rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas
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ROJO Y NEG RO<br />
Preparaba la <strong>de</strong> 'ensa, ¡corque el momento <strong>de</strong>cisivo se aproximaba.<br />
Besan,'"n y toda la jurisdicción no hablaban sino <strong>de</strong> aquella causa<br />
célebre. Julián ignoraba aquel <strong>de</strong>talle : había rogado que nunca le<br />
hablaran <strong>de</strong> aquellas cosas .<br />
Aquel día, F ouqué y Matíldc había n querido d arl e a con ocer algún<br />
<strong>de</strong>talle, muy propio, según ella, para tener esperanzas. J ulián los<br />
había <strong>de</strong>tenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera palabra.<br />
" Dejadme la vIda i<strong>de</strong>al. Vuestros pequeños manejos, vuestros<br />
<strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la vida real, mas o m enos molestos para mí, me arrancarían<br />
a Jl1i cielo. Cada un o muere COlTIO pue<strong>de</strong>; yo no quiero pensar en<br />
la muerte sino a n1i manera. ¿ Qué me importan los <strong>de</strong>más? Mis relaciones<br />
con los <strong>de</strong>más serán rotas en muy breve plazo. Por fa vor,<br />
no me ha bléis más <strong>de</strong> esa gente, t engo bastante con soportar a l juez<br />
y al a bogado. )j<br />
1\ El hecho es, se <strong>de</strong>cía a s í mismo, que mi <strong>de</strong>stino me g uía a morir<br />
smiando. Vn ser obscuro como yo, seguro <strong>de</strong> ser olvidado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
quince días, cería un idiota, hay que confesarlo, haciendo <strong>de</strong> comediante.<br />
Sin emba rgo, es curioso que n o haya conocido el arte <strong>de</strong><br />
gozar <strong>de</strong> la vida hasta no ver su fin tan próxüno como ahora. ))<br />
Pasaba sus últimos días paseando p or la t erraza <strong>de</strong> aquella habit<br />
ación , fumando excelentes cigarros que i\la til<strong>de</strong> había enviado a<br />
bl,"car a Holanda, expresamente ¡::or un correo suyo, y sin figur<br />
árselo, su aparición era esperada por t odos los telescopios <strong>de</strong> la<br />
ciudad . Sus pensamientos est a ba n en Vergy. jamás hablaba <strong>de</strong> la<br />
seti ora Henal con F ouqué, pero dos o tres veces aquel fi el amigo le<br />
dijo que se resta blecía rápidamente y aquell a noticia le ll enaba <strong>de</strong><br />
alegría.<br />
i'v!Jcntras el cspítitu <strong>de</strong> Juliá n estaba completamente en el mundo<br />
i<strong>de</strong>al, Ma til<strong>de</strong> , ocupa da <strong>de</strong> realida <strong>de</strong>s, como conviene a un cora zón<br />
arist ocrático, había sabido conducir las relaciones entre la seiiora<br />
<strong>de</strong> Fervacques y el aba te F rila ir por tales <strong>de</strong>rroteros que ya la pa la bra<br />
obispo había sido pronunciada.<br />
E l venerable prela do había escrito en una carta a su sobrina :<br />
E u p obre 50rcl 7/ 0 es siJlu un alocado. E sp ero que Jl OS lo <strong>de</strong>l'olt'erdn<br />
Al leer aquellas I ÍllCas , F rila ir quedó como fu era <strong>de</strong> sí. N o tenía lanl<br />
ás n1Ínima duda <strong>de</strong> FoC:er salvar a J ulián.<br />
" Sin esa ley jacobina que ha prescrito la formación <strong>de</strong> una interminable<br />
li"ta <strong>de</strong> jura dos , y que no tiene otro fin r eal que el <strong>de</strong> ha cer<br />
Fcr<strong>de</strong>r la influencia a las personas bien nacidas, <strong>de</strong>cía a Matil<strong>de</strong> la