rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
¡¡oj o y Nt CRÓ<br />
escogeré un momento en que sus ojos brillen ; en ese momento no me<br />
podrá mentir.<br />
- i Sería un Da ntón ! a ñadió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un lar go ra to <strong>de</strong> méditación.<br />
i y qué I Si la revolución recomen zase ¿ qué papeles<br />
<strong>de</strong>sempeñarían en ella mi hermano y Croisenois? E.st á escrito <strong>de</strong><br />
antemano: la resiguación sublime. Serían her oicos cor<strong>de</strong>ros; se <strong>de</strong>jaría<br />
n <strong>de</strong>gollar sin quejarse. Los únicos temores que t endria n al morir,<br />
serían los <strong>de</strong> no subir al cadalso con corrección ; <strong>de</strong> que los encontra<br />
ra n <strong>de</strong>ficientes en sus últimos momentos. Mi Juliá n le salta r'a los<br />
sesos <strong>de</strong> un bala zo al jacobino q ue viniera a pren<strong>de</strong>rl o, a poco que<br />
tuviera espera nzas <strong>de</strong> escapar. El no tiene miedo a no ser correcto.<br />
Aquellas últimas palabras, le hicieron refl exiona r por q ue <strong>de</strong>sperta<br />
ban en ella penosos recuerdos. Aq uellas palabras le recorda<br />
ba n las bromas <strong>de</strong> Croisenois, Caylus, Luz y su herma no. Aquellos<br />
caballeros, reproch aba n a Juliá n su aire sacerdotal, humil<strong>de</strong> e<br />
hipócrita.<br />
- P ero, excla mó <strong>de</strong> repente, con los ojos brillantes <strong>de</strong> alegría;<br />
la a ma rgura y frecuencia <strong>de</strong> sus aromas, prueba que, a <strong>de</strong>specho <strong>de</strong><br />
ellos, es el hombre más distinguido que hemos vist o en este invierno.<br />
¿ Qué importan sus <strong>de</strong>fect os? Tiene gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> á nimo yeso es lo<br />
que les sorpren<strong>de</strong>. Es seguro que es pobre y que h a estudiado para<br />
sacerdote ; ellos son jefes <strong>de</strong> escuadrón y no h a n tenido necesidad <strong>de</strong><br />
estudiar. E so es más cómodo .<br />
• A pesar <strong>de</strong> tedas las <strong>de</strong>sventajas <strong>de</strong> su traje <strong>negro</strong> y <strong>de</strong> su aspecto<br />
<strong>de</strong> sacerdote que el pobre se ve obhgado a revestir para no morir<br />
<strong>de</strong> hambre, su mérito les da miedo; esto es claro, evi<strong>de</strong>nte. Y esa<br />
fi sononúa sacerdotal, <strong>de</strong>saparece en cuanto esta mos algunos insta ntes<br />
solos. ¿ Y no es la primera mirada <strong>de</strong> esos señores, cuando piensan<br />
ha ber pronunciado una frase ingeniosa, pa ra Juliá n ? Lo he not ado<br />
muy bien. Y sin embargo, no <strong>de</strong>sconocen q ue ja más les ha bla si no ha<br />
sido previa mente interrogado. A mí sola mente dirige sus pala bras,<br />
Cree en la elevación <strong>de</strong> mi alma. A sus objeciones, no respon<strong>de</strong> sino lo<br />
extricta mente necesario pa ra ser correcto : inmedia t a mente, se reconcentra<br />
en su t ono respetuoso. Conmigo, discute horas enteras, y no<br />
está seguro <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as mientras yo p uedo oponer a ellas a lguna<br />
objeción.<br />
(( Pues bien : mi pa UTe , hombre superi or, que acrecentará la fort un a.<br />
<strong>de</strong> nuestra casa, respet a a J uliá n. Todos los <strong>de</strong>más le odian, pcro<br />
nadie lo <strong>de</strong>sprecia. •