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rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

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ROJO Y NEGRO 133<br />

y revestido <strong>de</strong> su eterno aspecto <strong>de</strong> hombre importante. Sus pobladas<br />

patillas negras, su enorme cantidad <strong>de</strong> cabellos, su gorro turco colocado<br />

<strong>de</strong> lado sobre el punto más alto <strong>de</strong> su cabeza, su inmensa pipa,<br />

sus bordadas zapatillas, sus pesadas ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> oro cruzadas en<br />

todos sentidos sobre el pecho y, en fin, todo aquel lujo <strong>de</strong> un financiero<br />

<strong>de</strong> provincia que se cree irresistible, no, impusieron a Julián ;<br />

al contrario le hicieron pensar con más insistencia en los bastonazos<br />

que le <strong>de</strong>bía.<br />

Suplicó le concediera el honor <strong>de</strong> ser presentado a la señora<br />

Valenod, pero esta es hallaba en su tocador y no podla recibirle.<br />

En compensación tuvo el honor <strong>de</strong> asistir al tocado <strong>de</strong>l señor Director<br />

<strong>de</strong>l Asilo. En seguida, fueron ambos a las habitaciones <strong>de</strong> la dueña<br />

<strong>de</strong> la casa, quien presentó a Julian los niños, enternecida casi hasta<br />

el llanto. Aquella mujer, una <strong>de</strong> las más importantes <strong>de</strong> Verrieres,<br />

tenia un robusto aspecto hombruno; trala la cara embadurnada <strong>de</strong><br />

color, que habíase puesto ex pro/eso para aquella ceremonia. En la<br />

presentación, empleó toda la empalagosa ternura maternal <strong>de</strong> que<br />

era capaz.<br />

Julián pensaba en la señora Renal. Su <strong>de</strong>sconfianza no le <strong>de</strong>jaba<br />

susceptibilidad más que para ese género <strong>de</strong> recuerdos que son evocados<br />

por los contrastes; pero en aquellos momentos, se sentía conmovido<br />

tiernamente. Aquella disposición <strong>de</strong> ánimo fué exaltada por<br />

el aspecto <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l señor Valenod, que le hicieron visitar. Allí<br />

todo era suntuoso y nuevo, y le hicieron conocer el precio <strong>de</strong> cada<br />

mueble ; mas Julián encontró en todo aquello algo <strong>de</strong> innoble y que<br />

oJ[a a dinero robado.<br />

El cobrador <strong>de</strong> contribuciones, el hombre <strong>de</strong> los impuestos indirectos,<br />

el oficial <strong>de</strong> la gendarmería y otros dos ó tres funcionarios<br />

públicos llegaron acompañados <strong>de</strong> sus esposas. A estos, siguieron<br />

algunos liberales ricos. Anunciaron la comida. Julián, muy predispuesto<br />

en contra <strong>de</strong> toda aquella gente, no pudo menos <strong>de</strong> pensar que<br />

al otro lado <strong>de</strong>l muro <strong>de</strong>l comedor, se encontraban varios infelices <strong>de</strong>tenidos,<br />

sobre cuyas raciones <strong>de</strong> carne se habla sisado para adquirir<br />

todo aquel lujo <strong>de</strong> mal gusto con el que querían fascinarle.<br />

« Quizás en este momento tienen hambre, "pensó; y su garganta<br />

se cerró hasta el punto <strong>de</strong> serle imposible comer y casi hablar. Aún<br />

fué bastante peor un cuarto <strong>de</strong> hora <strong>de</strong>spués; <strong>de</strong> vez encuando se<br />

oian a lo lejos algunas notas <strong>de</strong> una canción popular, un poco atrevida<br />

que cantaba uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tenidos; el señor Valcnod miró fija-

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