rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

160 ROJO Y NEGRO
está usted acostumbrado a semblantes sonrientes, verdaderos teatros
de mentiras. La verdad es austera, caballero. Pero nuestra
obligación en el mundo ¿ no es austera tambien ? Será necesario
procurar que su conciencia esté en guardia contra esta flaqueza :
Demasiada sensibilidad para las vanas gracias del exterior.
" Si usted no me hubiese sido recomendado, añadió, usando de
nuevo, con visible placer, la lengua latina, si no me hubiera usted
sido recomendado por el abate Chelán, le hablaría a usted con el vano
lenguaje de ese mundo al que parece estar muy acostumbrado. " La
beca entera que solicita, le diría, es la cosa más difícil de conseguir"
Pero el abate Chelán habría tenido poco mérito, despues de cincuenta
y seis años de trabajos evangélicos, si no fuera capaz de disponer
de una pensión en el Seminario.
Después, el abate recomendó a Julián, que no entrara en ninguna
sociedad o agrupación secreta, sin su consentimiento.
- Le doy mi palabra de honor, aseguró Julián, con acento en
el que se retrataba la expansión de un corazón honrado.
El director sonrió por primera vez.
- E sas palabras no son de este lugar, le dijo, porque recuerdan
demasiado el vano honor de la gente que vive en el mundo y que les
conduce a t antos pecados y a menudo a tantos crímenes. Usted me
debe obediencia, en virtud del párrafo décimo séptimo de la bula
U1Iam ecelessiam de San Pío V. Soy su superior eclesiástico. En esta
casa, oir, mi muy querido hijo, es obedecer ¿ Cuánto dinero tiene?
- Treinta y cinco francos, padre mío.
- Escriba cuidadosamente el empleo de este dinero, pues t endrá
que darme cuenta de él.
Aquella penosa entrevista había durado tres horas, Julián llamó
al portero.
- Instale a Julián Sore! en la celda nO 103, le dijo el abate Pirard.
Por gran distinción concedía a Julián alejamiento separado .
. - Lleve allí su cofre, añadió.
Julián bajó los ojos, y vió su cofre precisamente en frente de él.
Desde hacía tres horas estaba allí y no lo había conocido.
Al llegar a la celda nO 103. una pequeña habitación de ocho pies
cuadrados, en el último piso de la casa, vió Julián que daba sobre
los fu ertes de la ciudad. y que desde allí podía ver la hermosa llanura
que separa el Doubs de la población.
, I Qué encantador panorama! "exclamó. Al pronunciar estas