rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ROJO Y NEGRO<br />
primera calidad, que me pagan como pino, pero nunca fué mejor<br />
colocado el dinero<br />
Nada pudo vencer la vocación <strong>de</strong> Juliá.n . Fouqué terminó por<br />
creer que el joven estaba algo loco. Al tercer día, muy temprano,<br />
Juliá.n <strong>de</strong>jó a su amigo para pasar la jornada en medio <strong>de</strong> las rocas<br />
<strong>de</strong> la gran montaña ; encontró la gruta, pero su alma ya no estaba<br />
tranquila, a causa <strong>de</strong> los ofrecimientos <strong>de</strong> su a migo. Como H ércules ,<br />
se encontró, no entre el vicio y la virtud, sino entre la tranquilidad<br />
seguida <strong>de</strong> un bienestar asegurado, y los heroicos sueños <strong>de</strong> su juventud<br />
.• No tengo una verda<strong>de</strong>ra entereza <strong>de</strong> caráct er, se <strong>de</strong>da • ;<br />
y esa duda era la que más daño le causaba. "No soy <strong>de</strong> la ma<strong>de</strong>ra d e<br />
la que hacen a los gran<strong>de</strong>s hombres, puesto que temo que och o años<br />
empleados en ganarme el pan, me quiten la sublime energía que<br />
obhga a h acer cosas extraordinarias ".<br />
CAPITULO XIII<br />
LAS MEDIAS CALADAS<br />
Cuando Julián vió las ruinas pintorescas <strong>de</strong> la antigua iglesia<br />
<strong>de</strong> Vergy, se dió cuenta, <strong>de</strong> que hacía dos días que no había pensado<br />
ni una sola vez en la señora Renal. " El otro día, al ma rcharme,<br />
esa mujer me recordó la enorme dist ancia que nos separa ; me tra tó<br />
como al hij o <strong>de</strong> un obrero, con la intención, sin duda alguna, <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarme<br />
que se arrepiente <strong>de</strong> haberme abandonado su mano el d ía<br />
anterior ... l Y q ué bon it a es esa ma no! l qué encanto ! l Cuánta nobleza<br />
en la mirada <strong>de</strong> esa mujer!<br />
La posibilidad <strong>de</strong> hacer fortuna con F ouq ué, le daba cierta luci <br />
<strong>de</strong>z en sus razonamientos, que ya n o se ofu scaban con t anta facilidad<br />
por la irritación y el sentimiento vivo <strong>de</strong> su bajeza y <strong>de</strong> su miseria<br />
a los ojos <strong>de</strong>l mundo. Colocado com o sobre un elevad o p romontorio,<br />
podía juzgar y casi dominaba la extrema pobreza, y la h olgura que<br />
él llamaba riqueza. Estaba lejos <strong>de</strong> juzgar su situación como un fil ósofo,<br />
pero fu é lo bastante discreto para sentirse d iferellle <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> aquel corto viaje a la montaña.<br />
Le chocó la turbación exagerada con que la señora R enal oyó el<br />
relato <strong>de</strong> su viaje, que, a petición <strong>de</strong> ell a, refería .<br />
Fouq ué había formado proyect os <strong>de</strong> casamiento, había tenido