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rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

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ROJ O Y NEGRO<br />

Julián tomó la palabra y hablando en voz enérgica y firme relató<br />

a l Alcal<strong>de</strong> el rasgo <strong>de</strong> ingenua bondad <strong>de</strong>l más joven .<strong>de</strong> sus hijos.<br />

Primeramente el se ñor Renal frunció el ceño, por inveterada costumbre,<br />

en cuanto oía la palabra dinero ; " La sola mención <strong>de</strong> ese metal,<br />

<strong>de</strong>cía, es siempre el prólogo <strong>de</strong> algu na estocada contra mi bolsillo . •<br />

Pero en este caso, había más que mi edo al dinero; había aumento<br />

<strong>de</strong> sospechas. El ambiente <strong>de</strong> alegría que animaba a su familia durante<br />

su ausencia, no era <strong>de</strong> lo más a propósito para tranquilizar el ánimo <strong>de</strong><br />

un hombre, dominado por tan quisquillosa vanidad. Como su mujer<br />

le alabara la forma llena <strong>de</strong> gracia e inteligencia que tenía Julián<br />

para inculcar i<strong>de</strong>as nuevas a sus discípulos, contestó:<br />

- I Sí, si, lo sé ! Me hace odioso ante mis hijos; le es muy fácil<br />

ser para ellos mil veces más amable que yo que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> t odo,<br />

soy el amo. Toda la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este siglo es hacer odiosa la autoridad<br />

legitima. I P obre Francia I<br />

Su mujer no se <strong>de</strong>tuvo a examinar el recibimiento que su marido<br />

le hacía; acababa <strong>de</strong> ver la posibilidad <strong>de</strong> pasar doce horas con<br />

Julián; tenia una infinidad <strong>de</strong> cosas que comprar en la Ciudad<br />

y dijo que necesitaba absolutamente comer' en la hosterla.<br />

Por mucho que su marido arguyó contra esta i<strong>de</strong>a, ella se mantuvo<br />

firme.<br />

El señor Renal se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> su mujer en el primer establecimiento<br />

en don<strong>de</strong> aquella entró, para hacer, por su parte, algunas visitas.<br />

Vino más hosco que cuando se marchó, pues adquirió el convencimiento<br />

<strong>de</strong> que toda la ciudad se ocupaba <strong>de</strong> él y <strong>de</strong> Julián. Verda<strong>de</strong>ramente,<br />

nadie le habla hecho compren<strong>de</strong>r aún la parte ofensiva<br />

para su honor, que los comentarios públicos tenían ; los únicos<br />

rumores que directamente llegaron a él, se referían a saber si el joven<br />

preceptor permanecería en su casa con seiscientos francos o ad mitiría<br />

los ochocientos <strong>de</strong>l señor Valenod.<br />

El Director <strong>de</strong>l Asilo, encontró al alcal<strong>de</strong> en visita y le abordó con<br />

tranquilidad. Esta conducta era bastante ladina; hay, generalmente,<br />

en provincias poca exaltación; los temas que se abordan, han sido<br />

preparados, estudiados fríamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> bastante tiempo antes <strong>de</strong><br />

llegar a tratarlos.<br />

El señor Valenod era lo que que se llama, un fresco. Es <strong>de</strong>cir un<br />

hombre dotado <strong>de</strong> una mezcla <strong>de</strong> atrevimiento y <strong>de</strong> grosería. Su<br />

triunfante existencia, dps<strong>de</strong> 18r5, h abia fortalecido sus brillantes<br />

faculta<strong>de</strong>s. Reinaba, esta es la palabra, en Verrieres, bajo las ór<strong>de</strong>nes

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