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rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

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ROJO Y NEGRO 143<br />

Julián volvió a casa <strong>de</strong>l señor Renal, <strong>de</strong> muy mal humor, y encontró<br />

a su amiga muy triste.<br />

- ¿ Viene usted <strong>de</strong> la subasta? le preguntó.<br />

- Sí señora, don<strong>de</strong> he tenido el honor <strong>de</strong> pasar por el espía <strong>de</strong>l<br />

señor Alcal<strong>de</strong>.<br />

- Si él me hubiera creído, hubiera hecho un viaje.<br />

En aquel momento el señor entró. Estaba muy sombrío. La comida<br />

transcurrió sin <strong>de</strong>splegar los labios. El señor Renal mandó a Julián<br />

que acompañara a los niños a Vergy. El viaje fué triste, y durante<br />

todo el trayecto, la señora procuró consolar a su marido.<br />

- Debería usted estar ya acostumbrado, amigo mio, le dijo.<br />

Por la noche se sentaron silenciosamente en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong>l hogar<br />

doméstico. El ruido <strong>de</strong> los leño. encendidos era el único que se ola<br />

Era uno <strong>de</strong> esos momentos <strong>de</strong> tristeza que llegan a las familias. hasta<br />

a las más unidas. Uno <strong>de</strong> los niños exclamó <strong>de</strong> repente·<br />

- I Están llamando! i Están llamando!<br />

- i Cómo sea el señor <strong>de</strong> Saint-Giraud que venga a molestarme<br />

bajo pretexto <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento ya le diré yo cuantas son Cinco I<br />

i Es <strong>de</strong>masiado! Se lo <strong>de</strong>berá a Valenod y el comprometido soy yo.<br />

¿ Qué hacer si esos con<strong>de</strong>nados periódicos jacobinos se ocupan <strong>de</strong><br />

este hecho ? ¡ Me pondrán en ridículo!<br />

Un hombre esbelto con la cara poblada <strong>de</strong> negras patillas, entraba<br />

en aquel momento . acompañado <strong>de</strong>l criado.<br />

- Señor Alcal<strong>de</strong>, yo soy el signar GérÓnimo. He aqul una carta<br />

que el caballero <strong>de</strong> Beauvaisis, agregado a la embajada <strong>de</strong> Nápoles,<br />

me ha entregado para usted al partir hace nueve rlías , agregó mirando<br />

sonriente a la señora Renal. El caballero Beauvaisis, primo <strong>de</strong><br />

uste<strong>de</strong>s y muy amigo mío, dice, señora, que usted habla italiano<br />

El buen humor <strong>de</strong>l napolitano, cambió la triste velada en una velada<br />

agradable. La señora Renal quiso darle <strong>de</strong> cenar a todo trance, y<br />

puso su casa en movimiento. Quería por todos los medios posibles,<br />

distraer a Julián <strong>de</strong> la preocupación en que habla caiGo al oir el calificativo<br />

<strong>de</strong> espla que le hablan dado en la subasta.<br />

El signar era un célebre cantante, hombre <strong>de</strong> buena sociedad,<br />

y muy alegre sin embargo, cualida<strong>de</strong>s que en Francia no son ya<br />

compatibles. Después <strong>de</strong> la cena cantó un duo con la señora Renal<br />

y recitó cuentos interesantes. A la una, los niños protestaban cuando<br />

Julián le dijo que fueran a acostarse.<br />

Hasta las dos <strong>de</strong> la mañana duró la velada, quedando todo el

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