rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

ROJO Y NEGRO
tiene t odas las condiciones que me falta n . E ste r em ordimiento
a perseguirme hasta la muerte; no por ella I hay t a ntas !
.. Pero sólo hay un honor!
dijo el viejo don Diego; yaquí claramente r etrocedo a nte el primer
peligro que se m e presenta.
Porque aquel duelo con el señor de Beauvoisis se presentaba como
una broma. Esto es diferente. Puedo servir de bla nco a la bala de
un criado, yeso es lo m enos peligroso. Lo peor es que puedo q uedar
desh onra do.
« Esto es serio, amigo mío, continuó con una a legría y un acento
gascón muy pronunciados. E stá en juego el hallar . Ja m ás un pobre
diablo como yo volverá a encontrar ocasión semeja nte. Tendré otras
relaciones, lnas serán subalternas ...
R eflexionó la r go tiempo, paseándose con precipitados pasos
deteniéndose de vez en c lla ndo. Habían colocado en su ha bitación
un magnifico bust o de mármol de Richelieu. Aquel busto parecía
mirarle con severo semblante, y como reprocha ndole s u falta de audacia.
" Aún poniendolo en lo peor, Se dijo Julían, si est o es un lazo, hay
que convenir en que es bien comprometedor para una joven. Todos
saben que no soy hombre capaz de soportarlo en si lencio. Eso era
bueno en IS i4, en los tiempos de Bonifacio de la Mele, pero no en
IGS de hoy. Esa gente, no es ya la misma i La señorita de la Mole es
tan envidiada! i Cuatrocientos salones proclamarían mañana su
deshonra, y con cuanto placer I
" Los criados comenta n ya en voz baja las marcadas preferencias
de que soy objeto. Yo mismo lo he oído.
« i Por otra parte est as cartas!. .. pueden creer que las llevo sobre
mí. Sorprendido en s u habitación , me las arrebatarán entre dos,
tres, cuatro hombres ¿ qué se yo? ¿ Pero de donde sacar a esos
hombres? i. Dónde encontrar subalternos d'scretos en París? La
justicia les da miedo. Pero no. Irá n ellos mismos. Lo único que ha
podido decidirles es el momento y la cara de idiota q ue yo pondría
a l verme entre ellos.
« i Pues bien! en ese caso. cuidado conmigo, plles heriré en e l
rostro, como en Farsalia los soldados de César! En cuanto a las
cartas, puedo ponerlas en sitio seguro. »
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