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rojo y negro - Dirección General de Bibliotecas

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ROJO Y NEGRO<br />

(i .\h ! que me a me durante ocho días, nada más que ocho días,<br />

se <strong>de</strong>cía Juliá n en voz baja, y moriré <strong>de</strong> felicidad. ¿ Qué me importa<br />

el porvenir? ¿ Qué me importa la vida? Y ese momento divino, pue<strong>de</strong><br />

empezar en est e inst ante, si yo quiero. )<br />

Ma til<strong>de</strong> le vió pensativo.<br />

- Soy, pues, completa mente indigna <strong>de</strong> ust ed , le dijo cogiéndole<br />

la mano.<br />

Julián le dió un beso, pero en el mismo instante la mano <strong>de</strong> hierro<br />

d el <strong>de</strong>ber , le oprimió s u corazón . " Si ella ve cuant o la adoro, la<br />

pier do ". Y antes <strong>de</strong> separar sus brazos, ha bía v uelto a t omar t oda<br />

la digúida d que convenía a un hombre.<br />

Aquel día y los siguientes, supo ocultar s u felicidad. Hubo mom<br />

e ntos en que rehusó hasta el placer <strong>de</strong> estrecharla entre s us bra zos.<br />

E n olros momentos, el <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> la feli cidad er a en él más fuerte<br />

q ue t odos los consejos <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>ncia ,<br />

] uliá n t enía costumbre <strong>de</strong> colocar se <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un macizo <strong>de</strong> fl ores,<br />

d on<strong>de</strong> ponían la escala <strong>de</strong>l jardinero, y allí , oculto por un gran árbol,<br />

miraba la ventana <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> Ma til<strong>de</strong>, a l mismo tiempo que<br />

sus ojC?s, llenos <strong>de</strong> lágrimas, daban una prueba <strong>de</strong> su inmenso dolor.<br />

Un gran tilo, muy próximo, le ponía, con su tronco, al abrigo <strong>de</strong><br />

mira das indiscret as.<br />

Paseando con Matil<strong>de</strong> por aquel sitio, que tan viva mente le r ecorda<br />

ba s u d olor , el contraste <strong>de</strong> la pasada <strong>de</strong>sgracia y <strong>de</strong> la presente<br />

felicidad fué excesivo para su carácter ; las lágrimas cayeron <strong>de</strong> s us<br />

ojos y llevando a sus la bios las manos d e Matil<strong>de</strong> le dijo:<br />

- Aquí vivía yo pensando en ti, aquí, miraba esa ventana, y<br />

pasaba horas eternas esperando el momento en que esta mano<br />

viniera a abrirla .. .<br />

Su <strong>de</strong>bilidad fu é completa. L e <strong>de</strong>scribió con los colores <strong>de</strong> la verda d<br />

que no se inventan, el exceso <strong>de</strong> su pasada <strong>de</strong>sesperación, Algunos<br />

suspiros atestiguaban su felicida d actual, que h abía hecho cesar su<br />

atroz s ufrimiento.<br />

" ¿ Qué es 10 que hago, Dios mío? se dijo Juliá n <strong>de</strong> repente;<br />

i me estoy p erdiendo! "<br />

En la exageración <strong>de</strong> s u alarma, creyó ver ya lnenos amor en los<br />

ojos d e Matil<strong>de</strong>. Era una ilusión, pero el semblante <strong>de</strong> Julián ca mbió<br />

<strong>de</strong> pronto, y se cubrió <strong>de</strong> morta l pali<strong>de</strong>z. Sus ojos se apagaron un<br />

instante, y la expresión <strong>de</strong> una a ltivez no exenta <strong>de</strong> maldad, s ucedió<br />

a la <strong>de</strong>l amor más verda<strong>de</strong>ro,

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