11.05.2013 Views

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ROJ O Y NEGRO 245<br />

que no er a nada para el joven. Aquella sonrisa no era sino un medio<br />

<strong>de</strong> ocul tar su turbación.<br />

- Sin d ud a alguna, seiíor Sorel, piensa usted en algo muy interesante.<br />

¡. No será en algun a curiosa anécdota ori ginada por la conspiración<br />

que nos ha proporcionado el h onor <strong>de</strong> tener en París al con<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> Alta mira ? D ígame <strong>de</strong> qué se trata; ardo en <strong>de</strong>seos :<strong>de</strong> saberlo;<br />

le juro q ue seré discreta, Y ella misma se sorprendió <strong>de</strong> aq uella palabra,<br />

al oirla brotar <strong>de</strong> sus la bios. I Cómo! i Suplicando a un subalterno<br />

! Su turbación a umentaba, y a ñadió con cierto t ono <strong>de</strong> ligereza:<br />

- ¿ Qué ha podido hacer <strong>de</strong> usted, ta n frí o ordinaria mente, un<br />

ser inspirado, una especie <strong>de</strong> profeta <strong>de</strong> Miguel Angel ?<br />

Aquella viva e indiscreta pregunta, hiriendo a Julián en su susceptibilidad,<br />

le <strong>de</strong>volvió t oda su locura .<br />

- ¿ Hizo bien Dant6n, robando ? le respondió bruscamente y con<br />

un t ono que <strong>de</strong> momento en momento a umentaba su exaltación.<br />

1, Debía n los revolucionarios <strong>de</strong>l P ia monte y <strong>de</strong> Espai\a, comprometer<br />

al pueblo con crímenes ? ¿ dar a la gente sin mérito, t odos los<br />

puestos <strong>de</strong>l ejército? En una palabra, señorita, dij o a proximándose a<br />

ella con aire terrible, ¿ <strong>de</strong>be el hombre que quiere exp ulsar la ignorancia<br />

y el crimen <strong>de</strong> la tierra, pasar como la tempestad y producir el<br />

daño a ciegas ?<br />

Matil<strong>de</strong> tuvo miedo, no pudo sostener su mirada, y retrocedió,<br />

dos pasos. Lo miró U'1 instante, Después, avergonzada <strong>de</strong> su miedo<br />

sali ó <strong>de</strong> la habitación con paso ligero.<br />

CAPITULO XXXI X<br />

LA R EINA l'VI ARGARITA<br />

J uli á n repasó sus cartas. Al sonar la campana, sei\al <strong>de</strong>l almuer zo,<br />

pensaba J uli án ; i Qué ridículo he <strong>de</strong>bido estar ante esa muñeca<br />

parisiense ! j Qué locura, <strong>de</strong>cirle lo q ue pensaba ! Sin embargo<br />

La verdad en esta ocassión, era digna <strong>de</strong> mí.<br />

u ¿ Por qué venir a interrogarme sobre intimida<strong>de</strong>s mías? Ha sido<br />

indi,.c.rcta; ha faltado a las conveniencias, Mis impresiones sobre

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!