migo mío! dijo al fin ¿ E stá ust ed contento <strong>de</strong> m i<br />

marido ?<br />

- i Cóm o no he <strong>de</strong> est arlo) respondió Julián con a marga sonrisa;<br />

me ha dado cien francos.<br />

E ll a le miró <strong>de</strong> una manera incierta.<br />

-- Deme usted el bra zo, d ij o por fin r on un <strong>de</strong>nuedo que Julián<br />

jamás le había vist o.<br />

Se atrevió a ir la da m a hasta casa <strong>de</strong>l librero <strong>de</strong> Verrieres, a pesar<br />

<strong>de</strong> la reputación <strong>de</strong> liberalism o <strong>de</strong> aquel hombre. Allí separó libros

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!