rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
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ROJO Y NEGRO<br />
" Parece que esto va a ser una novela epistola r, dijo recogiendo<br />
la misiva. El enemigo ha dado un paso en falso; yo vaya poner en<br />
juego la frialdad y la virtud.»<br />
Se le pedía una respuesta <strong>de</strong>cisiva con un dolor que aumentaba<br />
su alegría interior. Se dió el placer <strong>de</strong> burla rse en dos páginas, <strong>de</strong><br />
todas las personas que el suponía que podrían ser <strong>de</strong>l complot, y<br />
para continuar la broma, al final <strong>de</strong> su respuesta, anunció su viaje<br />
para el día siguiente por la ma ñana.<br />
Termina da aquella carta, pensó: - El jardin va a servirme para<br />
entregarla. Y al jardín marchó. Miró la ventana <strong>de</strong>l dormitorio <strong>de</strong><br />
la señorita <strong>de</strong> la Mole, que estaba en el primer piso, al lado <strong>de</strong> las<br />
habitacion <strong>de</strong> su madre; pero h abía un elevado entresuelo. Tan<br />
elevado era, que paseándose por la alameda <strong>de</strong> tilos con la carta<br />
en la mano, no podía ser visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el dormitorio <strong>de</strong> Matil<strong>de</strong>; la<br />
bóveda formada por aquellos árboles, perfeBtamente podados,<br />
interceptaba la vista. 1 Vaya! exclamó Julián indignado cons:go<br />
mismo; otra impru<strong>de</strong>ncia. Si el objeto es burlarse <strong>de</strong> mi, les allano el<br />
camino paseándome por aquí con la carta en la mano.<br />
La habitación <strong>de</strong> Norberto estaba colocada precisamente sobre<br />
la <strong>de</strong> Matil<strong>de</strong>, y si Juliá n saHa d e la alameda, tanto el con<strong>de</strong> come<br />
sus amigos, podría n observar sus más insignificantes movimientos.<br />
La señorita <strong>de</strong> la Mole apar eció <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los cristales; él le enseñó<br />
la carta y ella inclinó la cabeza. Enseguid a, Julián subió corriendo<br />
a su ha bitación y en la escalera encontró , como por casualidad, a<br />
la hermosa Ma til<strong>de</strong> que t omó la carta con gran naturalidad y con<br />
una expresión <strong>de</strong> alegría en la nl ira da.,<br />
A las cinco, recibió J ulián una tercera carta; le fué lanzada <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la puerta <strong>de</strong> la biblioteca; tercera huida d e la señorita <strong>de</strong> la Mole.<br />
" i Qué manía <strong>de</strong> escribir! excla mó el joven sonriendo, i cuando<br />
ta n cómodo es h a blar I El enemigo quiere t ener cartas mlas, y cuant<br />
as m ás, mejor. Eso es evi<strong>de</strong>nte. "No se precipitaba en abrir aquella.<br />
" Todavía frases elegantes ", pensó. Pero al leerla, . pali<strong>de</strong>ció. Solo<br />
había en ella ocho líneas :<br />
" Tengo necesida d <strong>de</strong> hablarle; es preciso que le hable esta noche.<br />
Cuando sea la una <strong>de</strong> la m a ña na. acuda a l jardín. Tome la gran<br />
escala <strong>de</strong>l ja rdinero que está cerca <strong>de</strong>l pozo; colóquela contra mi<br />
ventana y entre en mi habitación. H a rá luna, pero, i no importa ' "