21.01.2015 Views

Musica para camaleones

Musica para camaleones

Musica para camaleones

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando Mary Ida vio su foto, rápidamente se dio aire en la cara con un abanico de<br />

papel, como <strong>para</strong> prevenir un amago de desvanecimiento.<br />

—¡Que el cielo me ayude! —gritó—. Podría habernos matado a todos.<br />

Jennings dijo, en tono áspero:<br />

—Había una recompensa. Y nos la hemos perdido. Eso es lo que me fastidia.<br />

A continuación, vino una chica llamada Zilla Ryland. Mary Ida la encontró bañando<br />

a un niño pelirrojo de dos años, en un riachuelo que discurría entre los árboles de detrás<br />

de la casa. Según lo describió Mary Ida:<br />

—La vi antes de que ella me viese a mí. Estaba desnuda dentro del agua bañando a<br />

ese precioso niñito. En la orilla, había un traje de algodón, las ropas del niño y una<br />

maleta vieja atada con un trozo de cuerda. El niño se estaba riendo y ella también.<br />

Entonces me vio, y se sobresaltó. Se asustó. Yo le dije: «Buenos días. Aunque<br />

calurosos. El agua debe sentar bien.» Pero ella agarró al niño y salió dis<strong>para</strong>da del<br />

riachuelo, y yo le dije: «No debe tener miedo de mí. No soy más que la señora Cárter, y<br />

vivo justamente al otro lado. Venga allá y descanse un poco.» Entonces se echó a llorar;<br />

sólo era una criatura, nada más que una niña. Le pregunté: «¿Qué le pasa, querida»<br />

Pero no contestó. Entonces ya se había puesto el traje y había vestido al niño. Le dije:<br />

«Si me contara lo que le preocupa, quizá podría ayudarla.» Pero meneó la cabeza y<br />

contestó que todo iba bien, y yo le dije: «Pues entonces no debemos llorar por nada,<br />

¿verdad Ahora sígame a casa y hablaremos de ello.» Y así lo hizo.<br />

Ya lo creo que sí.<br />

Yo me balanceaba en la mecedora del porche leyendo un Saturday Evening Post<br />

atrasado, cuando las vi venir por el sendero. Mary Ida cargando con una maleta rota, y<br />

esa chica descalza y llevando un niño en brazos.<br />

Mary Ida me presentó:<br />

—Este es mi sobrino, Buddy. Y... perdona, cielo, no he entendido tu nombre.<br />

—Zilla —musitó la chica, bajando la vista.<br />

—Perdona, querida. No te oigo.<br />

—Zilla —susurró de nuevo.<br />

—¡Vaya! —exclamó alegremente Mary Ida—. Ese sí que es un nombre poco<br />

corriente.<br />

Zila se encogió de hombros.<br />

—Me lo puso mi mamá. Ella también se llamaba así.<br />

Dos semanas después, Zilla seguía con nosotros; demostró ser tan poco corriente<br />

como su nombre. Sus padres habían muerto, su marido se «había escapado con otra<br />

mujer. Con una muy gorda; a él le gustaban las mujeres gordas, y me dijo que yo era<br />

demasiado flacucha, así que se marchó con ella, consiguió el divorcio y se casó con ella<br />

en Athens, Georgia.» Su único pariente vivo era un hermano: Jim James. «Por eso es<br />

por lo que he venido a Alabama. Las últimas noticias que tengo es que se ha establecido<br />

en algún sitio de por aquí.»<br />

Tío Jennings hizo todo lo que estuvo en su mano <strong>para</strong> localizar a Jim James. Tenía<br />

buenas razones, pues aunque le gustaba el niñito de Zilla, llegó a sentir bastante<br />

hostilidad hacia Zilla; le irritaba su voz frágil y su costumbre de tararear misteriosas<br />

melodías disonantes.<br />

Jennings le dijo a Mary Ida:<br />

—¿Cuánto condenado tiempo más va a quedarse nuestra huésped por aquí<br />

Mary Ida:<br />

—¡Oh, Jennings! ¡Chsss! Que Zilla te puede oír. Pobre criatura. No tiene ningún<br />

sitio a donde ir.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!