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ST13-Estrategia para el manejo de suelos.pdf - Unesco

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este ámbito los restauradores <strong>de</strong> las cuencas vertientes <strong>de</strong> montaña en Europa se toparon con<br />

problemas r<strong>el</strong>acionados con la falta <strong>de</strong> humedad <strong>de</strong> los su<strong>el</strong>os a repoblar, a causa <strong>de</strong> su escaso<br />

perfil edáfico; lo que les obligó a mejorar las técnicas <strong>de</strong> pre<strong>para</strong>ción d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o <strong>para</strong> asegurar<br />

las repoblaciones forestales en unos terrenos en los que se pretendía generar su<strong>el</strong>o forestal, <strong>para</strong><br />

evitar, o en su <strong>de</strong>fecto reducir, las escorrentías que estaban <strong>de</strong>gradando sus la<strong>de</strong>ras.<br />

Por otra parte, los antiguos organismos <strong>de</strong> cuenca no tenían entre sus priorida<strong>de</strong>s incidir en la<br />

cuestión <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s hídricas <strong>de</strong> la vegetación; pues operaban con cuencas <strong>de</strong> gran<br />

superficie, en las que existían todo tipo <strong>de</strong> cubiertas <strong>de</strong> vegetación, <strong>de</strong> modo que <strong>para</strong> la<br />

evaluación global <strong>de</strong> las reservas o aportaciones hídricas disponibles en la cuenca, los únicos<br />

factores <strong>de</strong>terminantes en la práctica resultaban ser la propia superficie <strong>de</strong> la cuenca y su clima.<br />

Sin embargo, si mostraban preocupación por los problemas r<strong>el</strong>acionados con la erosión d<strong>el</strong><br />

su<strong>el</strong>o, porque afectaba a la vida útil <strong>de</strong> los embalses y a la propia calidad <strong>de</strong> las aguas<br />

embalsadas.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente no todas las repoblaciones que se realizan en las cabeceras <strong>de</strong> las cuencas<br />

presentan las circunstancias <strong>de</strong> precariedad que se acaban <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir, pero tampoco todas las<br />

repoblaciones efectuadas en las áreas dominantes <strong>de</strong> la cuenca <strong>de</strong>ben ser catalogadas como<br />

repoblaciones protectoras. La cuestión pue<strong>de</strong> ser preocupante cuando se repueblan cabeceras<br />

<strong>de</strong> cuencas <strong>de</strong> su<strong>el</strong>os profundos, como en <strong>el</strong> caso algunos andosoles muy higroscópicos, bien<br />

conservados y cubiertos <strong>de</strong> pajonal <strong>de</strong> la alta montaña andina, que presentan una protección<br />

suficiente ante eventos torrenciales. En estas circunstancias la repoblación <strong>de</strong> las cabeceras <strong>de</strong><br />

cuenca pue<strong>de</strong> reducir los caudales <strong>de</strong> los manantiales y arroyos situados aguas abajo, hasta que<br />

<strong>el</strong> arbolado reduzca su crecimiento por haber alcanzado su estado <strong>de</strong> madurez y la repoblación<br />

se consoli<strong>de</strong>. A<strong>de</strong>más este tipo <strong>de</strong> repoblaciones, al estar fuera <strong>de</strong> su estación, no tien<strong>de</strong>n a un<br />

horizonte climácico, pues <strong>el</strong> climax es <strong>el</strong> propio pajonal, por lo que resultaran vulnerables.<br />

Pero, en cualquier caso, se <strong>de</strong>ben aprovechar las enseñanzas aprendidas <strong>de</strong> las técnicas<br />

empleadas en las repoblaciones protectoras; pues en <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación o <strong>de</strong>saparición d<strong>el</strong><br />

páramo, pue<strong>de</strong>n ser necesarias las repoblaciones forestales en las zonas afectadas; si bien la<br />

prioridad es la conservación d<strong>el</strong> páramo con sus características naturales.<br />

Pero al margen <strong>de</strong> cualquier creencia o <strong>de</strong> circunstancias que pudieran presentarse ante la<br />

reforestación, en la práctica siempre se ha asumido que <strong>para</strong> asegurar una plantación se<br />

necesita disponer <strong>de</strong> agua, tanto en la agricultura como en la s<strong>el</strong>vicultura. En <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> la<br />

agricultura se plantea incluso la adición <strong>de</strong> agua por riego <strong>para</strong> cubrir dicha necesidad;<br />

tratándose <strong>de</strong> la s<strong>el</strong>vicultura no se recurre al riego, pero se extreman las medidas en la <strong>el</strong>ección<br />

<strong>de</strong> la especie y en la pre<strong>para</strong>ción d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o anterior a la plantación, <strong>para</strong> optimizar <strong>el</strong><br />

aprovechamiento <strong>de</strong> las reservas hídricas d<strong>el</strong> terreno.<br />

La <strong>el</strong>ección <strong>de</strong> especie se <strong>de</strong>be supeditar a su capacidad <strong>para</strong> atemperarse al medido don<strong>de</strong> se<br />

implanta (se <strong>el</strong>igen especies climácicas o pseudos-climácicas <strong>de</strong> estadios anteriores al climax),<br />

reforzándose con las convenientes pre<strong>para</strong>ciones d<strong>el</strong> terreno previas a los trabajos <strong>de</strong><br />

plantación, a fin <strong>de</strong> mejorar las condiciones d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o <strong>para</strong> retener <strong>el</strong> agua <strong>de</strong> las precipitaciones<br />

en los años siguientes a la plantación, <strong>para</strong> que ésta pueda superar las condiciones adversas d<strong>el</strong><br />

medio. Estas pre<strong>para</strong>ciones <strong>de</strong> su<strong>el</strong>o se extreman sobre todo en reforestaciones <strong>de</strong> zonas<br />

semiáridas.<br />

En la agricultura se han utilizado ecuaciones matemáticas basadas, bien en la energía calorífica<br />

que recibe la tierra, o en <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r evaporante <strong>de</strong> la atmósfera o incluso en ambos, <strong>para</strong> estimar<br />

las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> agua en los cultivos; al menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Thornthwaite (1939) publicara<br />

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