rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

ROJO Y NEGRO
arreglando las cuentas de los colonos, y el regalo dcl ma rqués le
obli gó a yolv,'r. Fué a pedir asil o al abate P ira rd , que, durante su
ausencia, se había convertido e n el auxiliar más necesario para
Matilde. T odas las veces que el Marqués le interrogaba, le respondía
que c ualquiera solución que n o fuese el casamiento público, era un
crimen a los ojos oe Dios.
- y por fortuna, en este caso, la prudencia del mundo marchará
Cn est e caso de acuerdo con la r eligión. ¿ Podríamos contar ni un
m omento, dado el fogoso carácter de la señorita Matilde, con que
guard ara un secr eto que ella no se hub iera impuesto a sí misma?
Si no se admite la marcha franca de un casamiento público, la sociedad
se ocupará mucho más tiempo de esa alia nza extrai\a . Hay que
decirlo todo de una vez, sin apariencias ni realioad del menor misterio.
- Es cierto, dijo pensativo el marqués. Por ese s istema, habla r
del casamiento al cabo de tres días, sería de mal tono. Habría que
aprovechar alguna gran medida antijacobina del Gobierno, para
desli zarse de incógnito tras ella.
Dos ó tres amigos del sei\or de la Mole, pensaban como el abate
Pirard. El gran obstácul o, según ellos, era cl caráct er decidido de
Matilde. P ero después de t an hermosos razonamientos, el marq ués
no se decidía a renunciar al coilu para su hij a.
" ¿ Q uién hubiera podido preverlo? se decía! U na joven de t a n
altivo carácter, de un talento tan elevado, más orgullosa que yo del
nombre que lleva! i Cu ya mano me había sido s uplicada por t odo lo
más ilustre que hay en Francia!
" Hay que r enunciar a toda pruden cia . En este siglo se confunde
todo. 'Marchatnos hacia el caos. l\
CAPITULO LXII
UN HOMBRE DE INGENIO
Ningún argumento es capaz de destruir el imperio de diez ai\os
de agradables ensuei\os. E l marqués no ve ía que fuera razonable disg
ustarse, p e ru 110 podía resolverse a. perdonar. (( Si ese Julián se